Al llegar al final de este ciclo de reflexiones sobre Juan Bosch y el mito creado por la izquierda turulata dominicana en alianza con la ultra derecha fundamentalista trujillo-balaguerista, de miedo al poder, nos hemos hecho dos preguntas: ¿ tuvo miedo al poder Bosch o enarboló principios de moralidad irrenunciables para su ejercicio? Antes de formular la segunda pregunta es necesario establecer, que la conciencia sobre el poder y el rol de un líder forjaron en  Bosch claridad de juicios y valoración del sentido democrático de la emanación del poder, según la concepción Boschista: ¿debe este originarse en la conspiración o de la mano de la voluntad del pueblo?

El Pensamiento  espíritu y visión democrática del Gran  Maestro don Juan, se formaliza cuando sentencia;  “Un líder político, un verdadero líder,  no conspira mientras haya una puerta abierta para conquistar la voluntad popular por medios lícitos. Yo era un líder político. (Crisis de la Democracia de América en República Dominicana, Juan Bosch, Edit. Alfa y Omega, pág. 95)

La etapa política más incierta de la vida Republicana  la marcan los días post Trujillo, etapa en la que se consolida la propaganda o mito de miedo  de Bosch al poder, por su posición de principio ante la oferta de Balaguer, hecha llegar a Bosch a través del General Rodríguez Echevarría, en la que Balaguer ante el acorralamiento de que era objeto, expresaba su disposición  de entregarle el poder a él y no a Rafael Bonelly ,  Bosch fue preciso y firme en la respuesta que dio , de que él y el P.R.D. solo accederían al poder de la Mano del Pueblo, por una decisión popular democrática en las urnas.

Bosch fue preciso y firme en la respuesta que dio , de que él y el P.R.D. solo accederían al poder de la Mano del Pueblo, por una decisión popular democrática en las urnas

Como anticipo de lo que pasaría el 25 de Septiembre de 1963. Se inicia en Enero de 1962 una campaña de desfiguración de Bosch en la que se le tildaría de: Trujillista, calié, conspirador y hasta de ladrón, por haberse hecho rico y millonario descargando sacos en los muelles de Caracas Venezuela. Esta campaña orquestada por Bonnelly, la Unión Cívica, los  Cantorcitas, el Partido Socialista Popular y hasta Vanguardia Revolucionaria; Bosch- decía de ella- que Bonnelly pregonaba de él (Bosch), lo que realmente era  él  y el Héroe Nacional, conspiradores perversos.

A pesar  de este entornó político fangoso y putrefacto, emerge el 20 de diciembre 1962 un Gobierno honesto, probablemente el Gobierno más honesto y Democrático del Estado Moderno post. Trujillo, con la constitución más avanzada y garantista de la sociedad dominicana y Latinoamericana de la época, que encabeza el propio Bosch.  La mejor descripción de esta afirmación que hago, la hace Pablo Neruda en su Versainograma a Santo Domingo,  de la cual cito algunas estrofas:

Cuando Murió Trujillo Respiró
Aquella Pobre Patria De Tormentos
Y En Un Escalofrío De Esperanzas
Subió La Luna Sobre El Sufrimiento.

Corre Por Los Caminos La Noticia,
Santo Domingo Sale Del Infierno,
Por Fin Elige Un Presidente Puro:
Es Juan Bosch Que Regresa Del Destierro.

Pero No Les Conviene Un Hombre Honrado
A Los Gorilas Ni A Los Usureros.
Decretaron Un Golpe En Nueva York:
Lo Echan Abajo Con Cualquier Pretexto,
Lo Destierran Con Su Constitución,
Instalan A Cualquier Sepulturero
En El Trono Del Mando Y Del Castigo.
Y Los Verdugos Vuelven A Sus Puestos.

Santo Domingo Con Su Pueblo Armado
Borró La Imposición De Los Violentos:
Tomó Ciudades, Campos, Y En El Puente,
Con El Pecho Desnudo Y Descubierto,
Aplastó Tanques, Desafió Cañones.

Y Corría Impetuoso Como El Viento
Hacia La Libertad Y La Victoria,
Cuando El Texano Johnson, El Funesto,
Con La Sangre De Muchos En Las Manos,
Hizo Desembarcar Sus Marineros.

Encarnada en la misma persona de valores imperecederos, un presidente puro y honrado,  dos vías disímiles en sus naturalezas y consecuencias reclaman el derecho legítimamente democrático a gobernar: por un lado la voluntad popular expresada en unas elecciones transparentes y, por el otro, un pueblo en armas; que busca el retorno de él y su constitución al poder. Este hecho en la historia  política dominicana,  hace de  Juan Bosch, un coloso de la historia, casi que imposible de ser superado.

En la primera entrega, contentiva de la Carta del confinamiento, razonábamos que un dispositivo de la constitución de 1963 problematizó por su enunciado un posible retorno, de Bosch. Cuando el 27 de febrero de 1963, en su  toma de posesión rechazó  la propuesta de Rómulo Betancourt, presidente de Venezuela, de destituir los mandos militares trujillista para evitar preventivamente su derrocamiento. Garantizándole el presidente Betancourt, aplastar con la Fragata militar en la que había venido a su toma de posesión cualquier levantamiento. Bosch rechazó;   de aceptar esta solidaridad del presidente de entonces de Venezuela, se convertiría Bosch en violador de su propia norma y reo de ser procesado y ejecutado según los prescribía su propia constitución, cito:

De los Derechos Humanos

Art. 55. — Se consagra la inviolabilidad de la vida.

“No podrá establecerse la pena de muerte ni otra cual a que implique pérdida de la integridad física del individuo. La ley podrá, sin embargo, establecer la pena de muerte para los que, en caso de acción de legítima defensa contra un Estado extranjero, se hagan culpables de delitos contrarios a la suerte de las armas nacionales, o de traición o espionaje en favor del enemigo. (const.1963)

¿Ante una constitución clara y un dispositivo normativo como el art. 55, qué hubiese pasado con el CEFA y los militares y civiles que firmaron el acta de intervención llamada ley de complicidad con la operación PAWER PACK?  ¿Qué hubiese pasado con el héroe nacional y los militares que pelearon al lado de las fuerzas de intervención? A mí, no me queda la menor duda,  que aunque ello hubiese significado el mayor trance de la historia dominicana, la convicción Duartiana de Bosch, lo impulsaría a escarmentar a los malos dominicanos, deducción que hago de  su firmeza y carácter probada en la conducta de Bosch, al  actuar en función de la Constitución  aplicando  la pena de muerte. Bosch y su constitución, haciendo alegoría al versainograma a Santo Domingo, poema de Pablo Neruda, el Presidente Puro y  Honrado,   hubiese sentado un precedente a los traidores e hijos  abominables de la patria, sin que sea una verdad axiomática de la historia,   esta la razón y verdad trabó su retorno al poder.

Lucharon como hiena para impedir  un retorno legitimado por la voluntad popular de las urnas y las armas, apoyadas en las botas de 42 mil marines y el poder del imperio más hegemónico de la historia de la humanidad, los Estados Unidos de América.

Estas virtudes sumadas a la conciencia del sentido de responsabilidad ante la historia y vida, hicieron de Bosch un  ser político y moral excepcional, que marcó y trascendió su época y generación, Bosch entendía, como el mismo expreso que:

“La fundación de una democracia requiere otra actitud, pues para establecer un sistema democrático no hay sino una base firme: el reconocimiento de la voluntad del pueblo es sagrada y sólo de ella debe partir la autoridad democrática” (pág. 95, Crisis de la Democracia de América en la República Dominicana. 3ra edición 1965, Juan Bosch)

La grandeza de Bosch, sus principios, criterios y visión, así como no actuar nunca contra la voluntad popular, fueron tergiversadas y desfiguradas por sus detractores, con un método naci-fascista a lo PACOREDO, CIVICOS, PCD  o ultraderecha rancia, como un síndrome-verdad del miedo al poder.  ¿Vivir como vivió Bosch, acorde, en armonía  y en perfecta coherencia  con sus principios, es tenerle miedo al poder?