JOSE  (Joseph) CARDIJN, es uno de los grandes líderes cristianos que ha tenido el movimiento de trabajadores de todos los continentes; una de las personas más distinguidas del pasado siglo, por sus acciones en favor de la juventud trabajadora.

Para el movimiento de los trabajadores,  el sacerdote belga José Cardijn fue un símbolo y bandera, que representó con energía la juventud trabajadora mundial.

SU VOCACION:

José Cardijn nació el 13 de noviembre de 1882, en Scherbeck,  Bruselas, Bélgica, hijo de un minero retirado. El joven Cardijn ingresó a un Seminario Católico, aunque su padre quería que él siguiera trabajando para ayudar económicamente el pobre hogar, pero al notar la tristeza del hijo, el anciano padre volvió al trabajo en las minas, para que su hijo pudiera seguir su vocación.

Al referirse a su niñez Cardijn dijo: « Soy hijo de una familia obrera, tuve un padre que no sabía leer ni escribir,  no pudo ir a la escuela, porque en Bélgica (en aquella época) no habían escuelas para los hijos de la clase obrera, y mi padre era un obrero del carbón.

Yo tenía las manos negras, porque después de la escuela, y durante las vacaciones, iba a trabajar descargando carbón. Mi madre era también obrera, empleada doméstica…Y todo lo que soy se lo debo a papá y a mamá. »

Cardijn siguió sus estudios en el Seminario. En sus vacaciones estaba junto con sus compañeros del barrio obrero, amigos de infancia, hermanos de miseria y alegrías, al igual que él, hijos de trabajadores. Tratando con ellos descubrió que los jóvenes trabajadores sufrían una tremenda tragedia de pobreza y miseria.

Junto al lecho de muerte de su padre hizo un juramento « ENTREGAR SU VIDA POR  LOS  JOVENES TRABAJADORES ».

Teniendo un ideal de no ser traidor a su juramento, y con el objetivo de dedicarse a la superación de la clase trabajadora, fue ordenado sacerdote en 1906.

En 1912 organizó el primer núcleo de muchachas trabajadoras; en aquellas reuniones les dio el primer mensaje, quizás vago para algunos, pero al correr de los años se fue transformando en realidad.

  Ahí comenzaron los primeros « Círculos de Estudios », donde se reunían para hacer revisión de su vida como trabajadora; esas mismas jóvenes estudiaban sus condiciones de vida y trabajo y la respuesta cristiana a esas situaciones.

El primer mensaje de Cardijn para aquellas jóvenes que comenzaban a formarse fue: « Si tenemos fe en la clase trabajadora, conquistaremos el mundo.  Estamos comenzando. Adelante! »

Durante la Primera Guerra Mundial, Cardijn fue hecho prisionero por los alemanes; en la cárcel escribió lo que luego sería « EL MANUAL DE LA  JUVENTUD TRABAJADORA. »

El 21 de septiembre de 1924, realizaron el PRIMER CONGRESO DE LA JUVENTUD OBRERA DE BELGICA.  Ahí quedó plasmada la existencia real de ese movimiento.  José Cardijn fue nombrado Asesor Nacional de la JOC de Bélgica.

En 1925 fue reconocido el movimiento con el nombre oficial de JUVENTUD OBRERA CRISTIANA (JOC).  Cardijn dijo: « ¡Estamos comenzando…Adelante! HA SONADO LA HORA DE LA CLASE OBRERA. »

El trabajo de Cardijn apenas había comenzado.  Los primeros militantes, que él, como sacerdote, ayudó a formar material y espiritualmente, fueron conocimiento el movimiento a través de la acción.  El daba participación a todos, para que así fueran descubriendo realmente su personalidad, sus obligaciones y aceptaran su responsabilidad. Ellos se formaban para ser líderes dentro del movimiento de los trabajadores de Bélgica.

Utilizando el método de VER, JUZGAR Y ACTUAR ,  para que las acciones fueran reflexionadas antes de realizarse. A los que tenían responsabilidades de formar a otros de sus compañeros se les llamó militantes.  « LOS HOMBRES NO SON: NI MAQUINAS, NI BESTIAS , SINO HIJOS DE DIOS ,  PERSONAS HUMANAS. »

Una doctrina que les dé al mismo tiempo una mística, el noble orgullo de ser trabajadores,  el coraje de ser trabajadores, la fuerza moral para enfrentar las dificultades de su trabajo… UNA DOCTRINA CRISTIANA. »

La Juventud Obrera Cristiana-JOC, se afianzó en Bélgica, pero Cardijn tenía una ideas más ambiciosa…, quería llevar su mensaje a todo el mundo.  En 1927, se forma el primer grupo « jocista » en Francia, exactamente en  Clichy, un barrio industrial de París. Así comenzó a expandirse a otros países el movimiento que tan discretamente se había iniciado en Bélgica.                                         

En el año 1929  llegaron a Roma 1.500 trabajadores de distintas partes de Europa, vestidos tal como trabajaban, la mayoría con overoles. Era la primera vez que los obreros se compenetraban mutuamente con los representantes de la Iglesia frente a un Papa.

En ocasión de cumplirse los 10 primeros años de la Juventud Obrera Cristiana (JOC), en 1935, se realizó un Congreso en Jubileo, con 10.000 jóvenes trabajadores de distintos países.

Tomando confianza en sí mismo y en sus militantes, el sacerdote belga José Cardijn emprendió viajes por todos los continentes del mundo, llevando a todas partes el mensaje: « Los trabajadores no somos ni máquinas, ni bestias…sino HIJOS DE DIOS, PERSONAS HUMANAS. Adelante… Estamos comenzando » « Ay  del que abusa del obrero… ! Está abusando de Dios. »

Durante la Segunda Guerra Mundial Cardijn se fue a trabajar con aquellos obreros que tuvieron que abandonar sus países en forma clandestina.  Llevando siempre el ánimo y la confianza a todos, en aquellos momentos tan difíciles.  En mayo de 1942 Cardijn fue detenido por la Gestapo, permaneció preso hasta septiembre del mismo año, no desmayó y continuo la lucha.

Finalizada la II Guerra Mundial, Cardijn siguió visitando todos los continentes. Para 1946 había estado en 71 países, en todos ellos iba dejando prendido el entusiasmo de su energía.  Habló con jóvenes trabajadores de Asia, África, Europa y América; además entabló conversaciones con sindicalistas y trabajadores organizados en distintas asociaciones, dándoles aliento para continuar el trabajo con la juventud trabajadora.

En 1947 se organizó una Conferencia Internacional para Jóvenes Trabajadores, de todo el mundo, que se realizó en Montreal, Canadá.  Detrás de esa actividad estaba José Cardijn, con 65 años de edad, instruyendo y animando a los jóvenes.

Cardijn se  preguntaba: « Por qué universidades católicas? …Para formar líderes cristianos para la burguesía, profesionales como ingenieros y abogados cristianos…   Por qué es necesaria una enseñanza católica y hay colegios católicos? …Para formar líderes cristianos para la burguesía.

…Del mismo modo es absolutamente necesario, indispensable, que la clase obrera tenga líderes cristianos… pero no para la burguesía, sino para servir a la  misma clase trabajadora. »

En 1957  se organizó un Congreso Mundial de Jóvenes Trabajadores. Asistieron 32.000 trabajadores, representantes de todos los continentes.  Aquella entusiasta juventud de la JOC, tanto simpatizantes, militantes, dirigentes y asesores tenían el mismo ideal que su líder.

Detrás de ese Congreso estaba el hombre que había  trabajando cerca de 50 años con los trabajadores: José Cardijn, quién repitió: « Estamos comenzando… Adelante juventud!

Quienes escucharon los discursos de Cardijn lo pueden describir como lo hizo Maxence Van Der Meersch, en su libro EL CORAJE DE VIVIR, cuando dice cómo conoció a Cardijn:

« Toda la vida recordaré la extraña silueta de aquel cura, surgido bruscamente en el escenario, yendo, viviendo, gritando, agitando los brazos, moldeando el vacío con ambas manos, seco, delgado, erguido, lanzando frases incompletas,  respirando profundamente,  gesticulando , casi cómico, en medio de la violencia, haciendo que algunos jóvenes sonrieran al principio y que, poco a poco, a fuerza de entusiasmo, de bríos, de sinceridad, de indignación, de cólera, de ternura, de compasión, conseguía progresivamente emocionar a todo el auditorio, levantando la concurrencia, haciéndola estremecer, vibrar, exaltarse, llorar, conmovida hasta las entrañas, ante el espectáculo lacerante de aquel hombre, que se entregaba por completo hasta el fondo del alma, hasta la misma sangre, a la gran causa de los desheredados… »

-En los barrios, en las fábricas, donde se hace más necesaria la presencia de los dirigentes, el sacerdote belga José Cardijn iba formando a los obreros y obreras  que serían futuros dirigentes cristianos del movimiento de trabajadores, para que fueron líderes sindicales, de las cooperativas, de las asociaciones populares y hasta de partidos políticos, donde desarrollaban sus conocimientos, habilidades y aptitudes, instruidos en esa escuela de vida, en la acción, con el ejemplo y la solidaridad de una vida cristiana.

Cardijn nunca gustó de la improvisación, siempre decía que los eventos no tienen éxitos o fracaso cuando se realizan, sino cuándo  y cómo se preparan.

Un congreso, una asamblea, una reunión de directivos, o cualquier otra reunión, no puede calificarse porque estén todos los delegados reunidos, sino por la forma como se haya preparado.  El  insistía en que había que prever todos los detalles, por pequeños que sean, pero nunca improvisar.   Siempre insistió en esto, desconfió de toda improvisación.   Cuando llegaba a una reunión lo primero que cuestionaba era: Como fue organizada?   De ahí deducía el éxito o el fracaso,  no por la cantidad de personas presentes, sino por la preparación para lograr los objetivos.

Cuando Cardijn se encontró con el Papa Juan XXIII, aquel santo hombre que renovó la Iglesia Católica, el Papa le dijo: « Hace tiempo que deseaba encontrarme con usted, y ha sido falta que yo llegue a Papa para éste placer. Adelante, juventud!»

Como Asesor de la JOC Internacional, Cardijn estuvo en una organización que se hizo representativa de los jóvenes trabajadores del mundo, que sirvió de escuela de vida  para miles de jóvenes.

En Bélgica, Francia, Italia, Argentina, Brasil, Venezuela, México, República Dominicana,  chile,  Filipinas, Estados Unidos, Cuba y en otros tantos países, iban surgiendo trabajadores formados en la JOC, practicando lo que Cardijn les había enseñado: ser líderes para la clase trabajadora, entregarse al movimiento obrero.

Decía: « Ustedes, jóvenes trabajadores, tienen una eminente dignidad, son HIJOS DE DIOS, están llamados a perfeccionarse, deben creer en esta dignidad, trasformar sus vida, y crear un ambiente para conseguir que todos los trabajadores vivan con esa dignidad.

Deben ser REVOLUCIONARIOS, para traer más justicia social y más caridad a este mundo. Pero comiencen esa revolución con ustedes mismos… », « La Iglesia sin la clase obrera…no es la Iglesia de Cristo. »

La clase trabajadora de República Dominicana, como muchos otros países del mundo, tuvo la oportunidad de conocer personalmente a Cardijn. En abril de 1964, él se presentó en el Auditorio Don Bosco, de Santo Domingo, auspiciado por la JOC Dominicana.

El 22  de febrero de 1965 José Cardijn fue elevado a Cardenal por el Papa Paulo VI.

Algunos años antes de morir declaró: « Soy un joven de 80 años…Cada año que pasa me siento rejuvenecido. Saben por qué?  …Siempre ando buscando algo. Un hombre que no busca, es un hombre muerto. Pero todo lo que busco está en la clase trabajadora, a quien he jurado entregar mi vida. »

Millones de trabajadores conocieron y escucharon las conferencias de Cardijn.  Escribió varios libros, todos dedicados a los trabajadores. Entre esas obras están: La Hora de la Clase Obrera, Laicos en Primera Fila, Los Jóvenes Obreros ante el Matrimonio, Llamada, El Joven Trabajador y la Joven Trabajadora Ante la Vida,  y  otros más.

Actualmente muchos sindicalistas, políticos, cooperativistas, hombres públicos en general,  en todo el mundo, agradecemos haber conocido el humanismo sobresaliente de José Cardijn, haber aplicado un método que él impuso a través de la JOC.  Nos  formamos  en esa  escuela de vida, y hoy somos capaces de conducir  hombres y asociaciones, representar otros trabajadores, estando Cardijn en el corazón de  nosotros.

El 24  de julio de 1967 la figura física del Cardenal Cardijn dejó de existir, pero el ideal que él infundió a la clase trabajadora perdurará por mucho tiempo en los jóvenes trabajadores.   La historia de sus hazañas, sus libros y su ejemplo servirán de modelo para futuras generaciones.

El fue un militante cristiano, con su compromiso, con el ideal, un líder del movimiento de los trabajadores, que jamás traicionó a su clase social.  Cumplió a cabalidad el juramento que hizo siendo un  joven, de entregar su vida por la superación de la clase trabajadora.                                      

El Secreto de Cardijn: « Podría decirse que no he descubierto nada nuevo, sino que sólo expongo lo que otros han dicho mejor que yo.  Es efectivamente verdad que, a lo largo de mi vida, siempre he dicho lo mismo…Y no me arrepiento.  Todo lo que he dicho es el secreto de mi vida.  Un secreto que siempre he revelado (¡lo he voceado!) en todas las plazas públicas.  A lo largo de los años que ido descubriendo – y procurando hacer descubrir a los demás- las necesidades de este apostolado y la forma de llevarlo a la práctica  en  la  vida  concreta.

A partir de mis primeros intentos, ésta tarea me ha sido apasionante, cada día más ,  y ,  al  cabo de mis múltiples viajes misioneros a través de todos los continentes, el problema del laicado obrero, de su formación y organización se ha presentado con un carácter cada vez más universal          y  fundamental, imprescindible de cara al futuro del mundo.

El descubrimiento del carácter decisivo de esta tarea ha sido el motor de toda mi acción.   Son unas reflexiones que, traídas de la vida apostólica cotidiana, desarrollan aquellas ideas que tantas veces de repetido, incansablemente,  a los jóvenes de la Juventud Obrera Cristiana.

Cada joven trabajador, cada joven trabajadora tiene una misión y un destino divinos,  no en la otra vida, después de la muerte,  sino AHORA Y AQUI,  desde hoy,  en la vida concreta y diaria,  en su propio ambiente y entre sus compañeros de trabajo, donde su acción providencial es irremplazable,  y donde desempeña el papel de apóstol directo e inmediato de  DIOS. »