Cuando un machista se te acerca, aunque de oveja se disfrace: ¡Júyele!

Dominicano: “¡No ombe doña, yo no soy machista! ¿Y qué e’ esa vaina que se han inventao los políticos?! Y qué cosa es ese modernismo de que yo tenga que cociná, o limpiá. ¡Ayy noo, mi doña, así no! Por ahí mimito e’ que empezaron los problemas entre mi mujer y yo. Ella vive ahora en Santo Domingo con los niños. Estamos divorciados. Ahh po’ que ella quería hacerse la dura, y conmigo esa vaina no va! Le dio por decí que como ella cocinaba, yo tenía que lavá lo trastes. ¿Y qué? ¿Te volvite loca,  eh?! Ni fregaba ella ni fregaba yo. A los pocos días venía la madre y limpiaba esa cocina atestá de trastes. Soy de Yamasá, vivo en New  Jersey, pero aquí y allá es la misma vaina: siempre ha sido así: la mujer hace las labores en la casa y el hombre e pa’ la calle  e’ que va! Busca comida, hace diligencias, a beber romo con los amigos en el colmadón, y otros asuntos. Y no importa que la mujer tenga un empleo: la obligación de una casa es de la mujer. ¿Y uté cré que mientras haya una mujer en la casa yo dizque voy a estar fregando o planchando? ¡Ofrezcome! No e’ verdad eso, doña, no!

Nada justifica el maltrato a la mujer

Cubano: “¡Qué bolá, asereee, ahora sí que te comiste un camión de locos!!! ¿Yo fregar? ¡No chiiica, ¿Y quén tú te piensa que eres, la mujer de Raúl Castro?! Yo solo vine a bañarme. Tengo ahora una reunión del Sindicato a las 7 y a las 8:30 de la noche es la del Partido, dale comida a los chama, y vete pa’ la guardia del CDR que hoy le toca a la esta casa. Yo voy a estar complicado esta noche, chica, conmigo no cuentes, ni sé a qué hora venga”.

“El mismo perro con diferente collar”. Se comportan con patrones machistas; y en la mayoría de los casos, son violentos y abusadores, manifestaciones típicas en  esta Latinoamérica nuestra, aún en sociedades con sistemas políticos diferentes pero con  extraordinarias similitudes culturales.

Las hermanas Mirabal

Un machista es un abusador, violento, mujeriego y con baja autoestima y trastornos psicológicos. En su mente la mujer no pasa de ser objeto. Ni siquiera los niveles de instrucción académica impiden que las concepciones machistas, trasmitidas de generación en generación, puedan ser eliminadas. Ni leyes, ni decretos remueven conciencias. Las costumbres que configuran el imaginario sociocultural de un pueblo, de un grupo social o de un individuo solo puede modificarse con EDUCACION, de familia y por los medios de difusión que desempeñan un rol esencial en la modificación de modelos de conducta.

Soy acérrima enemiga de toda manifestación de machismo y abuso porque he sido víctima del machismo violento. No importaba su maestría, si no le servías a él primero que a los niños (porque al Señor en la tierra, había que servirle todo), te restrellaba el plato, la silla, se vestía y se iba de la casa. Actitudes machistas con alta dosis de violencia que ninguna mujer debiera soportarle a un hombre. Pero hay una educación familiar que obliga a aguantar maltrato y dicta: “tienes que aguantarle para conservar tu matrimonio, no te manches con la palabra: divorciada; o aguántale que es el padre de tus hijos o hazte la pendeja porque te da el dinero”. Ante un hombre machista, violento-abusador, la mujer debe ir buscando la forma de independizarse. Quizás alguien diga, no debía

La violencia doméstica es también de género

haberse casado, pero es que somos por naturaleza vulnerables ante el deslumbrante primer idilio, y casi siempre, este tipo de hombre brinda su mejor cara al inicio, y después, cuando se casa, cree que adquirió una doméstica/esclava. La situación se empeora cuando se trata de una mujer intelectual/profesional donde el ser una mujer pensante y autodeterminación económica, es absolutamente incompatible con la actitud sojuzgadora del hombre machista. Sigo difiriendo de Dionisio: “Las mujeres como tú están condenadas a quedarse solas. Nosotros no soportamos las mujeres que piensan”. También recuerdo aquel cubano que decía: “Si fueras muda, fueras perfecta”. Pues si he de quedar sola: quedaré. Jamás dejaré de defender los derechos míos y de mis hijos, a vivir dentro de relaciones de equilibrio, justicia y dignidad. Todos tenemos las mismas responsabilidades dentro del hogar. La democracia y la equidad empiezan por casa.

Sueño y defiendo el matrimonio equilibrado sobre la base del respeto y el amor, donde los dos deben ceder, ser solidarios, tiernos y cariñosos, nunca abusar el uno del otro, por la razón que sea. Pero ante un hombre machista, agresivo, abusador que siempre te culpa de sus reacciones violentas, le aconsejo a la mujer que busque la manera de independizarse, porque el ciclo de la violencia nunca se acaba, al contrario: termina con el divorcio o la muerte. Demasiados ejemplos hay en República Dominicana de mujeres muertas a manos de abusadores.

Huye de un machista. Yo huí, y vivo a plenitud con mis hijos y mi profesión. Es mejor estar sola que mal acompañada, decía mi abuela.

*Juye: Dominicanismo. Expresión dominicana derivada del verbo huir, conjugada en segunda persona del singular. En esta palabra los dominicanos pronuncian la H como J, así sucede con otros términos como harto. Debiera decir: huye.

Ciclo de la violencia