Santo Domingo avanza en el desarrollo de un territorio que ha sido el resultado de una política histórica orientada a la centralización económica, social y administrativa impuesta durante la era de Trujillo, luego de más de cincuenta años la supremacía de la zona metropolitana de Santo Domingo, compuesta por el Distrito Nacional, la provincia de Santo Domingo (1) y el municipio de los Bajos de Haina cuenta con una población cercana a los cuatro millones de personas (3,908,935 habitantes ONE/2017) superando cualquier zona urbana del país.
Esta concentración poblacional se encuentra presente en una mayor proporción a lo interno del territorio correspondiente al Distrito Nacional (91.58 km²), debido a la focalización de las actividades evidenciadas en la centralización de la mayor oferta institucional, educativa, comercial, cultural y recreativa del país. De manera que además de los residentes que viven en la capital (1,022,236 habitantes – ONE2017), todos los días ingresan al Distrito Nacional un promedio de un millón de personas (1,036,631 personas – ADN2014), duplicando cada día la cantidad de personas que se movilizan por las caóticas vías del Distrito Nacional.
La situación expuesta unido a la ausencia de regulaciones para organizar la forma en como nos movemos por las calles y avenidas de la capital, son una evidencia fehaciente de que andamos juntos y reburujaos.
Hoy en día los vehículos privados se desplazan por el mismo lugar que los públicos, los autobuses recorren las mismas vías que las motocicletas, el transporte de carga se encuentra con el escolar, el peatón se la busca entre los vehículos estacionados en el espacio público; no hay carriles exclusivos, da lo mismo andar en una OMSA, en una voladora, una platanera, un concho, un motoconcho, o una patana, sea de uno o dos remolques; por la misma calle circula un vehículos compacto, un volteo, una bicicleta, un triciclo y hasta una carreta, la fauna motorizada que ocupa nuestras calles se desplaza sin control, fiscalización o regulación. La ausencia de orden en las calles de Santo Domingo nos envuelve en la desconfianza, inseguridad y con las dudas de llegar bien a nuestro destino final.
Mientras se mantenga el modelo que impera en nuestras calles, de “sálvese quien pueda” continuaremos juntos y reburujao por la 27, por la Kennedy, en cualquier esquina de la Gomez, por la provisional Lope de Vega o en cualquier rincón de la ciudad; el sistema caótico que controla las calles de Santo Domingo, continúa su acelerado proceso de deterioro ciudadano, desvaneciendo las esperanzas de la anhelada solución definitiva.
En tal sentido se requiere avanzar en el establecimiento de un sistema que gestione los desplazamientos en base a la configuración del territorio en el cual nos encontramos, indicando las horas, días, lugares y sectores por donde podrían movilizarse los distintos medios de transporte, relacionado con los desplazamientos peatonales e incentivando la participación de otros modos de transporte menos contaminantes. Estas acciones deben fomentar un nuevo modelo de movilidad urbana liderado por una institucionalidad fortalecida, protagonizado por un sistema de transporte colectivo efectivo y salpicado de recursos tecnológicos que articulen la oferta y demanda de transporte, con el fin transitar juntos, pero no reburujao.
1 Municipios que la componen: Santo Domingo Este, Santo Domingo Norte, Santo Domingo Oeste, Los Alcarrizos, Pedro Brand, Guerra y Boca Chica.