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La democracia es un bien del Pueblo y a él le toca defenderla. Mientras tanto, aquí estamos dispuestos a seguir la voluntad del Pueblo”. Este epílogo, que encabeza estas indagaciones,  de la llamada carta de  de Bosch desde el confinamiento a raíz del golpe de Estado de 1963 a su gobierno, marca los prolegómenos del Boschismo como teoría de una visión sistémica de una democracia integral, en la que la voluntad popular es la fuerza humana y social  en términos  históricos,  que empuja hacia cambios de libertad, dignidad y justicia social.

Iniciamos  esta reflexión del Boschismo cuyo eje fundamental metodológico tiene la pedagogía de la participación política responsable, como forma de liberación de la ignorancia, con dos entregas anteriores, bajo el mismo título que lleva esta tercera: Juan Bosch el Mito del Miedo al Poder.

Con un pueblo ignorante no se va a ningún lado, decía el Maestro de la democracia dominicana. Este convencimiento de Bosch le llevó a  organizar un partido apoyado en la disciplina, el método, la organización  y la educación. Ninguna reunión  de sus organismos que pusiera de lado la educación (círculos y CB de Estudios),  era orgánicamente oficial y carecía de validez para deliberar y asumir posiciones. El mismo criterio de educación en un contexto distinto y propio,  valía para los Comités de Trabajo Peledeístas  (CTP), no solo se les organizaba, sino que eran lectores comprometidos de Vanguardia del Pueblo con quienes había que discutirlo no solo distribuirlo. Esto es en cuanto  al modelo de vida y organización partidaria de la visión sistémica integral de Bosch.

Volvamos al mito que por justicia de la historia es necesario desmontar, creado por la extrema derecha dominicana y la llamada izquierda radical revolucionaria; un fenómeno de coincidencia, no extraño  en las crisis políticas y sociales de una que otra sociedad en el mundo. En el caso nuestro, unidos, por la infame imputación contra Bosch de huir al poder y tenerle  miedo, puesta a circular como propaganda Nazi al estilo  Joseph Goebbels, por la CIA, el PACOREDO, PCD, la oligarquía Trujillo-Balaguerista y, reafirmada en el tiempo, por una corte de papagayos ignorantes.

El  más alto sentido ético en la vida  política y personal de Bosch, fue el cumplimiento de las reglas, las obligaciones y la solemnidad de la palabra empeñada; que queda puesta de manifiesto en la página 12 de su ensayo Crisis de la Democracia de América en la República Dominicana publicado en 1964 en México,  cuando a pesar de su opinión de regresar inmediatamente  después de la caída  del régimen de Trujillo al país , exigió no hacerlo  sin antes  consultar a Vanguardia Revolucionaria y su líder Horacio Julio Hornes, quienes se opusieron al regreso, cito: “Desde el primer momento mi opinión fue que había llegado la hora de entrar al país, y a medida que fueron llegando los compañeros, hallaba que cado uno tenía las mismas ideas. Todos estuvimos de acuerdo que había llegado la oportunidad  de mover a las masas dominicanas hacia un mejor destino y no podíamos dejar pasar esa coyuntura.- continúa diciendo Bosch,  en la siguiente página (13)…”Los líderes  de Vanguardia Revolucionaria creían que ir al país era traicionar la revolución”, fin de la cita.

La izquierda turulata dominicana; afirmo yo, en alianza con la ultra derecha fundamentalista trujillista, coincidencia esta nada extraña en la historia de la humidad, se abanderaron en la causa común contra la figura e imagen de Bosch

No sé de donde pueden sacar los estructuralistas marxistas metidos a sicoanalista burgués, el síndrome que  crearon  como mito  de miedo al poder  imputado a Bosch ¿de ellos y sus traiciones, o, de  los pequeños burgueses anarquistas, que viven perdidos  en un mar de tribulaciones?

Porque no perdonan a Bosch los pregoneros de una  abominable difamación perversamente silenciosa que como propaganda esparcieron como si fuera verdolaga en todo el ámbito político y social nacional. Veamos un detonante de esta ira pequeño burgués en  un juicio de Bosch sobre la clase media dominicana, cito: “Con las excepciones lógicas, comerciantes, profesionales, militares, sacerdotes, periodistas, hombres y mujeres carecen de dignidad patriótica porque les falta ese ingrediente estabilizador y creador que se llama amor; amor a lo suyo, a su tierra, a su historia, a su destino. En esta última palabra se halla la clave de esa actitud: la clase media dominicana, que vive sin un presente estable, no tiene fe en su destino; no cree en él,  y por tanto su vida como grupo social no tiene finalidad, vive perdida en un mar de tribulaciones (Crisis de la Democracia de  América en República Dominicana, Juan Bosch, pág.68)

Tal vez, los difamadores, al no poder sustentar argumentativamente sus tesis en la conducta de Juan Bosch por el grado excepcional de coherencia  con que vivió, y mucho menos en sus producciones intelectuales, por el rigor científico y  el impacto y  trascendencia social de todas; a lo mejor, construyeron  el mito-síndrome de miedo al poder, apoyados en su lenguaje metafórico, de Bosch,  expresado en su cuentística y,  de manera particular, en el Cuento la Mancha Indeleble en cuyas tramas el hombre imaginado, personaje nuclear de la historia, huye de miedo ante la orden de una voz para no entregar su cabeza por estar enlistado. De toda la cuentística que  conozco solo en esta metáfora-cuento, se sumerge  Bosch como personaje y eje nuclear del mismo, deducción lógica  que hacemos, por su lenguaje en primera persona en que está escrito, cito:

“….Al fin logré hablar.

  • Sí, he oído y he comprendido – dije – . Pero no puedo despojarme de mi cabeza así como así. Deme algún tiempo para pensarlo. Comprenda que ella está llena de mis ideas, de mis recuerdos. Es el resumen de mi propia vida. Además, si me quedo sin ella, ¿Con qué voy a pensar?

La parrafada no me salió de golpe. Me ahogaba. Dos veces tuve que parar a tomar aire. Callé, y me pareció que la voz emitía un ligero gruñido, como de risa burlona.

  • Aquí no tiene que pensar. Pensaremos por usted. En cuanto a sus recuerdos, no va a necesitarlos más: va a empezar una vida nueva.
  • ¿Vida sin relación conmigo mismo, sin mis ideas, sin emociones propias? – pregunté.” (Juan Bosch, Antología Personal, La Mancha Indeleble, pág.56. Editorial de la Universidad de Puerto Rico.)

La mejor herramienta para encontrar una respuesta adecuada, al dilema que nos hemos planteado despejar y desmontar como  estigma social  humano  inconsistente,  desde el punto de vista de la ciencia contra Bosch; lo tenga la Filosofía del Lenguaje en la Teoría sobre la metáfora y el símil de Donald Davidson y John Searle,  quienes compartían una misma concepción filosófica y teoría sobre la distinción entre las metáforas y el símil  y,  su utilización en el sentido funcional. Cito: “Davidson advirtió una estrecha relación entre la metáfora y el símil: ambos se utilizan con los mismo fines, los de destacar o hacernos notar ciertos parecidos o propiedades asignables a realidades o hechos distintos. Pero a diferencia del símil,  que al fin y al cabo tiene un significado literal, la metáfora no  afirma nada” (edición de Marcelo Dascal, Filosofía del Lenguaje II, Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía, pág.110, Editorial Trotta 1999, Madrid).

Otro componente maquiavélico empleado es el de las cinco reglas de la propaganda persuasoria Leninista, desviada y asumida en la propaganda Nazi, a juicio de   su creador,  el Ruso Domenach.  La izquierda turulata dominicana; afirmo yo, en alianza con la ultra derecha fundamentalista trujillista, coincidencia esta nada extraña en la historia de la humidad, se abanderaron en la causa común contra la figura e imagen de Bosch  de las reglas 2 y 3 del referido modelo de propaganda y sus técnicas, técnicas estas que buscan: Desfiguración y exageración  y;  la orquestación del plan, en el mismo orden en fueron citadas.

Usaron en su plan  todos los medios inimaginables, en una campaña despiadada e irracional con un contenido de odio y resentimiento, aún después de muerto Bosch.

Orquestaron y orquestan hoy, una campaña que tuvo como único punto de partida, su  supuesto miedo al poder, traída por los cabellos  en una manipulación propagandística inescrupulosa,  referida a una metáfora vacía y carente de juicios reales y verdaderos, que chocó contra un ser humano hecho de una pasta de una sola pieza moral y sin ningún hueco de que avergonzarse él y los  auténticos legatarios de su pensamiento.

En nuestra cuarta entrega (4) de Pentagrama,  para no hacer más extensa esta reflexión,  analizaremos que dispositivo normativo de la Constitución  del 1963,  problematizó  a pesar de la Revolución de Abril, un posible retorno de Bosch al poder.