Para los fines de validar los criterios de selección que acompañan los procesos del carnaval, el jurado cumple una función importante en la fase de consolidación de los carnavales del país. Si bien, evalúa el. Desfile nacional de Carnaval y la participación se las comparsas; los importancia que el carnaval o Desfile Nacional.

El tema del Jurado de carnaval es delicado en tanto y se relaciona no sólo con los criterios evaluativos, sino con las expectativas de premiación y desembolsos de montos para las comparsas participantes ganadores., lo cual genera conflictos de intereses y a veces se habla hasta de una desnaturalización del propio carnaval.

Es decir que n todo es color de rosa para un Jurado. Lo que sí parece más claro, es que los países deben evitar la fragilidad de los jurados, su inestabilidad y fundamentar su calidad, variedad, y la calidad ética y profesional de sus miembros. Deben igualmente las instituciones organizativas no involucrarse en la selección antojadiza de sus miembros, respetando en todo momento su estabilidad y permanencia de los miembros, su permanencia especializada la labor de los mimos, pero no siempre pasa eso.

Otro componente ligado al jurado y su función, está relacionado a su manejo y discrecionalidad, tanto en su labor propiamente, como en cuanto al manejo de la información

Los criterios de selección de ese jurado debe contemplar visiones diversas en su composición: artistas, folkloristas, artesanos, gestores, antropólogos, músicos, coreógrafos, educadores, y personalidades de tan especializados conocimientos que contribuyan juntos, a socializar sus experiencias en los casos necesarios y a forzar miradas distintas en el enjuiciamiento de las comparsas.

Los criterios evaluativos de las comparas por parte del jurado, son independientes, autónomos en sus valoraciones, que se basan en un conjunto de criterios como creatividad, escenificación, coreografía, musicalidad, ritmo y colorido, además del tema escogido la originalidad, creatividad y autenticidad de las mismas y sobre esos criterios como guía, cuantificar, y al sumar, determinar los ganadores.

En un jurado, su experiencia es muy importante, pues ha de terminar dominando los componentes del lenguaje carnavalero que son finalmente, los determinantes al momento de poner un número. La consulta en los casos de especialistas, no contamina la opinión entre ello, sino más bien enriquece y define mejor los aspectos confusos de una apreciación individual.

La inestabilidad de un jurado en su designación, es proclive a una improvisación y pobreza y contratiempo en sus funciones evaluativas, pues no solo se requiere un ojo clínico y profesional, sino también una relación desde óptica diferentes del carnaval como expresión versátil de la cultura popular, y nos referimos a jurados advenedizos designados por razones personales, políticas, familiares o de amiguismo. Todo ello daña grandemente, un renglón delicado del carnaval que se presenta a especulativos comentarios.

Otro componente ligado al jurado y su función, está relacionado a su manejo y discrecionalidad, tanto en su labor propiamente, como en cuanto al manejo de la información, por lo que la misma encierra y compromete la credibilidad del trabajo del jurado y de las instituciones responsables del ismo y además su competencia vincula recursos económicos cuando hablamos de premios.

Es bueno que los carnavaleros se hagan representar ante el jurado y dejen de priorizar su participación ante las cámaras y las casas comerciales, pues quien evalúa es el jurado. El afán de la imagen y la televisión resta calidad cuando al jurado llegan desagregados o se les olvida escenificar sus piezas ante quienes los corresponde hacerlo: el jurado, que son quienes evalúan su participación con fines de premiación.

Por otro lado, si bien se habla de la prioridad del jurado, tanto en la evaluación de múltiples variables, lo es también como mecanismo que impulsa al carnaval como industria creativa al exigir más y y mayor rigor de participación de los comparseros. Evita por igual, que se reduzca la participación a una simple participación  recorrido en las calles, para valorar la calidad de esa participación. Es cierto que la participación permite la descarga de una catarsis acumulada de participantes  y carnavaleros.

Pero igualmente cierto es que cada movimiento, cada jocosidad, cada ocurrencia imaginativa, cada sátira bien concebida cada crítica social dentro de los criterios del lenguaje del carnaval, así como su originalidad, creatividad, ingenio, autenticidad, son los intereses del jurado, por tanto este tiene trabajo en medio del divertimento que produce la convocatoria, siempre valorando a importancia simbólica y la esencia el carnaval como manifestación popular y de gran esencia identitaria.