Los rivales se deben enfrentar siempre con el objetivo de derrotar al contrincante. Sin embargo, no es válido vencer al rival con triquiñuelas, o sea, no todo vale en la competencia. Hay que vencer en buena lid: respetando las reglas de juego convenidas, jamás contraviniendo las normas establecidas. Agredir al oponente, hacer trampa, faltar el respeto- en fin, jugar sucio- son comportamientos que van absolutamente en contra del espíritu de la competencia. Aun la guerra tiene reglas mínimas que hay que respetar, o sino pagar las consecuencias por crímenes de lesa humanidad ante un tribunal militar internacional, como el de Núremberg en 1945.

Ganar por ganar, perdiendo la honra, es perderlo todo. Perder, perdiendo la compostura, es perder dos veces. Pues quien así procede, pierde el respeto a sí mismo. Ese es el principal aprendizaje de la práctica del deporte escolar. A la competición se va con ganas de ganar, pero sabiendo que perder no es deshonroso; lo que deshonra es la marrullería, no reconocer el triunfo del oponente o hacer mala cara al perder en buena lid. Perder un partido es solo eso, no es perder la integridad y el valor. Jugar sucio sí es arriesgarlo todo, posiblemente perdiendo la oportunidad de vencer en incontables ocasiones en el futuro. Por eso lo importante es aprender a disfrutar la competencia en sí, apreciar lo que significa hacer nuestro mejor esfuerzo, sin que el triunfo sea el único motivo de satisfacción. No podemos menospreciar a nuestro contrincante, pues también se esfuerza al máximo, y no queremos que nos deje ganar. Por eso mismo, tampoco ganamos cuando maltratamos a nuestro rival al momento del triunfo.

La deportividad es “un comportamiento ético que incluye el cumplimiento de la regla del juego y hace prevalecer la elegancia de espíritu y respeto para con el contrario sobre el afán de victoria.” La deportividad encierra valores eternos, como: la auto estima; el respeto (a los compañeros de equipo, los contrincantes, los árbitros y el público), la honestidad, la empatía, la solidaridad, la colaboración en equipo, la tolerancia, y la cortesía,  entre muchos otros que adornan a los humanos en su mejor faceta. Por eso el aporte que puede hacer el deporte escolar (concebido como una forma de poner en práctica la deportividad, no solo la actividad física) en la formación de los jóvenes es conocido desde la Antigüedad, y sigue siendo un elemento esencial en los mejores sistemas educativos modernos. Fallamos en la misión de educar cuando aprovechamos solamente el valor del deporte escolar por su aporte a la salud personal, soslayando su utilidad como herramienta para la formación ética y ciudadana.  Su potencial como laboratorio para el aprendizaje práctico del comportamiento ético es invaluable, pues “educar en valores a través del deporte es educar en valores para la vida diaria”.

A modo de resumen, hacemos nuestra la síntesis de Alberto Dorado Suárez, Jefe de Servicio de Promoción Deportiva de la Dirección General de Deportes de Castilla-La Mancha, en su valoración de la herramienta del deporte en la educación en valores:

El deporte, como herramienta educativa, es capaz de promover la práctica habitual de una educación en valores a toda la sociedad en su conjunto, a través de las buenas prácticas y ejemplos positivos. Representa una magnífica preparación para la vida, ya que es capaz de potenciar los valores humanos más nobles, ofreciendo la posibilidad de redescubrir la confianza en uno mismo, el trabajo en equipo, la superación personal, el valor del esfuerzo, la disciplina, el espíritu de excelencia y otras muchas virtudes extrapolables a la vida diaria. Es decir, cualquier programa de educación en valores dirigido al Sistema Educativo se debería tratar como una materia transversal con la que se efectúen transferencias del deporte a la vida diaria.

Por ello son necesarias iniciativas para fomentar la deportividad entre los alumnos y alumnas mientras se les inculca, a la vez, sus mejores valores, para que la actividad deportiva, además de una fuente de salud, lo sea también de bienestar personal, y un ejercicio de solidaridad con los compañeros, y también con los adversarios, que no enemigos. Cuando termina la competición, lo que se impone es el abrazo y la felicitación por el esfuerzo realizado; y que la rivalidad en la cancha lo que de verdad debe fomentar es la amistad dentro y fuera de ella, el llamado “tercer tiempo”.

Para mejorar la calidad de la educación dominicana, debemos intensificar los esfuerzos por incorporar el fomento de la deportividad (vía los deportes) en los planes de estudio de todos los niveles de enseñanza. No es una tarea frívola ni tangencial a la misión de formar los ciudadanos para la convivencia en la democracia. No se trata primordialmente de entrenar a atletas de alto rendimiento, aunque sin dudas ayudaría a elevar el nivel competitivo de nuestros naturales talentos.

No todos los niños tienen el potencial de ser talentosos atletas de alto rendimiento. Pero todos nuestros escolares pueden y deben aprender a ser excelentes “deportistas” en el sentido auténtico de la palabra. Las oportunidades para aprender a jugar limpio deben aprovecharse temprano, y para ello necesitamos formar miles de educadores con las competencias críticas para utilizar el deporte escolar como una poderosa herramienta de la educación en valores. La alta misión es enseñar a las nuevas generaciones a jugar para ganar, a sabiendas de que no siempre se gana, y por eso tenemos que aprender a perder con decoro. Aprender a aceptar el valor de la alternancia, pues no podemos imponer nuestro deseo de estar arriba todo el tiempo. A la competición se va a ganar (preferiblemente) o perder, pero siempre en buena lid. Respetando las reglas ganamos todos.

Lecturas:

http://www.unesco.org/new/es/social-and-human-sciences/themes/anti-doping/youth-space/play-fair/

https://es.wikipedia.org/wiki/Juego_limpio

https://www.diba.cat/documents/467020/1973025/fomento+de+la+deportividad.pdf/851de6d4-2c9a-4aed-a72a-3a463944086d 

http://www.stanfordchildrens.org/en/topic/default?id=teaching-children-good-sportsmanship-1-4524

https://www.artofmanliness.com/2009/08/04/be-a-good-sport-a-guide-to-sportmanship/

http://economia.gob.do/mepyd/end/educacion-fisica-deportes-y-estrategia-de-desarrollo/