Desde el método científico es imposible aprehender la divinidad. No acepta nada que se sustente y fundamente en una verdad diferente a un hecho empírico sujeto a una verificación, ergo no puede entender la fe. Si la divinidad es el “todo”, si es la esencia del “Ser” ¿Cómo podríamos descubrirlo aplicando “el método”? Sería literalmente imposible, estaríamos sometiendo a la inmanencia y lo terrenal, una construcción trascendente e inmaterial. Si intentáramos hacerlo sería un error, pues estaríamos quitándole su “grandeza”.
La ciencia tiene teorías sobre la evolución, pero no explica el origen mismo que permite la evolución, en consecuencia ¿Es posible negar lo que no se puede explicar? ¿Es irracional creer o negar, lo que la inteligencia no puede “descubrir”? ¿Puedo construir como derecho la posibilidad de creer que hay una inteligencia superior, que no puede ser explicada desde la “humanidad”, pero que tampoco puede ser negada? Si la ciencia no puede negar, ni afirmar la existencia de una sabiduría superior trascendente, sin espacio, ni tiempo ¿Tendría que afirmarla para que la consideremos posible? ¿La conciencia me deja en completa libertad para construir y aprehender una idea de divinidad desde el reconocimiento de su “superioridad” y desde el afirmar con seguridad la existencia de una entidad transcendente? ¿Puedo hacerlo con distancia de una construcción religiosa que la limita, le asigna prejuicios y establece diferencias entre los humanos?
Y si decido creer en una entidad trascendente que se afirma en el amor, vinculado al reconocimiento de la otra persona en su propia legitimidad y necesidad de trascendencia, no a pasiones y emociones momentáneas. Y si requiero construir la libertad lejos del método, y cercana a la idea de una protección anterior, superior y posterior a la materia, a este cuerpo que me sostiene, que es yo, y yo soy él, pero que es finito. Si como persona no tengo el poder de dominar ni siquiera el curso de los acontecimientos de lo que me atañe directamente ¿Cómo podría negar la existencia de un ser superior? ¿Para aceptarle tendría que razonar sobre esta humanidad no igualitaria, inequitativa e irrespetuosa ante todo lo que debería proteger?
Las respuestas pueden ser muy simples o muy complejas. Realmente, la existencia de la divinidad, no anula la posibilidad individual de construir nuestro hábitat, porque estamos dotados de razón y de conciencia, porque deberíamos ser capaces de cumplir nuestra cuota de responsabilidad en la convivencia. Porque si no fuese así, y la divinidad estuviese a cargo de todo el accionar humano, no tendría sentido, ni razón de ser ¿Cuál sería la libertad? Tenemos la obligación de construirnos personas y actuar en consecuencia, si no lo logramos es un problema de nuestra inmanencia, no de nuestra trascendencia.
Parece acertada la afirmación de que “la fe no mortifica la inteligencia humana, sino que la estimula a reflexionar y le permite comprender mejor todos los porqués que plantea la observación de lo real”. (No me acuerdo de quien es la cita)
En fin, que la humanidad tiene una razón de ser en la posibilidad de su grandeza, de su inmensidad, de lo inconmensurable, en definitiva, de lo trascendente. Que pobre fuésemos como mundo, si lo único que tuviésemos fuera la material, lo comprensible. Cuanta pequeñez, solo entender que no podemos ser tan minúsculos permite aceptar como racional la existencia de lo superior.
Así que ese Dios de “Espinosa”, o esa Diosa que da voz, fuerza y poder a las mujeres, me parecen absolutamente necesarios y creíbles. Salir al mundo a disfrutar la vida, respetar al semejante y no hacer a nadie, lo que no queremos que nos hagan. Agradece, haz el bien, acepta las maravillas y busca dentro de ti la mejor versión que puedas lograr para hacer una mejor humanidad.