Japón, único país asiático que es miembro del exclusivo Grupo de los Siete o G7, compuesto además por Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, de Europa Occidental, así como EEUU y Canadá, de América del Norte. Con estos dos últimos, Japón comparte la amplia región Asia-Pacífico.
El G7 reúne a los siete países más industrializados del planeta y aunque el mundo ha cambiado mucho desde que se propuso en 1973 y se reunieron los 7 por primera vez en San Juan, Puerto Rico en 1977, siguen siendo los países desarrollados y sobre todo, siguen representando lo que en esencia siempre han sido, un grupo hegemónico de gobernanza global, con una gran influencia en lo político y militar. Darle seguimiento a los temas que se tratan, las decisiones que se toman y las líneas que se trazan en las cumbres de Jefes de Estado y Gobierno de este grupo, son de vital importancia para entender el mundo de hoy y su rumbo futuro.
Los días 26 y 27 de mayo de este año 2016 Japón fue la sede por sexta vez de la Cumbre G7, para la cual se preparó muy bien. Desde el mismo 8 de junio de 2015, en la rueda de prensa que siguió a la pasada Cumbre en Alemania, el Primer Ministro japonés, Shinzo Abe, (dicho sea de paso, ha relanzado a Japón en todos los órdenes), habló sobre el lugar donde se realizaría y sobre las responsabilidades de Japón como país anfitrión. “Invitaré a los líderes del mundo a Ise-Shima. El magnífico mar que puede contemplarse desde Shima se extiende sin interrupciones del Pacífico al Índico. Con los sentimientos de todas esas naciones asiáticas y africanas en nuestros corazones, como país sede de la cumbre de 2016, Japón se propone discutir los asuntos francamente con los líderes del mundo, para promover la paz y la prosperidad mundiales”, dijo Abe aquella vez, y así fue.
Se trataron los principales asuntos globales y al final dieron a conocer una Declaración. El crecimiento económico mundial como prioridad urgente, al reconocer que seguía siendo lento sobre todo en las grandes economías que ellos representan. Para la recuperación hubo varias propuestas, aunque no un acuerdo sobre la mejor manera de hacerlo. Las tensiones marítimas en los mares de China meridional y oriental. Aunque no hubo una alusión directa, en cada caso se están refiriendo a China, en su conflicto con Japón por las islas Diaoyu-Senkaku en el Mar oriental, así como con Filipinas y Vietnam (los más importantes, porque hay otros) por cientos de islas en el Mar Meridional. La crisis de Ucrania que involucra a Rusia, por las sanciones económicas que tienen contra Moscú. El terrorismo de grupos como ISIS o Estado Islámico, y su consecuencia más visible que es la crisis de los migrantes que enfrenta Europa.
Es conveniente para la paz y estabilidad del mundo, que sus principales líderes se reúnan y se pongan de acuerdo, por eso aplaudo y felicito esta Cumbre del G7 que recién transcurre. Felicito a Japón que como siempre, por su disciplina y organización, fue excelente anfitrión.
Propongo al Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Dominicana, con su canciller Andrés Navarro a la cabeza, convocar a los embajadores de los países miembros del G7 en el país, Takashi Fuchigami de Japón, James (Wally) Brewster de EEUU, Chris Campbell del Reino Unido, Sabine Bloch de Alemania, José Gomez de Francia y Steve Côté de Canadá, ya que de Italia no tenemos embajador permanente, para que discutan la Declaración que resultó de la Cumbre y así ver en qué sentido podría repercutir en nuestro país y cómo podríamos involucrarnos con la decisiones tomadas.
Adelante, estamos compelidos a unirnos, porque vivimos en una “Aldea Global” donde nadie puede escapar de sus realidades, buenas o malas, por eso debemos construirlas con las herramientas de la tolerancia y la pluralidad, así como el respeto de la diversidad cultural y la autodeterminación de los pueblos, para que sean beneficiosas para todos. Podemos: We can, Wareware wa dekimasu, Wir können, Nous pouvons, Possiamo.