Hablaremos de tu líder o maestro, si eres cristiano. Pero aunque no fueras cristiano, el no conocerlo, mostraría una lamentable ignorancia.

Jesús (Yeshua ben Yoseph) fue un judío que nació en el año 1 de nuestra era cristiana. Dividió el tiempo en antes y después de Cristo. Sin embargo, fuera del pueblo judío fue poco conocido durante su existencia humana. Lo conocemos por los evangelios, aunque unos historiadores de la época, como Flavio Josefo y Plinio El Joven, lo mencionaron también.

Hay muchas leyendas sobre los años anteriores a la vida pública de Jesús. Hay quienes aseguran que estudió en una escuela en la gran pirámide de Egipto, algunos que estuvo estudiando en la India, otros señalan entrenamiento extraterrestre, etc. Es impresionante la seguridad con que se hacen estas afirmaciones, pese a no tener ninguna evidencia confiable.

Parecería más probable que hubiera sido esenio, por algunos aspectos de su vida que concuerdan con ellos. Los esenios eran una comunidad judía. Eran verdaderos ascetas y unos religiosos que se apartaban, intentando ser más coherentes con su fe. Hemos podido conocer sobre ellos, especialmente por los famosos rollos que escondieron en Qumran a orillas del Mar Muerto. Porque cuando los romanos  arrasan Jerusalén hacia el 70 D.C, llegan a Qumran y lo destruyen también. Los rollos encontrados (en 1947) son del Antiguo Testamento y ninguno habla de Jesús, pese a que a muchas personas les agrada decir que sí.

Jesús inicia su “vida pública” con el reconocimiento de Juan el Bautista, el último de los profetas reconocidos en la Biblia. Se autoproclama como el mesías, convirtiéndose automáticamente en un importante enemigo de las autoridades judías, a quienes sobre todo les preocupaba que organizara alguna revuelta debido a su popularidad. Pero Jesús no incursionó en el terreno político y mucho menos, militar.

Organiza un grupo con gente inculta, sin prestigio, ni dinero y comienza a transmitirles conocimientos que incluso al día de hoy, las mayorías no logran entender.

Los evangelios nos narran su vida, enseñanzas, milagros y sabiduría. Su vida fue sumamente contrastante con la mentalidad de la época. Esperaban un líder que bajara del cielo mandando fuego sobre los romanos y aparece este judío, hablando de un mundo espiritual. Cada vez se gana más el aprecio de los que no están comprometidos con el poder. Su popularidad crece. Los líderes religiosos y políticos deciden eliminarlo, “por el bien del pueblo”.

Jesús no se va a otra región, se mantiene con su pueblo. Aunque es evidente que lo van a matar. Cuando el gobernador romano Pilato le pregunta si es verdad que es rey (para ver si no acepta el reinado del César), en vez de decirle que es en sentido metafórico, le dice que sí y que para eso nació. Al Rey Herodes que era un gobernante judío corrupto, ni siquiera le dirige la palabra. Jesús no modifica sus palabras para evitarse problemas, pese a que hubiera sido más “prudente” o “político”.

Es ejecutado de la forma que ejecutaban a los peores delincuentes, pese a que Pilato lo torturó excesivamente para ver si las autoridades judías se conformaban y lo dejaban vivir. Se pensó que sus seguidores, desaparecerían.

Aparentemente había  fracasado.

Al tercer día, llenos de alegría salen sus discípulos anunciando que: ¡Jesús había resucitado! De repente, ese grupo de supuestamente inútiles se convierten en colosos. Ya no les importó ni que los criticaran, persiguieran, rechazaran ni mataran, se presentaban abiertamente y admitiendo su fidelidad al crucificado que había regresado de la muerte. Haciendo las mismas proezas y comunicando el mismo mensaje del maestro. Se enfrentaron incluso a leones. Fueron indetenibles. Al día de hoy, los cristianos son miles de millones, siendo la mayor religión del Mundo.  El Islam, la segunda mayor religión mundial, lo llama profeta. Siendo Jesucristo el hombre de mayor influencia en toda la historia de la humanidad.

El cristiano actual afirma que Jesús vive y los que además tienen fe, han despertado su propia naturaleza divina (han nacido del espíritu) y son capaces de relacionarse con él, aquí y ahora (Juan 11:25-26). El verdadero creyente al tomar conciencia de su naturaleza espiritual, trasciende los límites de este mundo, viviendo realidades difíciles de explicar y descubriendo que no depende para vivir, del cuerpo humano que ahora posee.