In memoriam: Osvaldo Domínguez. Mejor amigo y brillante ser humano

Estas ideas las escribo con mucha tristeza. Porque al hablar de tolerancia y entendimiento, de buena voluntad reflexiva, no puedo más que pensar en la decencia hecha persona de Osvaldo Domínguez (+).

Y digo que escribo con tristeza porque me parece a estas alturas de juego totalmente irracional, insultar a Juan Bosch (bajo tierra), por haberse dejado tumbar, según argumentaciones de dudosas pruebas.

Estamos ante una aberración vernácula, cerrada, de esas que en la historia de este país en su momento, hicieron derramar sangre sin  necesidad de ser derramada.

¿A los 51 años del Golpe de estado del 25 de  Septiembre, que hacemos al deshollinar y escarbar miserias humanas de Juan Bosch?

Especialmente, alguien que no está vivo para defenderse y que además en vida lo hubiera hecho de modo magistral, sin importar la acusación y eso todos, al margen de cualquier diatriba lo sabemos.

Cito un ejemplo personal: ¿Que haría yo ahora mezclando el hecho de que  Juan Bosch,  al otro día del asesinato de Orlando Martinez, no dijo ni esta boca es mía en su alocución de aquel momento?…

¿Por resquemor emocional voy a ponerme  a escribir ahora que el Golpe estaba bien ejecutado, que se lo merecía? No, porque eso sería faltar a mi coherencia de ideas y pensamiento, a lo largo de mis años.

Juan Bosch. Detrás Francisco Alberto Caamaño
Juan Bosch. Detrás Francisco Alberto Caamaño

Y sostengo: Juan Bosch como figura pública, como hombre de ideas y  pensamiento, pudo haber herido a  ciertas personas, pudo haber cometido muchos errores políticos y humanos, pudo incluso manejarse con fobias personales contra personas o causas, cuyas consecuencias  están en nuestra historia política, pero jamás, nunca jamás, repito, nunca se podrá justificar por imbecilidades emocionales un Golpe de Estado como el del 25 de Septiembre, jamás, jamás, aunque sin ser el caso, haya sido Juan Bosch el mismo Diablo disfrazado con canas y perfecta dicción.

¿Por resquemor emocional voy a ponerme  a escribir ahora que el Golpe estaba bien ejecutado, que se lo merecía? No, porque eso sería faltar a mi coherencia de ideas y pensamiento, a lo largo de mis años

Eso es lo que llamo la aberración vernácula, lo insólito del arrebato analítico nacional, el odio movido por un pasado que nunca se supera, que opera en el presente con una maldita pasión, colocada en mente cerrada sin luces ni visión.

Por un asunto personal con Juan Bosch, ahora nos vamos a inventar incluso que no era escritor,  que robó apuntes  de cuentos a Horacio Quiroga etc.

¿Qué carajo aportamos con eso ahora, justo en el aniversario 51 del golpe de estado a Juan Bosch?…

El peligro de estos arrebatos públicos, es que al final terminamos justificando el atraso y justificando a una clase social vigente que todavía, tiene sumido el país en las consecuencia del atraso de ese Golpe a la Democracia Dominicana naciente, justificando  sus acciones en esa distorsión que se sigue viviendo en la  República Dominicana, en la que la Democracia tiene esos viejos defectos de la transición del 1961 y el efecto posterior del Golpe de Estado a Juan Bosch, huellas indelebles aún en la contemporaneidad política nacional.

El Golpe de Estado,  estuvo sustentado en una ideología que tiene vigencia en este país, no solo en el propio PLD, sino en el PRD: conservadurismo puro y duro, que se niega a realizar transformaciones, no importa el partido que esté en el poder, el signo de continuidad con ese Golpe que en apariencia todos lamentan, lo tenemos en las ideas conservadoras, cuyas esencias son autoritarias y normalmente han usado el poder para servirse de él y para aplicar leyes contrarias el bienestar y cambio de status social, de las  grandes mayorías nacionales, quienes en busca de mejor destino, han hecho de la emigración un instrumento legitimo de rebelión silente.

La historia no se construye de modo ficcional, ella presenta hechos y realidades, de nada nos sirve ahora insultar a Juan Bosch, mostrando pruebas, aún ciertas, de que se "dejó tumbar" o que  era incapaz de gobernar.

Hoy nada de eso nos sirve, a no ser que con buen análisis, sin insultos a los muertos, saquemos las conclusiones de los errores que no se deben repetir.

¿A 51 años de un Golpe de Estado que luego costaría mucha sangre joven a este país, vamos ahora a justificar a los descendientes del mismo, que justifican airados y convencidos el derrocamiento de Juan Bosch?..

Si por alguna razón el propio Juan Bosch, tampoco entendió aquel momento (Derrotando las fuerzas oligárquicas anti trujillistas, reaccionarios y católicos militantes, Patrick Peyton cruzada Mariana, cóctel de guardias corruptos etc.),  la correlación de fuerzas que había desatado en su contra, eso ahora tampoco lo vamos a resolver 51 años después.

Lo inteligente sería ahora saber ¿ Por qué esas mismas fuerzas han secuestrado el futuro de esta  país en las esferas de las ideologías de partidos ?…

Lo que sí creo factible resolver ahora, en este instante, es entender con racionalidad meridiana, que los insultos gratuitos a los muertos, nunca han resuelto nada en la historia, eso sí es claro y evidente.

Otra cosa que podemos resolver ahora es lo siguiente: que la historia no se juzga al cabo del  tiempo, con berrinches y con chismes, con resentimientos no ocultados, con antiguas pugnas irresolutas, mucho menos con alguien que ya no tiene existencia física.

El Golpe de Estado del 25 de Septiembre, es huella en la historia política de este país, es el sinónimo del atraso de las mismas clases que prefieren la mano de obra barata, son los mismos siempre.

En alguna calle de la  ciudad colonial, estas ideas, en una esquina, las hubiera dialogado con Osvaldo Domínguez, tengo esa certeza.

El legado de Juan Bosch con luces y sombras, como todo humano, por polémico que sea, nunca podrá justificar su golpe de Estado,  justificarlo, en el tiempo y ahora,  es una maldita traición a tanta gente que con   buena fe  se fue a una guerra a pelear contra uno de los ejércitos más poderoso de la tierra, el norteamericano, y esa historia ni se olvida, ni se vende por furores hormonales. (CFE)