La negativa del gobierno a cumplir la ley de educación, de tan exigido cumplimiento por la ciudadanía, es una innecesaria incitación a la protesta masiva, ciudadana y civilizada. Y la protesta llegará y una vez más se vestirán de amarillo los días y las calles, los barrios y las farolas.

¡Ah! la impertinencia de la sordera, innecesaria, doliente.

Si no vamos a cumplir las leyes, ¿por qué no las modificamos?

Esto es muy peligroso.

Si el Estado no cumple la ley de educación, ¿por qué debe el ciudadano Juancito Pérez Vidal, alias Tito, cumplir la ley de tránsito, o las tributarias leyes para el pago de impuestos?

Como ven, la terca negativa gubernamental a cumplir la ley de educación en lo que al 4% del PIB se refiere, es una incitación innecesaria al caos, la anarquía, a la desobediencia civil a la que no debemos llegar nunca. Y es también un gran apoyo a las aspiraciones de Hipólito Mejía.

El gobierno juega con el fuego de no cumplir con el 4%E, y Danilo Medina se quema. ¿Esta realmente interesado el PLD en ganar las próximas elecciones?

Así como para los jóvenes el futuro es tan solo una vaina que se han inventado los viejos para jorobarle su bonche y su juntadera, así, las leyes son aquí tan sólo un instrumento para fastidiar la vida del ciudadano.

Y así no puede ser.

O por lo menos, los ciudadanos no deberíamos aceptarlo.