Según el jurisconsulto romano Ulpiano: "Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi", que es lo mismo que decir: "La justicia es la constante perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho", por lo que no es precisamente dar o repartir cosas a la humanidad, como fundas o cajas en tiempos de navidad y ciclones, o comisiones por algún favor gubernamental realizado, practicas utilizadas históricamente por quienes han sido los representantes del poder político de un país tan determinado y pintoresco como este, sino que es el "saber decidir a quién le corresponde ese sagrado derecho".
Cito las reflexiones anteriores, ya que en esta isla muchas veces algunas canciones se tocan al compás del magistrado de turno, y otras al ritmo de la temporada política que se lleva de encuentro el invierno, la primavera y el verano, tal y como si soplaras de niño "un gofio" enrollado en papeles de texturas bon diseñados triangularmente para la ocasión.
La justicia, en muchas partes del mundo, se mide a partir de lo que conviene en un estricto momento, y de quienes se encuentran lamentablemente en el paredón con los ojos vendados, esperando que una bala teledirigida "descuartice en más de dos sus derechos" y rastrille con pólvora los deseos de dar a cada quien lo que le corresponde.
Los fiscales, aquellos que se atrevieron a interponer la acción de amparo con el objetivo de que el Tribunal Superior Administrativo reconozca por sentencia el derecho constitucional que tienen cada uno de estos de elegir y ser elegidos, vulnerados graciosamente por el poder político de turno, esperan a ritmo del "intrépido rumor que se mezcla en los pasillos de los palacios de justicia", de que en tiempos de convocatoria del Consejo Nacional de la Magistratura, no habrá juez que se la juegue en este caso, ya que muchos de los magistrados no quieren en forma alguna herir los sentimientos de los que en alguna forma incidirán en la elección de los jueces que habrán de suplir las vacantes de la Suprema Corte de Justicia y los que estarán por primera vez conformando el Tribunal Constitucional.
A ellos les exhorto de que tenga Fe, ya que ese mismo tribunal, del que algunos dudan por el hecho de los tiempos de cambios y ascensos que se respiran, fue el mismo que en fecha 27 de abril del año 2007, "puso pesas en los ruedos de sus pantalones" y ordenó a la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET), entregar al periodista Huchi Lora, las informaciones que había solicitado sobre los estudios de suelo, planos y otros detalles del Metro de Santo Domingo y que les fueron negadas, confrontando por demás al poder político, y casi directamente al Presidente Leonel Fernández, dejando claro de que son jueces con plena independencia y que contra viento y marea "no se doblan.
"No perdiste a nadie, el que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón". Facundo Cabral.
El poder político se identifica directamente con los poderes Ejecutivo y Legislativo de un determinado país, tal como el nuestro, mientras que el tercer poder del Estado, el Poder Judicial, se encuentra dentro de una estructura muy distinta, ya que su legitimidad no está sostenida en forma alguna por el voto del pueblo como los otros dos poderes, si no por el "solemne cumplimiento del ejercicio de sus funciones", aunque muchos políticos sin descanso, traten a como dé lugar de ejercer influencias o incidir tanto en los procesos de selección de los jueces como en las decisiones de estos una vez instalados.
Faltan sólo tres días para que nazca el viernes 15 de julio del 2011 y con este la decisión histórica del Tribunal Superior Administrativo sobre el restablecimiento de los derechos vulnerados a los miembros del ministerio público, y si por este atrevimiento "premonitorio" algunos quisieran juzgarme, pues concluyo con una de las frases históricas de León Felipe: "En un mundo injusto el que clama por la justicia es tomado por loco".