¿Quién le habrá dicho a Julio Romero que encaminara este proceso? Estoy convencido que un seudo amigo, porque un verdadero amigo no pudo haber sido. Ahora su tema vuelve al debate público y quizá con tanta o más fuerza que la vez anterior, cuando en El Informe con Alicia Ortega pusieron la denuncia al descubierto. La doctora Fondeur solo escribió un artículo que, de seguro, lo leyeron unas cuantas personas, como se leen todos los artículos en este país. Sin embargo, ante la impertinencia y la estupidez de Julio Romero, ahora ya es un tema del debate público y no solo un pequeño artículo de opinión como tantos otros. Un tema de opinión pública que, de entrada, se sabe que Romero no tiene la más mínima posibilidad de salir victorioso, más bien será de nuevo el señalado verdugo, el que acabó con la inocencia de una adolescente, el abusador despiadado, el brutal y cruel legislador que abusó de su poder para embaucar a una menor hasta lograr su propósito.
Eso ha logrado Julio Romero de nuevo. A la sazón, tal vez de nuevo El Informe con Alicia Ortega retransmita aquellos reportajes en los que se puso en evidencia el citado hecho. Pero nada, aunque nunca he hablado con Julio Romero -no me he perdido de gran cosa-, me tomaré el atrevimiento de recomendarle que, en vez de exigirle a Lilliam Fondeur veinte millones de pesos en indemnización y que se retracte de acusarlo de violador, es él quien debería sacar esa cantidad de dinero de su fortuna y destinarlo a algún orfelinato, al tiempo de pedir perdón por los daños ocasionados a todas las niñas, adolescentes, jóvenes, madres, tías y abuelas del país. Ah, el perdón también va para sus padres, tíos, hermanos….