Siempre me ha llamado la atención la persistencia con la que el teórico Jimmy Sierra hace de la amistad un baluarte, una barcaza que sortea las olas encrespadas del mar político. Junto a él podemos encontrar personajes diametralmente opuestos y antagónicos en el mundo ordinario. Solo un hombre que coloca el sentido del humor por encima de la falsa seriedad de la política, puede convidar a polos opuestos alrededor de una peña cada sábado, sin que los comensales blandan sus espadas sobre la mesa.

En la lectura del capítulo de su libro "Un encuentro", que lleva por sugerente título, La enemistad y la amistad, Milan Kundera recrea el significado de la amistad situándola por encima del accionar puro y simple de la política. Inicia su texto refiriéndose a un escritor checo muy de moda en la época de la ocupación Soviética, Bohumil Hrabal. Éste se burlaba de la sobredosis de ideologías en los regímenes de fuerza. Dice Kundera que un solo libro de Hrabal sirve mucho mejor a la gente y a su libertad de espíritu, que todos nosotros juntos con nuestros gestos y nuestras proclamas contestatarias. Más adelante argumenta acerca de la amistad entre Louis Aragón y André Bretón, destacando que la ruptura entre ambos fue más estética que política. Dice Milán al respecto: "en la era de los balances, la llaga más dolorosa es la que dejan las amistades rotas; y nada más idiota que sacrificar una amistad por la política (…) Admiré a Mitterrand por la fidelidad que supo conservar hacia sus viejos amigos. Y por esa fidelidad fue violentamente atacado hacia el final de su vida. Está fidelidad fue de hecho su nobleza" Por último quiero subrayar del texto de Milan Kundera, las siguientes palabras: “Lo que más me llamó en los grandes procesos de Stalin es la fría aprobación con la que los hombres de estados comunistas aceptaban la condena a muerte de sus amigos.

De Jimmy solo puedo decir que hace honor a una forma de ser aparentemente pasada de moda y que él, con su enorme sentido del humor y con su intento titánico de echar agua a las heridas que deja la política, se ha convertido en un alpinista, capaz de subir al Monte Everest, solo por salvar una amistad. Pienso ahora en las diferencias que hubo entre hombres como Bosch y Peña, Peña y Majluta, Danilo y Leonel, por citar las más reciente de todas, así como las que existieron entre muchos de los  jóvenes de la izquierda de este país. Esas disputas no resueltas condujeron a absurdos y, en alguno de los casos, arrastraron a sus protagonistas al despeñadero político. La labor de Jimmy Sierra es digna de ser destacada. Actitud de la que me siento muy orgulloso, porque fue él una de las primeras personas de quien escuché, siendo apenas un niño, fábulas y cuentos literarios. Gracias teórico, por ese trabajo de aguatero que realizas.