De 1971 a 1986, en 15 años, Jean Claude Duvalier  compartió en Haití el poder con tres Jefes de Estado dominicanos: Joaquim Balaguer, Antonio Guzmán y Jorge Blanco.

No realizó  visita alguna de Estado a República Dominicana.  Sus intercambios formales con los dirigentes dominicanos no fueron  tan fluidos.   Dos temas eran fundamentales: la seguridad del régimen con relación a la presencia de opositores en suelo dominicano y las jugosas  negociaciones con su contraparte interesada en la contratación anual de braceros.

El cambio  democrático con el Partido Revolucionario Dominicano  incrementó las inquietudes en Puerto Príncipe respecto al primer tema. Sin embargo, agentes haitianos con la tolerancia o con la complicad local actuaban en suelo dominicano.

Un nombre que viene a la mente por obligación es Louis Samuel Roche. Un asilado político haitiano que trabajaba como vigilante de una empresa privada cuyo cuerpo nunca apareció después de su secuestro en 1981.

En cuanto a los cortadores de caña, François Duvalier, siguiendo la línea de Elie Lescot y Trujillo en 1941, había firmado con Balaguer en 1966 un acuerdo que sirvió de base durante la gestión de su hijo para los contratos subsiguientes iniciando con Don Antonio Guzmán en 1978 por quien firmó, en representación del Consejo Estatal del Azúcar, el actual presidente del Tribunal Constitucional, entre otros.

Dichos contratos permitían la llegada de entre 15,000 y 19,000 braceros para los ingenios estatales. Otros miles eran contratados a través de buscones por los ingenios privados con una autorización especial de la Presidencia. Los contratados frecuentemente llegaban sin documentos de viaje.

Baby Doc  renovó  con  Salvador Jorge Blanco en  octubre del 1982, a través de sus funcionarios respectivos, el contrato de braceros. Esta vez por una duración de dos años.

Vale la pena subrayar, en los momentos actuales de cuestionamientos de la falta de identificación de los inmigrantes haitianos en República Dominicana, que el artículo 10 de dicho contrato estipulaba que el CEA se hacía cargo de los gastos de pasaportes, tarjeta de identidad y exámenes médicos. El  régimen haitiano recibió  4.5 millones de dólares por este concepto.

Un conflicto bilateral  surgiría a la caída de Baby Doc en febrero del 1986 justamente porque el Consejo Nacional de Gobierno, con dinero avanzado al fugitivo, se encontraba en la imposibilidad de enviar formalmente los braceros por ser una práctica públicamente rechazada en Haití.

Ante la Organización Internacional del Trabajo, quejas formales habían sido depositadas por grupos sindicales y organizaciones internacionales de derechos humanos en contra de los dos gobiernos por tráfico de personas y esclavitud moderna resultantes de negocios turbios que dieron lugar al mayor asentamiento migratorio laboral en el Caribe.

Cubriendo más globalmente las relaciones entre los dos países,  Duvalier y sus homólogos isleños tuvieron la ocasión de marcar algunos hitos históricos. Así, en mayo de 1979 en la frontera de Malpasse-Jimani un encuentro doble se dio en ambos lados entre él y Guzmán, casado a Dona Rene Klang -recientemente fallecida- con vínculos sanguíneos haitianos. Firmaron el acuerdo básico de cooperación.

En octubre de 1985, a invitación de Duvalier, Jorge Blanco realizaba una visita oficial a la capital haitiana. Esta, como el acuerdo firmado con su predecesor, son considerados como los primeros realizados desde la caída del régimen Trujillista.

Lejos de la violencia del “dechoukay” que marcó su salida de Haití, Duvalier de manera sorpresivo regresó en enero de 2011 a su país donde vivió, sin grandes inconvenientes hasta su deceso el 4 de octubre de 2014.

Ante su incomoda presencia, expresando una madurez muchas veces oculta por los grandes medios, la sociedad haitiana y las víctimas de su régimen canalizaron sus reclamos de justicia a través de los tribunales competentes.

El fallecido dictador que nunca paso más allá de la frontera  mantuvo amistades intimas con empresarios, altos cargos militares y reconocidos juristas dominicanos para quienes fue un socio importante.