Fue esa noche que escuché pasos de personas marchando y murmullos que llevaban un ritmo acercándose más y más. Miré por la ventana y vi como desfilaban miles de personas con linternas y pancartas que decían: "nosotros somos el defensor del pueblo"; "llegó el defensor del pueblo PREPARENSE"; "Vendetta"; "quiero mi patria devuelta sin ellos"; "La corrupción se mata"; "A matar la corrupción"; "robaremos en tu casa como lo haces en la nuestra"; "mataremos tu intención", entre otras.

Una de las consignas que brincó a mi vista desde la multitud fue: "JUSTICIA CIUDADANA", pero sobre todo porque estaba escrita con pintura roja en una toga de fiscal que llevaban exhibiendo agarrada de unos palos.

Algo andaba mal: o mi ventana distorsionaba el otro lado de su cristal o había llegado 'el momento'. Al mismo tiempo que me vestía rápidamente para indagar sobre lo que acontecía, prendí el televisor y el canal de las noticias pasaba un evento oficial de entrega de viviendas a munícipes vestidos de morado, blanco y rojo.

Ningún canal contaba lo que estaba sucediendo fuera de mi casa, entonces me apresuré aún más.

Cuando alcancé a la multitud ya era tarde: la parte frontal del gentío tenía las manos llenas de sangre, mientras que otra parte saqueaba una casa.

– Es hora de seguir, dijo uno de los líderes. Pasaron los de atrás al frente como si fuera una carrera de relevo pero con el objetivo de cazar su próxima presa: otro corrupt@.