Cuando el presidente Leonel Fernández promulgó el Decreto 90-11 con el que designó a Josefina Pimentel Valenzuela como Ministra de Educación, sin lugar a dudas, hizo su mejor elección, la más adecuada, la más oportuna. Sus méritos políticos, ser militante y fundadora del PLD, una trabajadora por la causa de su partido, una seguidora del pensamiento de Juan Bosch, resultan insignificantes cuando los comparamos con sus méritos como docente, académica y servidora pública.
Josefina Pimentel es una educadora con más de 4 décadas de experiencia, con una carrera que comenzó en el primer escalón, como voluntaria para la alfabetización de adultos en el 1966, hasta hoy que es profesora universitaria de postgrado, pasando por la educación primaria y media.
Aunque la Ley 41-08 de Función Pública establece que los cargos de alto nivel lo ocupan funcionarios de libre nombramiento y remoción para lo cual no se necesita hacer carrera, Josefina Pimentel si hizo la carrera. Su primer contacto con el Ministerio de Educación, antigua Secretaría de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos (SEEBAC), fue cuando en el 1975 fungió como Directora del Departamento de Orientación. Desde ese entonces, ha estado vinculada, directa o indirectamente a dicha institución, en distintas funciones, dentro de las que destacamos: Coordinadora de Área en la Consulta Externa del Plan Decenal (1991-1992), Coordinadora del Programa de Capacitación Maestros Bachilleres en Servicio (1992-1996), Sub-Secretaria de Estado de Educación para Asuntos Docentes (1996-2000), Sub-Secretaria de Estado de Educación para asuntos Técnicos Pedagógicos (2004-2007). Lo ideal sería que todas las funciones públicas sean de carrera, que cuando alguien ocupe la más alta posición de una institución ya la conozca, sepa cómo funciona, sus fortalezas y debilidades, de manera que no haya que perder tiempo y recursos en un proceso de adaptación y aprendizaje del nuevo que llega. Afortunadamente para la educación dominicana, para el país, este es el caso que se nos presenta con Josefina Pimentel.
Aunque la Constitución de la República Dominicana establece en su artículo 135 que para "ser ministro o viceministro se requiere ser dominicana o dominicano en pleno ejercicio de los derechos civiles y políticos y haber cumplido la edad de veinticinco años", (lo que significa que en teoría cualquiera, el que se le ocurra al Presidente, puede ser Ministro, aunque no tenga méritos académicos o sus estudios y su experiencia no tenga nada que ver con la función para lo que cual lo designen), ese no es el caso de Josefina Pimentel, porque tiene méritos académicos y estudios sobrados para ocupar la función encomendada. Doctorado en Psicología Educativa y Desarrollo Humano, Máster en Alta Dirección Pública, Maestría en Administración y Planificación de la Educación, Maestría en Educación con Énfasis en Planeamiento Educativo, Licenciada en Psicología, Licenciada en Educación Mención Orientación Escolar, eso es sin mencionar los cursos, seminarios, conferencias y congresos en los que ha participado dentro y fuera del país, y sin mencionar los reconocimientos y premiaciones que ha recibido.
Si todo lo anterior es impresionante, nos presenta una vida consagrada a la educación y al servicio público, lo más importante de todo es que Josefina Pimentel es una mujer honesta, de principios, con una alta sensibilidad social, es de las que estuvo y está en la política porque sabe que desde allí se pueden transformar las sociedades, es de las mujeres dominicanas que se jugó la vida en un momento por sus ideales y sé que lo haría nuevamente si fuera necesario, una mujer que cree en la familia y que existe Dios.
Servir y no servirse, esa es su misión en la función pública, por ejemplo, mientras muchos desean tener bajo su dirección programas como el desayuno escolar, donde se manejan miles de millones de pesos, ella ha planteado que prefiere enfocarse en la educación propiamente dicha, aunque eso signifique deshacerse de dicho programa.
Con Josefina Pimentel la educación está en buenas manos, yo sé que se organizará el sector educativo en su gestión, eso quiere decir mejores profesores, más horas de docencia etc., y sé que entonces habrá motivación no sólo para destinar el 4% del PIB que establece como gasto para la educación la Ley 66-97 en su artículo 197, estoy seguro que algo más.