Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía, sentenciaba Séneca. Esto a propósito del discurso del presidente de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), en ocasión de la celebración del día del Poder Judicial, quien hizo énfasis en uno de los más graves problemas del sistema judicial dominicano, que es el de la mora, al que sumó la inequitativa distribución de carga de trabajo de los tribunales, teniendo los tribunales de primer grado y la SCJ la mayor carga mientras los otros la menor.

Una revelación importante del presidente de la SCJ fue la de que el problema del Poder Judicial no es de recursos, sino de redistribución. Según esto, con una mejor distribución se resolvería el déficit presupuestario para administrar e impartir justicia de calidad y en tiempo oportuno. 

Por sus capacidades de gestión debemos suponer que, al afirmarlo, Molina Peña tiene un plan trazado para eficientizar los recursos del Poder Judicial y un plan estratégico para que los jueces impartan justicia pronta y cumplida. Atrás queda entonces el reclamo de más recursos para el Poder Judicial, pues quienes lo hacíamos, sin dejar de reconocer que el problema del sistema judicial no es solo de recursos económicos, estábamos equivocados.

Es un gran reto del presidente de la SCJ y del Consejo del Poder Judicial. Tendrán que demostrar que con los recursos de que disponen pueden administrar, impartir y modernizar la justicia; capacitar sólidamente a los jueces y realizar eficientemente las demás tareas a su cargo.

Sé que el presidente de la SCJ conoce que el sistema judicial tiene que dar respuesta efectiva a los reclamos de justicia y una de las trabas, según se desprende de sus palabras, son los incidentes temerarios e interminables. Los hay, pero cuidado con que no se constituya ello en un llamado a ganar rapidez sacrificando las garantías constitucionales y legales.

El discurso fue alentador. Ahora necesitamos ver más jueces que reconozcan sus debilidades y las superen, con nuevos bríos y que su labor diaria la realicen con independencia y con la calidad que se espera en sus decisiones, con lo cual ganarían credibilidad, como también requerimos abogados y ciudadanos que ejerzan sus derechos debidamente.