Respecto al colapso de las elecciones municipales del domingo 16 de febrero de 2020, las cuales fueron suspendidas en sus dos modalidades, la manual y la automatizada,  cuya  decisión fue arrastrada por el ¨fallo¨ del voto automatizado, se ha visto que tras la búsqueda de una explicación de las posibles razones que lo causó, se ha generado un abanico de presupuestos que de forma y fondo podrían calificarse de conjeturas en serie.

Se ha dicho que el sistema fue objeto de sabotaje, que un allegado al partido PRM,  cumpliendo una misión por encargo, penetró el software-conjunto de programas y rutinas que permiten a la computadora realizar determinadas tareas- y cosas que estaban ¨perfectas¨ fueron alteradas. Otro supuesto, es que la gente de la Fuerza del Pueblo, como principal atacante del llamado voto automatizado, es un potencial sospechoso de ser el causante. En  fin,  un sinnúmero de inferencia, principalmente de los partidos políticos, tratando de sacarle provecho de victima a la suspensión han desatado una guerra de acusaciones y contra acusaciones, que ha enredado en una telaraña a la sociedad, apoderándose de ella un estado de confusión,-estado mental caracterizado por desorientación temporoespacial o personal, que produce desconcierto, perplejidad, ausencia de pensamientos ordenados e incapacidad para elegir o actuar con decisión-,  (Hernández, Pedro Pablo, Introducción al Estudio de la Sociología del Derecho, p.306).

Por su parte, la Junta Central Electoral, en especial, su presidente Julio César Castaño Guzmán, ha dicho reiteradamente, ¡Hubo un fallo, y no voy a defenderme, porque cuando algo no sale bien, usted debe callarse y pedir disculpas¨, y a seguida dice que en el ¨procedimiento de subir las boletas al sistema automatizado, habían dos ¨protocolos¨, en uno se subió bien la información-las boletas con sus partidos y los rostros de los candidatos, y en el otro, no se cumplió rigurosamente con el protocolo que ameritaba la parte de  alimentar correctamente el sistema. 

Todo lo cual nos  orienta a usar la máxima jurídica que reza; a confesión de parte, relevo de pruebas, lo que también nos lleva a expresar que según mi interpretación tautológica, el presidente ha asumido que el problema no implica que manos extrañas hayan cambiado nada, sino, que esa culpa es mera y estrictamente técnica y de gerencia del proceso de calidad, asumiéndolo como su conclusión final, ya que si fuera de otra forma- que creyeran que manos extrañas puyaron el sistema-, entonces, su discurso antes de pedir excusas, fuera  clamorear que algunos desaprensivos boicotearon unas elecciones que estaban ¨montadas¨ como una gota de agua, y que por efecto, habían malogrado la imagen profesional y moral del pleno de la junta central, y más,  subyace en su juicio,  que su convicción de la causa de la fallida elecciones-completo-, no obedece a un daño provocado por un sentimiento determinado, o sea, saña.

Es entonces que al plantearse varios supuestos de causales que ninguna converge, entonces prefiero quedarme con la que plantea el presidente de la JCE. El momento no era para postergar decisiones y muchos menos para ambivalencias, o sea turbación de no saber que decisión tomar en entre dos extremos opuestos, de cuya suspensión me adhiero.

Sin embargo, a pesar que preferimos la verdad científica, que despeje de juicios de valor, inferencia u opinión para llegar a conclusiones definitivas de las causas, que las hay, porque eso no devino de una magia blanca o negra, algún factor humano lo provocaría.

Sin embargo, a pesar que prefiero esperar lo mismo que pasa cuando se precipita un avión, que nadie sabe la real causa hasta que no se examina la caja negra, sí que, como una aproximación, en base a lo externado por el presidente de la Junta Central Electoral,  cabe el título de este artículo que reza, la Junta Central Electoral: El checklist que no se hizo. Esto en razón que dicho término conduce a una herramienta de ayuda en el diseño de un programa de calidad para reducir errores provocados por potenciales límites de la memoria y la atención del humano. Cuyo objetivo es garantizar la consistencia y la calidad total. Que no haya sorpresas que ni falten ni sobren. Dice su definición.

¿Por qué yo tomo la herramienta del checklist. Y digo que no se hizo?  Por un hecho simple, el presidente de la JCE, explicó ante la pregunta de porqué no se suspendieron las elecciones,  antes de que empezaran las votaciones-bien tempranito-, a lo que contestó, que la instancia gerencial que estaba a cargo de la automatización, supongo el Director de Informática, que el problema detectado-a tiempo, digo yo-, estaba bajo control y que a las 7:00 a.m., todo estaría  como una gota de agua. Pero resulta, que era una epidemia a nivel general y no había fuerza humana que lo corrigiera en el tiempo que se dijo, incluso, en unos 45 minutos.

Por cuyos hechos, concluimos que independientemente que los magistrados del pleno, estar adornados de grandes virtudes, cobijados de las mejores intenciones, el control de calidad, que es hacer las cosas bien, todo el tiempo y justo a tiempo y con cero error, denota que no se aplicó El checklist. Ahora, la JCE con una de la mejor conformación de la historia electoral dominicana, sin ser su intención, ha creado un mancha indeleble a la histórica política y democrática de la Republica Dominicana y el mundo electoral.  Ojalá, que lo que se atribuye a un error humano, no se convierta en un torbellino subversivo para el estatus quo dominicano. Finalmente, solo sentencio, ¡paz política y social para que haya una paz electoral…