Hasta 1975 yo era un asiduo usuario de la ruta de autobuses públicos B, de la Capital. La legendaria ruta B se originaba en el kilómetro 9 de la autopista Duarte desde donde se adentraba en los barrios populares Ensanche La Fe, Cristo Rey y Villas Agrícolas, antes de llegar al Ensanche Luperón, bordeando Capotillo y Las Cañitas a lo largo de la Nicolás de Ovando.
Yo abordaba la guagua en la calle Albert Thomas esquina Barney Morgan, antes llamada Avenida Central, en la parada que estaba debajo de una mata de caoba frente a la farmacia Grecia. A pocas casas residía el cantante Juan Lockward, cuyo hogar yo visitaba con frecuencia. Sus hijas Cuchunta, Teresita y Onaney eran amigas de mis hermanas mayores, a comienzos de los `60, antes del golpe de laguerra de abril de 1965.
Después de la guerra la ruta B siguió existiendo con su mismo recorrido. En la Albert Thomas doblaba a la izquierda (norte) hacia el ensanche Espaillat y Gualey. Al final de esta avenida doblaba hacia el este en la calle 18 (luego Oscar Santana) hasta la 17 (Padre Castellanos) que recorría hasta la Albert Thomas (sur), la cual retomaba con rumbo este.
En el hospital Luis Eduardo Aybar (Morgan) había un control intermedio donde el cobrador ponchaba una tarjeta en un reloj que estaba en una pequeña caseta al borde de la calle. Los pasajeros siempre se quejaban cuando a la guagua le sobraban minutos y se paraba un rato; otro pleito se daba entre el cobrador y el chofer culpándose mutuamente si llegaban pasados de hora. De ahí, la guagua seguía por la Federico Velázquez (sur), doblaba en la Josefa Brea (este) y convergía en la avenida Vicente Noble, calle que bajaba hasta la zona colonial por Santa Bárbara y ahí se enrumbaba por la calle Arzobispo Meriño.
¡Correo, banco y cédula!, vociferaba el cobrador al llegar a la esquina de la calle Emiliano Tejera. Al decir banco, el cobrador no se refería al naciente Banco Popular, a una cuadra en la Isabel la Católica, sino a la oficina central del poderoso Banco de Reservas, a mitad de cuadra en esa misma calle, al lado del majestuoso edificio de Telecomunicaciones.
Al llegar a la Mercedes la guagua doblaba a la derecha (oeste) y seguía hasta que alcanzaba la avenida Bolívar en el parque Independencia. Seguía la Bolívar hasta donde esta converge con laJosé Contreras. Llegaba a la UASD y la bordeaba por su lado sur (avenida Correa y Cidrón), hasta la Feria. Ahí cogía la avenida independencia hasta su destino final, el kilómetro 6½ de la carretera Sánchez (Matadero, Cervecería).
Yo nunca pasé de la Feria o, lo que era más frecuente, del hospital Reid Cabral (Angelita) donde iba a visitar a mi tía Emérita Valera (1908-93) quien trabajaba ahí desde que ese centro de salud fue fundado. Antes ella trabajó en el predecesor hospital infantil de la calle Santiago, donde antes o después estaba el Centro Sanitario. Lo recuerdo bien porque ahí ponían las vacunas, me pusieron la de la polio ya teniendo yo 15 años de edad.
Las guaguas de la ruta B eran azules, casi todas Ford V8, bastante viejas. Creo que había algunas de dos pisos, aunque estas eran más comunes en la Ruta A y en la aristocrática Ruta Z, muy popular porque conducía al parque zoológico y botánico. Por cierto, esta última ruta no sédónde terminaba porque nunca pasé del zoológico.
Aunque entiendo que estas guaguas en un tiempo cobraban seis centavos, yo las conocí a siete centavos y luego, por largo tiempo, el pasaje estuvo a diez centavos.
Hubo una guagua que no recuerdo bien pero sé que partía del mercado Nuevo de la Duarte, marcaba un recorrido parecido al de la ruta B, con la diferencia de que seguía la Albert Thomas derecho y llegaba a Los Mina. Yo la cogía para visitar a mi tía Oilia Ferreras que vivía cerca del actual mercado de Los Mina, en el llamado Barrio de los Desamparados, a cuya inauguración asistí como parte de un grupo de alumnos de la escuela primaria Republica de Haití, en enero de 1961.
En la Ruta B viajaba con frecuencia un personaje ilustre que pasaba desapercibido para la “masa popular” que ocupaba la guagua: Domingo Moreno Jimenes (7 de enero de 1894 – 23 de septiembre 1986), el eximio poetapostumista. Su proverbial humildad lo ayuda a no ser notado. Yo lo reconocía de inmediato cuando abordaba el desvencijado autobús en la parada cercana a su casa en la Samaná con Josefa Brea. Muchas veces le cedí mi asiento, si lo tenía, o le gestionaba uno. Cuando me di cuenta de sus problemas con la audición le hacía preguntas al oído, las que me contestaba con una sonrisa. Nunca supe a dónde iba, pero posiblemente se dirigía a la Escuela de Señoritas Salomé Ureña, donde impartía algunas clases pese a su avanzada edad.
Este año a Moreno Jimenesle ha sido dedicada, con toda justicia, la FeriaInternacional delLibro Santo Domingo 2014, que estará abierta del 24 de abril al 5 de mayo próximos. Es la segunda feria del libro que lo recuerda, ya que le fue dedicada la de 1981.
Domingo Moreno Jimenes, el fundador en 1921 del movimiento poético vanguardista denominado Postumismo, viajó junto conmigo a finales de los ’60 y comienzos de los ’70 como un personaje de la legendaria Ruta B de Santo Domingo.