El país camina hacia las elecciones generales presidenciales, congresuales, municipales y de diputados de ultramar, las mismas están programadas para los meses de febrero y mayo del año 2020; y los días se están pasando muy rápido.
La Junta Central Electoral es la institución responsable de organizar dichas elecciones. Por eso, sería bueno destacar que preparar unas elecciones no es nada fácil; ni siquiera sería fácil organizar las elecciones de una junta de vecinos. O sea, preparar unas elecciones generales en cualquier país democrático es una actividad muy seria y requiere de la colaboración de los Poderes fácticos del Estado.
Dicho en otras palabras, en tiempos de elecciones generales la democracia del país está en manos de un órgano extrapoder (JCE). Por lo que, dicha Junta Central Electoral está obligada a garantizar a cualquier precio la paz y soberanía de la república. Es su misión: sostener de pie un Estado Social y de Derechos.
Puesto que es mucha la responsabilidad que pesa sobre las espaldas del presidente y los 4 miembros que conforman el pleno de la JCE… y nosotros (el pueblo) estamos a una distancia, a menos de dos años para las celebraciones de dichas elecciones generales, ¨ante todo, la JCE debería acelerar el paso para que no la agarren asando batatas¨
Mejor dicho, en cuanto a la ejecución técnica, administrativa, presupuestaria y financiera del trabajo diario o de ¨carpintería¨, o trabajo operativo, no se siente la eficacia de la misión; salvo la reciente prohibición que les hiciera públicamente (la JCE) a aquellos políticos que están recorriendo calles, callejones y rincones de la ciudad, semana tras semana, en busca de firmas y votos, en ¨campaña extemporánea¨.
En cambio, siendo esta (la conminación de la propaganda política) la medida más relevante que ha asumido la Junta Central Electoral en los últimos meses, el expresidente Leonel Fernández le salió al frente al emitir un comunicado público diciendo lo siguiente: “en realidad, no hay ninguna norma vigente ni disposiciones estatutarias o reglamentarias de los partidos que prohíban la realización de esas acciones en el periodo de pre-campaña… por el momento, es inaplicable debido a que no se encuentran en armonía con el principio universal jurídico, de que lo que no está prohibido, está permitido”
La JCE, a groso modo, no ha tomado ninguna medida con merito suficiente para visualizar las celebraciones de unas elecciones generales con éxito… me temo que se le está haciendo muy tarde para la organización de las celebraciones de las elecciones generales (quizás la JCE está esperando la aprobación de la dilatada ley de Partidos, agrupaciones y movimientos políticos, o los fondos económicos propiamente para el montaje del evento)
Lo cierto es que tenemos malas experiencias con esto de celebrar elecciones con el tiempo encima.
Por ejemplo: las elecciones pasadas (2016) fue un tollo, simplemente por falta de tiempo. El presidente del organismo Sr. Roberto Rosario le sorprendió la noche, y en un abrir y cerrar de ojos amaneció con el evento encima. Luego, ¨quiso hacerlo todo en una semana¨: entrenamiento, chequeo de equipos, despliegue de logística y prueba / ensayo… pero ya era muy tarde. Y como era de esperarse, le salió todo mal.
La actual JCE debería de acelerar el paso para que no le coja lo tarde de ¨ablandar habichuelas¨.
El país recuerda perfectamente el costo de esta tardanza: más de 40 millones de dólares. Esto es sin hacer alusión a las molestias que se les causó a los ciudadanos que se acercaron el día la votación a votar y no pudieron ejercer el sufragio, o lo hicieron con estrechas dificultades. Sin hablar de las cantidades de impugnaciones que provocó el inadecuado e impreciso conteo de los votos al ¨margen de la tecnología prevista para realizar dicha conteo automático¨. Además, ni hablar de la inmensa cantidad de boletas nulas y observadas sin claras justificaciones. En conclusión, ¡todo esto fue un desastre! ¨una inversión infructuosa¨.
Lo peor, todavía la JCE no ha dicho que va hacer con las captadoras de huellas. No ha dicho nada sobre las máquinas que yacen en un almacén de piezas viejas. Esta nueva Junta no le ha dicho a nadie si usarían las mismas inservibles maquinas del anterior torneo, o si usarían otro recursos tecnológicos. La JCE no se ha expresado sobre la opción o ponderación del conteo tradicional (manual). Tampoco ha dicho la JCE, si le conviene al país o ¨a alguien en particular¨ embarcarse en otra aventurera inversión de nuevas tecnologías para automatizar el conteo de los votos.