- 1. Pequeña genealogía: José Núñez de Cáceres y Albor nació en la ciudad de Santo Domingo el 14 de marzo de 1772 y falleció en La Victoria, capital del estado de Tamaulipas, México, el 12 de septiembre de 1846, a consecuencia “de changros en la cabeza”, o sea, un derrame cerebral, según acota en Carlos Larrazábal Blanco en Familias dominicanas (Santo Domingo: Academia Dominicana de la Historia, t. V, 1975, pp. 352-353), obra que abrevio en lo adelante así. FD, V, seguido del número de la página). En una carta de Januario Álvarez al Dr. Valentín Gómez Farías, fechada en La Victoria, Tamaulipas, el 14 de septiembre de 1846, citada por Emilio Rodríguez Demorizi se afirma que el deceso fue el 11 (Santo Domingo y la Gran Colombia. Bolívar y Núñez de Cáceres. Santo Domingo: Academia Dominicana de la Historia, 1971, p. 190, que abrevio más adelante como SDgranC, más el número de la página). Los padres de José Núñez de Cáceres fueron el agricultor español, quizá de origen extremeño, Francisco Núñez de Cáceres y María Albor. La madrina del niño fue Lucía Morales (FM, 252).
- 2. Los apellidos Núñez y De Cáceres aparecen documentados en Larrazábal Blanco desde 1626 con el matrimonio del alférez Jerónimo Núñez y Ana de Cáceres. Se verá que los nombres de Jerónimo, José y Francisco serán recurrentes hasta la generación de José Núñez de Cáceres y Albor y estarán ligados a la burocracia colonial (FD, V, 351).
- 3. La infancia, la niñez y la pubertad de Núñez de Cáceres se desenvolvieron en la indigencia. Su padre quiso convertir a su primogénito en el heredero de sus predios agrícolas, pero este se inclinó por los estudios y el padre le negó todo apoyo material y espiritual al desarrollo de su vocación. Es por esta razón que el niño Núñez de Cáceres, huérfano a temprana edad al morir su progenitora, fue criado por su tía paterna María Núñez de Cáceres, con verdadero amor de madre y le brindó todo el apoyo para que siguiera los impulsos de su vocación: los estudios. Para ayudarla a sostener el hogar, se vio obligado a vender palomas y otras aves en las calles de la ciudad, que le proporcionaba un cazador, según lo apunta José Gabriel García en la bien documentada y ponderada biografía del prócer en su libro Rasgos biográficos de dominicanos célebres (Santo Domingo: Del Caribe, 1971 [1875], pp. 137-181. Abreviado más adelante como RBDC, seguido del número de la página).
- 4. La férrea voluntad del joven Núñez de Cáceres vio el resultado de sus esfuerzos al graduarse de doctor en leyes en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Santo Domingo en el año de 1795 y en ese mismo centro de enseñanza ganó una cátedra por oposición y al mismo tiempo ejercía su profesión de abogado cuando en 1795 le sorprendió la nueva del Tratado de Basilea. Rufino Martínez, el Tucídides dominicano, en uno de las mejores biografías de Núñez de Cáceres, en la que su pluma nos coloca como en un filme a revivir la vida de este prócer día por día, acota lo siguiente: «El trascendental cambio político sufrido por la colonia [el Tratado de Basilea] le hizo emigrar a Puerto Príncipe [capital de Camagüey, DC], Cuba, en cuya Audiencia tuvo un empleo, entrado el siglo XIX. Reintegrada la Colonia de Santo Domingo a la Monarquía Española logró Núñez de Cáceres ser trasladado a ella el año 1810 con el mismo empleo que estaba desempeñando (…) Núñez de Cáceres, aunque educado con todos los formulismos y dogmatismos coloniales, resultó una individualidad avanzada, respecto a sus conterráneos de actividad mental.» (Diccionario bibliográfico-histórico dominicano (1821-1930). Santo Domingo: De Colores, 1997 [1971], p. 386, abreviado de ahora en adelante como Dicc, seguido del número de la página). El cargo desempeñado en Cuba por Núñez de Cáceres al que alude Rufino Martínez fue el de Teniente Gobernador, Asesor General y Auditor de Guerra, puesto desde el cual asumirá una posición de defensa de los intereses de los criollos : «… tenía facultad de control sobre todos los ramos de la administración pública, inclusive la función judicial; en su mano estaba el inclinarse favorable o desfavorablemente al interés público; decididamente lo hizo en el primer sentido, necesitando para ello, porque aparejaba el enfrentárseles a los intereses creados, mantener firmeza de carácter.» (Ibíd.).
- 5. Es en este escenario que va de la reincorporación de Santo Domingo como provincia de España a raíz del sucedido de Palo Hincado en 1808 con la expulsión de los franceses hasta finales de 1820, período denominado de la España Boba, que la personalidad de Núñez de Cáceres, con todos estos poderes concentrados en sus manos, que se dedicará en cuerpo y mente a construir el tinglado de lo que subyació y fue sofocado por Juan Sánchez Ramírez: la independencia de la parte española de la isla de cara a su metrópoli.
- 6. Núñez de Cáceres, imbuido de las ideas de la Ilustración y de la Revolución francesa logró la realización de su sueño al proclamar el 1 de diciembre de 1821 el Estado Independiente de Haití Español, el cual había vislumbrado como posibilidad desde que estalló en 1810 el grito de independencia de Miguel Hidalgo en México y la independencia de Venezuela acaudillaba por Bolívar en el mismo año en Venezuela y cómo comenzó a agitarse todo un continente en torno a esta idea de luego del derrumbe de la monarquía española con la invasión de Napoleón a España y Portugal y el establecimiento en 1810 de las Cortes de Cádiz. El abandono total de España de la recién reincorporada provincia de Santo Domingo a la metrópoli y la miseria que venía de hacía un siglo, aceleraron el proyecto de Núñez de Cáceres y se verán las razones de su fracaso momentáneo y el resurgimiento, veintitrés años después, del sueño independentista de la Efímera, continuado por la mente creadora de Duarte y el brazo ejecutor de Francisco del Rosario Sánchez, en ausencia forzada del líder, exiliado en Curazao por el presidente haitiano Charles Hérard-Rivière.
- 7. La personalidad de este Núñez de Cáceres, sujeto múltiple y coherente con su idea de un liberalismo primeramente moderado primero y luego radical, me lleva a examinar su vida y obra en cuatro facetas, a saber 1) Su actuación en Santo Domingo desde el 1 de diciembre de 1821 hasta el 9 de febrero de 1822 con la entrega de las llaves de la ciudad de Santo Domingo a Juan Pedro Boyer y la lógica salida al exilio del autor de nuestra primera independencia; 2) Su actuación sobresaliente como defensor de su liberalismo radical en Venezuela a la llegada a ese país el 23 de abril de 1823 por el puerto de La Guaira con su familia en pleno y con su imprenta a cuestas (SDgranC, 121-122), la que le permitirá desplegar toda su inteligencia política al fundar tres periódicos en Caracas (El Cometa en 1824, El Relámpago en 1826 y El Cometa Extraordinario en 1827) para apoyar primeramente las ideas de Bolívar y, luego, las de la separación de Venezuela del proyecto bolivariano de la Gran Colombia al lado de José Antonio Paéz, quien luego de la llegada del Libertador a Caracas claudica ante el genio del verdadero guerrero y político y abandona a su suerte el compromiso que había asumido junto a un grupo de seguidores de esta separación, en razón de que Bogotá, capital de la Gran Colombia, con Santander a la cabeza, drenaban los recursos económicos, educativos y culturales únicamente a favor de su causa y no de los demás países miembros de esa confederación; 3) Pese a que Bolívar le ofreció el cargo público de presidente de la Corte Superior de Justicia de Cumaná (RBDC, 178), Núñez de Cáceres prefirió solicitarle al Libertador pasaporte para México, ante la desbandada del proyecto de separación de la Gran Colombia y el peligro que pudiera correr su vida a raíz de la carta indiscreta que escribió a su seudo amigo Tomás Lander en la que criticaba el liderazgo político de Páez. Se le concedió su petición y salió en 1827 hacia el puerto de Veracruz, no sin antes permanecer un tiempo breve en Puebla de los Ángeles, San Luis Potosí, México capital y, finalmente, en La Victoria, capital del estado de Tamaulipas, lugar donde tendrá una actuación brillante como alto funcionario y como seguidor de las ideas del liberalismo radical del Dr. Valentín Gómez Farías, varias veces vicepresidente y presidente interino de México; y, 4) examinar su rol de un padre de familia ejemplar que alentó en cada uno de sus hijos el cultivo de la inteligencia, el ideal de virtud senequista, la idea de un compromiso social con la comunidad que les acogió en su peregrinaje por estos dos países y la conciencia de dejar un legado intelectual en las sociedades donde vivieron.
§ 8. En el párrafo, anterior, 7, es muy importante que el lector dominicano y todos los habitantes de nuestro país se conciencien de una vez por todas acerca de la diferencia semántica entre independencia y separación. Este último término ha sido correctamente utilizado para referirse a la separación de la parte este de la isla que fue proclamada el 27 de febrero de 1844 de cara a Haití, al igual que ha sido utilizado adecuadamente en el caso de los países, comenzando por Venezuela, que se separaron de la Gran Colombia y jamás utilizaron la palabra independencia, porque la independencia se produce una sola vez y la separación es susceptible de producirse varias veces, a condición de que la independencia de un país se vea momentáneamente eclipsada por invasión extranjera, anexión u otro tipo de pérdida de la soberanía. Núñez de Cáceres es, por lógica consecuencia, el verdadero creador de la independencia dominicana, la cual se vio eclipsada durante 22 años por la dominación haitiana y el 27 de febrero de 1844 se produjo una separación de los lazos que unían a las dos partes de la isla por las razones invocadas por la Manifestación del 16 de enero de 1844 y por otras justificaciones establecidas por algunos historiadores que han analizado la significación política, histórica y cultural el referido acontecimiento. (Continuará).