En el Caribe la realidad supera la ficción y si convertimos eso en literatura surge el realismo mágico.

Por invitación de mi comadre Ana Silvia Reynoso y en compañía del siempre ameno e ilustrado colega Marcos Cabrera T, el penúltimo fin de semana del pasado mes de julio 2016 nos apersonamos a un apartamento del residencial “Marbella” en la playa de Juan Dolio para celebrar el septuagésimo cuarto aniversario del inefable Abraham Abud – Bambán – mi ex compañero de pupitre y labores en la Facultad.

Conocía esta localidad del llano costero cuando bajo la presidencia de Rafael F. Bonnelly los estudiantes de la Universidad fuimos en brigadas a extinguir el fuego de  los cañaverales orientales y durante el descanso recalamos en esta playa.  En aquel entonces – 1962 – aquello era monte y culebra como se dice, nada que ver con las torres, aparta–hoteles,  residencias, resorts e higiene que a la hora actual le distingue en virtud de la embestida del turismo internacional.

A pesar de las críticas de los ecologistas mucha de la vegetación autóctona aun persiste siendo los cocoteros, el almendro  tropical, la uva de playa, la yucca, y el lino criollo los verdes y ribereños emisarios de nuestra flora.  Un cielo añil, un glauco y agitado mar, el rompimiento de atropelladas olas, un sol de justicia, una brisa refrescante y por las noches un romántico plenilunio, fueron los testigos medioambientales que encuadraron nuestro marítimo escenario.

El avistamiento antes de la salida del sol de una esmirriada perra sin dueño que cabizbaja caminaba sobre la arena, y un poco más tarde de una joven con rasgos precolombinos que en bañador y con el pelo suelto miraba arrobada la inmensidad marina sentada sobre un muro, fueron las  notas que al amanecer acentuaron  la poesía del náutico panorama que como contrapunto tenía el cloc-cloc de dos pájaros carpinteros que con fines anidamiento taladraban el tallo de los cocoteros.

Dentro de este primoroso teatro caribeño pude disfrutar además de la compañía de amigos y colegas que por más de medio siglo hemos alternado de todo lo humano y lo divino, y aunque no pocas veces el tema político es abordado y provocado confrontaciones en las cuales nunca trato de intervenir, en esta festiva oportunidad mi intención era recabar informaciones sobre las actividades académicas del fallecido profesor Eugenio de Jesús Marcano, muy bien conocido por Bambán. 2016-08-12 16_52_21-En Juan Dolio con Ana Silvia y Bamán.doc [Modo de compatibilidad] - Microsoft Wo

 Una institución bancaria gubernamental parece estar interesada en imprimir y editar todo lo escrito por el aludido maestro – publicado o no – y nadie mejor que el homenajeado para el  suministro de datos y testimonios sobre la bibliografía y probable localización de sus escritos, así como el referimiento de anécdotas concernientes a sus viajes por toda la geografía nacional, métodos de captura, de  análisis y descubrimientos realizados los cuales  constituyen aportes indispensables para la redacción de su semblanza o perfil.

Como la motivación principal del esparcimiento era la celebración de un cumpleaños, el sábado, hijos y parientes de los esposos Abud-Reynoso se presentaron con un suculento almuerzo constituido por exquisiteces árabes tales como pinchos morunos, tabouleh, un humus de concurso, quipes, yabraks en hojas de repollo y otras más de casera preparación que concitaron entre los presentes un genuino reconocimiento. Rematando el banquete un delicioso pudding con mucha crema pastelera y  al final del día nos acompañó el prof Diego Torres.

Al momento de haberlos conocido – hace más de media centuria – no albergo la menor duda de que el principal atractivo de mis anfitriones fue el hecho de parecerme personas excepcionales, no convencionales, no solamente por ser ella una patóloga e históloga veterinaria brillante y él todo un condiscípulo de inusual inteligencia, sino mas bien por aspectos insólitos de su comportamiento que revelaban ser los propietarios de una original y rica personalidad.

Entre otras cosas ella se distinguía por expresar opiniones muy propias y personales sobre los más diversos temas; por asumir posturas que adversaban a las de la pequeña burguesía; su casa era  techo para todas sus amistades y hasta refugio para quienes se sentían perseguidos por la política; acostumbraba festejar en su hogar el día de la llegada de la primavera y gustaba también de viajar a lugares exóticos, escribir versos, relatos novelados y hasta pintar.

Él,  a quién intenté describir en el libro “Solo mueren los que se olvidan”, sigue siendo un individuo desconcertante con opiniones y comentarios que no pocas veces desasosiegan a su interlocutor; salvo el Ché Guevara, Bosch, el Prof  Marcano y algún otro por ahí, todos los demás tenemos colas que nos pisen; la indiscreción y el manfutismo son componentes de su público comportamiento, teniendo tendencia a la extravagancia si le consultamos en torno a su apreciación sobre los aspectos más contradictorios de la vida.  Bambán luce ser en definitiva un activista del inconformismo humano, un rotundo iconoclasta.

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Eran precisamente éstas desacostumbradas características las que secuestraron mi atención e interés,  pensando además que ellos eran los únicos depositarios de las mismas.   Qué grata sorpresa experimenté cuando, tanto durante el día del almuerzo como en otros momentos en el compartir de Juan Dolio comprobé, que sus descendientes estaban hechos de igual pasta que sus progenitores, se distinguían por acciones y disposiciones que los hacen seres dotados de un sello distintivo, peculiar.

Con la excepción de Ingrid,  los restantes hijos de Ana Silvia tienen un parecido facial asombroso con su madre que induciría a algún entendido en Genética a considerar que se trata de un carácter ligado a su ADN mitocondrial y no al nuclear.  Todos, varones y hembras, son un fiel trasunto de su mamá en color y textura del pelo, forma de la cara y facciones que retrotraen a quienes les miran a la imagen de su madre cuando ésta tenía la edad que ellos tienen en el presente.

Esta semejanza fenotípica se extiende también hasta los nietos lo cual evidencia un atavismo que me resulta impactante.  Entre las excentricidades de sus parientes directos me impresionaron los siguientes: un nieto nacido en la antigua URSS que dice tener 34 años de edad, para mi estupor no aparenta tener más de 20.  Creía que mentía al confesarlo pero en realidad él estaba en lo cierto.  Una de las hijas, que es mi ahijada – Odile – tiene un perro que bautizó con el feroz y peregrino nombre de Colmillo.

Esta última se hace acompañar por una gata medio siamesa que operada de su parte posterior arrastra penosamente sus cuartos traseros al caminar, y la misma es tratada por su dueña como si fuese una princesa del reino de Samarcanda.  Lo más espectacular de este felino doméstico es la posesión de los ojos azules más bellos que he visto en mi vida, dando la impresión de que el cielo se ha licuado y dos gotas cayeran ocupando sus cuencas oculares.  Es el mejor ejemplo del denominado azul de París.

Otro de los hijos tiene en Bonao una colección de frutales exóticos representando toda una lección de Botánica comparada pasearse junto a él alrededor de su casa.  Una hija es doctora en Medicina Veterinaria profesionalidad reveladora de la tenencia de una seguridad capaz de atenuar en cualquier mujer su dependencia o subordinación a los demás.  El mayor de los hijos es doctor en medicina humana ocupación, que como sabemos, reclama para su ético ejercicio poseer una firmeza espiritual extraordinaria.

Como remate y revelación del mágico mundo al cual asistía como maravillado espectador, fue el conocimiento de un nieto de apenas seis o siete años que tenía todas las trazas de ser un superdotado,  y que al estar mentalmente interesado en  cosas no propias de su edad daba la sensación de estar aislado en un mundo que únicamente el comprendía.  Se me dijo que interactuaba poco con sus compañeros escolares, que contaba hacia atrás desde el número 1,000  y otras particularidades que me resultaron admirables por su rareza.

Luego de la publicación de su última obra titulada “Cuatro madres inolvidables”, sus lectores estimarán que las originalidades que he advertido en Ana Silvia y su descendencia no deben deslumbrarme, ya que además de reconocer en dicho libro la inusual particularidad de tener cuatro madres, la biológica era de las pocas mujeres que en los años cincuenta del pasado siglo conducía un vehículo por las calles y carreteras del país.  En el Santiago de entonces sólo había una: Finín Cabral.

2016-08-12 17_01_07-En Juan Dolio con Ana Silvia y Bamán.doc [Modo de compatibilidad] - Microsoft WoBambán,  entre las novedades que su especial manera de ver la vida puso en evidencia en Juan Dolio, estuvo la de utilizar a su compañero de pupitre Marcos Cabrera como hámster o conejillo de Indias para comprobar supuestas virtudes tradicionalmente atribuidas al Noni y al Jengibre.  Aunque Abud Antúm estaba de aniversario y diversión en la referida playa, no olvidó llevar consigo una red entomológica para atrapar algún insecto o mariposa desconocida.    En conclusión, Bambán es un enfant terrible a quien podemos aplicarle aquella sentencia española:  genio y figura hasta la sepultura.