Después de Veintiocho años François Marie Arouet, conocido en la historia como Voltaire, regresaba a París el 10 de febrero de 1778  para asistir  a la representación de su última comedia, la Irene.  Una multitud se congregó para aclamar al anciano filósofo quien superaba los ochenta años y había dedicado su vida a combatir la intolerancia religiosa y la arrogancia política. Voltaire establecía "cualquier individuo que persigue  a un hombre, su hermano, por el solo hecho de no ser de su opinión,   es un monstruo".  Juan Bosch, con argumentos casi que coincidentes planteó: "los dominicanos, no podemos vivir como la hiena, dando vuelta alrededor del odio".

Como cosa  curiosa de la historia,  este décimo tercer (13) certamen electoral presidencial del Estado moderno dominicano se celebra un 20. Un 20 de diciembre de 1962, se celebraron  los primeros comicios pos tiranía trujillista, lo que ha implicado para la sociedad dominicana, 50 años de ejercicio y dificultades políticas de una democracia que no acaba de trillar un camino al margen y,  en   ausencia  del fantasma de las relaciones sociales de mercado, gestora del clientelismo político más degradante, jamás vivido por este pueblo.

Estas elecciones del 2012 son la número cuatro del presente siglo 21, podemos razonar más de una objeción y señalar debilidades múltiples de la joven democracia dominicana y, a sus procesos electorales; pero,  el espejo del lado occidental de la isla, Haití, es  el mejor referente histórico de cómo la sociedad dominicana a pesar de los malos hijos que ha padecido desde Santana a Balaguer, sin ignorar la era más ignominiosa de Trujillo, ha tenido grandes hijos que como Duarte, Luperón, Bosch, Peña Gómez y Antonio Guzmán  han sabido surcar los caminos de la historia para construir una patria soberana llena de gloria y dignidad.

El espectáculo que ofrece a los ciudadanos la presente campaña electoral es deprimente y bochornoso para una sociedad con un mínimo de civilidad y rasero positivo de moralidad ciudadana. Tanto Bosch como Voltaire en sus razonamientos políticos establecieron como contenido y fundamento de la intolerancia política el odio, el fanatismo y la arrogancia.

El fenómeno electoral de los últimos dieciséis  años, de la nueva polarización partidaria y, la lucha por la obtención o conservación del poder entre el P.R.D. y el P.L.D, son la  mejor expresión  de fanatismo, odio, clientelismo e intolerancia; carentes, por demás,  de todo contenido ideológico y político.

La victoria de François Hollande en Francia supone un cambio en el rumbo de la política Europea, no es lo mismo los Demócratas que los Republicanos en Estados Unidos de América , porque no es lo mismo Mitt Romney que  Barack Obama, o acaso es lo mismo Hugo Chávez que Henríquez Capriles y, mucho menos,  da lo mismo que gane el Partido Popular(PP) que el partido Socialista obrero en España(PSOE) ; cada propuesta y resultado electoral en estas naciones ,  con su consecuente ejercicio de poder,  arrastran consigo una visión de Estado, una organización social, un modelo económico y una doctrina política y cultural.

En el caso nuestro, que representa que gane el P.L.D. o el P.R.D., ¿cuál es la significación política de que Gane Danilo, Hipólito, Serulle, Eduardo, Moreno  o MAX?  ¿Hay detrás de cada uno de estos candidatos una doctrina y cultura política con las fuerzas, la plataforma  y los mecanismos de poder de cambiar el rumbo del modelo económico e impulsar una visión  de Estado con un norte político ideológico establecido a favor de la verdadera  democracia, el bienestar y la justicia social del pueblo dominicano?

La tranfugocracia, última creación del oportunismo político, o, lo que es igual, "poder para  saltar de un lado a otro con un precio en el lomo", ha sustituido al clásico hombre o mujer  corcho, vergüenza de una época que descalifica hoy cualquier idealismo o propósito a favor de una cultura electoral  en las que se resalten  valores de compromiso y moralidad política positiva.

Los procesos electorales nuestros se han  tornados cada vez más en una fuente de destrucción de la institución  partidaria, cuando debiera ser lo contrario y,  en un medio de promoción del odio, la intolerancia y el clientelismo político; Voltaire,  en razón de esta cuestión planteó: "En ocasiones, la intolerancia política va acompañada de la caridad personal por razones económicas" y;  Juan Bosch, el único presidente dominicano  que renunció a la arrogancia de la banda presidencial,  evitando  le fuera terciada en su pecho; en el discurso de toma de posesión trazó  la raya de Pizarro para el futuro  buen gobierno y,  el desastre  que recibía , cuando dijo: " No voy a gobernar con amigos, contra enemigos; sino, con dominicanos para el bien de los dominicanos".

Independientemente  de lo que resulte hoy 20 de mayo en las presentes elecciones 2012,  que ojala resulte lo mejor;  no cabe la menor duda de que el horizonte dominicano  es triste, por lo que se vislumbra: el sueño de Duarte se torna en pesadilla, el pensamiento de Bosch de completar la obra de Duarte se hace difuso  y,  los principios de Peña Gómez y el proyecto de primero la gente, invisibles. Así, no hay elecciones que construyan democracia, ni mejor suerte para la nación dominicana.

¡ Que Dios nos proteja!