En contraste con Marx, Tocqueville  se dio cuenta de que el Estado no se estaba desvaneciendo, sino que se convertía en un poderoso y totalitario Leviatán.
J.P Mayer. Londres, Diciembre,1956.

Para usted entender lo que está sucediendo en los Estados Unidos, para elegir a su presidente números 46, no puede ir a estudiar obras importantes de la Ciencia Política en América Latina, como la coordinada por  Flavia Freidenberg, no lo puede hacer desde el estudio de  Las Frágiles Democracias Latinoamericanas, obra supervisada por Ángel Soto y Paula Schimidt, tampoco desde el reto desafiante de los cambios que nos llevan a transitar por Los Avatares de La Democracia en la Globalización  de Laura Faxas, Yvon Le Bot y Ernesto Otonne; tiene que ir a La Democracia en América de Alexis de Tocqueville, para entender, por qué funciona la democracia en los Estados Unidos.

Levantándose con poderosa energía cual relámpago otoñal, el pueblo norteamericano bate récord como si se tratara de una carrera de fondo, superando las votaciones del año 1900; esta vez con 175 millones de votos populares por diferentes candidatos, con una impresionante votación de unos 100 millones por correo, voto anticipado. El correo federal es una de las más sólidas instituciones que sirve a la democracia, con votaciones anticipadas como lo hicieron varios estados.

El sistema electoral de los Estado Unidos no cuenta con un órgano central, no tiene una Ley Orgánica en materia Electoral, lo que tiene es un diseño de legislaciones estatales que encargan a diferentes órganos del Estado local las decisiones electorales, como organizar, contar y declarar los ganadores de los votos de los colegios y las autoridades estatales.

Esta flexibilidad le permite a los Estados decidir más allá del propio día de las elecciones dentro de la legalidad, como son los casos de Carolina del Norte, Arizona, Pennsylvania, Nevada y Ohio, los cuales han contabilizado un promediode 98% de los votos.

En Estados Unidos el voto popular no elige al presidente, sino los votos del colegio que son un total de 538, pero el voto directo elige a los senadores, representantes, gobernadores, alcaldes y representaciones estatales.

Donald Trump no alcanzó los 270 votos necesarios del colegio, siendo el único presidente desde 1872 que ha perdido el voto popular dos veces. Se puede ganar el voto popular y perder el colegio, como fue el caso de  Hillary Clinton, quien ganó el voto popular por casi tres millones de votos. El exvicepresidente  Al Gore ganó el voto popular, pero George W. Bush consiguió más votos del colegio después de un recuento en Florida, con  un fallo de la Suprema Corte de Justicia fue declarado presidente.

Los delegados de los colegios electorales votarán el 14 de diciembre quien es el presidente de los Estados Unidos, salvo que haya una interrupción por recursos ante diferentes instancias judiciales. Existen delegados infieles han cambiado el voto del colegio, esto ha sucedido y votaron por candidatos que no estaban en las boletas. como Bernie Sanders, Colin Powell y Ron Paul, entre otros.

Akhil Reed Amar, profesor de derecho y ciencias políticas en la Universidad de Yale, citado por analistas del New York Time dice: Si hay un empate en la delegación de un estado, el voto de dicho estado no se contará. Un candidato presidencial necesita al menos 26 votos para ganar.  -Esto es una vez conformado los votos del colegio-. Luego cita la jurisprudencia Rutherford B. Hayes en las elecciones de 1824 y 1876.

Hay 33 Estados (más el Distrito de Columbia) que requieren que los electores voten por un candidato comprometido. Sin embargo, la mayoría de esos estados 16 más Distrito de Columbia,no tienen ninguna sanción para evitar que el voto en contra cuente como emitido.

Hay cinco Estados que prevén una sanción de algún tipo por un voto en contra, hay 14 Estados que prevén que se cancele el voto y se reemplace al elector. La constitucionalidad de estas leyes fue confirmada por la Corte Suprema en Chiafalo Vs. Washington el 6 de julio de 2020.

El balance final de esta contienda puede durar días, aún después de contabilizados los colegios electorales, pero se pueden adelantar conclusiones; la democracia está en el alma del pueblo norteamericano, sus instituciones son sólidas, el sistema funciona, la libertad de expresión se ejercita. Con la victoria de Biden soplarán nuevos vientos, se recompondrán las agendas, pero el único ganador verdadero es el pueblo norteamericano.

Mis felicitaciones.