Desde hace muchos años el Congreso Nacional, que se supone es el primer poder del Estado dominicano, ha devenido en una especie de hazmerreír para todo el que tiene un mínimo sentido del honor y la dignidad.
Primero fueron las recurrentes hazañas del “Hombre del Maletín” que se convirtió en un verdadero mago para agilizar la aprobación de leyes o el rechazo de proyectos según la conveniencia de intereses particulares, empresariales o grupales, en una práctica tan recurrente que era de conocimiento pleno del país.
Después vino su actitud borrega de aceptar todo lo que provenga del Poder Ejecutivo solo a cambio de que le mantenga a los “legisladores” privilegios irritantes que le niega al Poder Judicial, el Poder Municipal y el Poder Electoral.
En esa fase el Congreso se le llamó “sello gomígrafo” porque sus miembros se convirtieron en verdaderos verdugos del Derecho y la Justicia para aprobar todo lo que le enviara el gobierno, incluso sin tomarse la “tortura” de leer.
Por eso al Poder Judicial, que tiene autonomía administrativa y presupuestaria por mandato constitucional, nunca se le ha asignado el porcentaje del presupuesto que dispone la ley. Lo mismo pasa con los cabildos, la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y hasta este año la educación no había recibido ni siquiera la mitad el 4% del PIB como lo dispone la Ley General de Educación desde hace 15 años.
Sin renunciar a entenderse con el “Hombre del Maletín” y siendo efectivamente “sello gomígrafo” del Poder Ejecutivo (presidido por Hipólito Mejía, Leonel Fernández o Danilo Medina) el Congreso Nacional se ha consolidado como un consuetudinario violador de la ley y la Constitución que esos mismos legisladores han aprobado.
Eso hacen: aprueban una ley y luego se burlan del país y la violentan.
Uno de los últimos engendros de la cosecha del Congreso Nacional es el proyecto de ley sometido el 18 de octubre de 2012 por el senador Euclides Rafael Sánchez Tavárez (PLD-La Vega), que busca establecer el Parque Nacional Loma Miranda como una forma de impedir que Falcondo extraiga ferroníquel en una concesión que tiene ahí aprobada por el Ministerio de Medio Ambiente.
Ese mismo senador y ese mismo Senado, actuando como “sello gomígrafo” y como violador de la Constitución y las leyes, se está apurando para aprobar esa ley y cualquier bienintencionado puede pensar que obran en protección de un recurso natural. Nada es más falso. Han probado que para nada les importan los recursos naturales.
Pero no será Euclides Sánchez y todos los senadores y diputados quienes pueden enseñar moral decir hoy que quieren proteger a Loma Miranda si ellos mismos aprobaron en diciembre pasado, en solo 48 horas previa declaratoria de urgencia en ambas cámaras, el Presupuesto General de la Nación que incluye 345.3 millones de dólares (14,157.1 millones de pesos) para construir la carretera San Juan-Santiago, que tendrá como principal consecuencia destruir los más importantes parques nacionales.
“Esa carretera cortaría medio a medio tres grandes parques nacionales (José del Carmen Ramírez, Armando Bermúdez y Nalga de Maco) y pondría en gravísimo peligro las cuencas altas de los ríos Mao y Sidra, principales componentes hidrológicos, junto con los ríos Maguá y Jicomé, de la Presa de Monción, de la cual dependen hoy muchas de las cosechas y acueductos de la Línea Noroeste”, escribió el ex ministro de Medio Ambiente e historiador Frank Moya Pons.
No tengo que decir que esa carretera no tiene diseño, estudio de impacto ambiental, ni estudio de factibilidad… solo tiene 345.3 millones de dólares asignados porque los dominicanos tenemos un Congreso Nacional que no lo respeta y no se respeta a sí mismo.
¿Para qué quieren establecer nuevos parques nacionales si no les importan los que existen?
¿Le va a decir el Congreso Nacional al país que si se crea el Parque Nacional Loma Miranda van a fiscalizar su respeto cuando los legisladores aprueban con su “voto honorable” que se revienten tres parques nacionales en plena cordillera Central al aprobar que se construya una carretera innecesaria y peligrosamente destructiva del ecosistema de la isla?
Nadie puede explicar cuál es la lógica del Congreso Nacional al querer aprobar un parque nacional en Loma Miranda, que está a 710 metros sobre el nivel del mar y a orillas de la autopista Duarte, mientras autoriza la descuartización de los tres parques nacionales que están a alturas superiores a los 2,000 metros sobre el nivel del mar para pasar una carretera.
Que dirá el resto del mundo al saber que los mismos legisladores que se asigan para sí 700 millones de pesos al año para mantener su clientela política, solo les ponen en las manos 14,4 millones de pesos ¡durante un año! a las fiscalías de Santo Domingo y Santiago, las más grandes del país, para combatir el narcotráfico, la delincuencia, la criminalidad compleja, la violencia de género y la prevención de los delitos.
Visto como totalidad y por los resultados de su trabajo, este es sin duda, un Congreso modelo de lo que necesita un país para consolidar un “Estado fallido”.
Naturalmente, hay excepciones como lo demuestra el comportamiento de numerosos diputados (Minou, Guadalupe…) y especialmente Francisco Matos (PLD-Santiago) por su actitud coherente, valiente y persistente en el trabajo legislativo como lo prueba su lucha por poner freno a la estafa permitida en el país con las tarjetas de crédito y débito.
Me lamento del Congreso y me lleno de esperanzas cuando observo el trabajo de legisladores como Francisco Matos Mancebo, a quien nunca he visto personalmente, pero lo conozco por sus acciones que son más elocuentes que un millón de palabras.