El probable uso del siniestro mercadólogo político venezolano Juan José Rendón (J. J. Rendón) u otro de su catadura como recurso para sacar de circulación al aspirante presidencial Leonel Fernández con una campaña sucia, estaría orientado a forzar una tercera opción en la batalla interna por la candidatura del oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD), ante una coyuntura desfavorable para volver a modificar la Constitución y reintroducir la repostulación del presidente Danilo Medina de cara al proceso de 2020. 

Impedido el mandatario, las encuestas realizadas hasta ahora revelan que el único con potencial para ganar a lo interno y salir airoso en las elecciones nacionales es Fernández, presidente del partido y tres veces inquilino del Palacio de la Moisés García (1996-2000/2004-2008/2008-2012).

Y en esa dirección no luce descaminada la advertencia contenida en un comunicado leído y entregado por el equipo político élite de LF en una conferencia de prensa escenificada el 27 de enero en el comando de campaña de la calle Benito Monción, Ciudad Universitaria.

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Temístocles Montás, exministro de Economía, Planificación y Desarrollo; Francisco Domínguez Brito, exprocurador general; Carlos Amarante Baret, exministro de Educación; y Andrés Navarro, ministro de Educación, vinculados a la corriente danilista, se han tirado al ruedo para enamorar a la militancia y a los simpatizantes del partido morado, pero tal vez les ha faltado “labia” o sistematicidad en el acercamiento a las “masas” en tiempos de “vacas flacas”. Han fracasado, salvo que el objetivo haya sido visibilizarse para ser tomados en cuenta a la hora de seleccionar la candidatura vicepresidencial y otros cargos importantes de la administración pública. O, en el caso de Montás, lavar su imagen dañada por un sometimiento de la Fiscalía al vincularlo al escándalo Odebrecht.   

Aunque el opositor Partido Revolucionario Moderno (PRM) jugaría a apoyar una reforma constitucional que rehabilite a Medina con el objetivo general de dividir al oficialista PLD, la presión interna y factores externos desinteresarían al mandatario.

En 2016, al calor de las primarias peledeístas, el narco convicto en Estados Unidos, Quirino Castillo, fue traído al país y, de inmediato, se concentró en formular graves acusaciones públicas contra LF.

Fue el principal alegato del Comité Político del PLD, de mayoría danilista, para avalar y motorizar en el Congreso una reforma constitucional que habilitara a Medina, quien como LF era y es el único, hasta ahora, con posibilidades de ganar elecciones.

Internamente, una reforma habilitante para el actual proceso implicaría un alto riesgo de división de los morados y, en consecuencia, una apuesta segura a la victoria del PRM y aliados.

En el plano externo, la convulsa situación en América Latina (sobre todo, Venezuela) representa un espejo brillante para mirarse con detenimiento. Y parece que Medina se mirará, si se advierte su coincidencia con EE.UU. y otros gobiernos en que es “ilegítimo” el actual mandato del presidente venezolano reelecto, Nicolás Maduro.

Quizás ese sea un indicador potente del camino que escogería el sabichoso político, en marzo o cuando sea, a contrapelo de la agitación de su influyente equipo para que se meta en el embrollo de la reforma.

La noche luce oscura, pero el panorama pinta a Leonel Fernández como candidato presidencial apoyado por Danilo Medina.

Y si así fuere, salvo que la irracionalidad política provoque un tornado F5 que se los lleve a todos en minutos, el PLD y aliados ganarían fácil las elecciones del próximo año a un PRM que, pese a los tumbos de los oficialistas, no ha logrado articular las demás fuerzas opositoras, ni construir actitudes que le permitan sobrepasar el 37 por ciento obtenido en 2016 tras su nacimiento por la división del Partido Revolucionario Dominicano.