El artista Jaime Colson impulsó significativos momentos de la cultura visual en el país. Vemos la presencia de Colson en el dibujo, la pintura, el muralismo, la visualidad formal, metafísica y todo lo que es y ha sido la cultura de los signos artísticos del arte dominicano y del Caribe.
La Escuela Nacional de Artes Visuales inauguró una muestra colectiva en homenaje al artista Jaime Colson (1901-1975), en su sede, para conmemorar el120 aniversario del natalicio del artista y maestro (en tiempo de pandemia), donde se muestran las obras de sus alumnos en diálogo con su memoria.
Artistas, seguidores, alumnos y amigos del orientador e ícono de nuestra contemporaneidad artística participan en esta exhibición que no es solo Expo-Colectiva-Homenaje, pero sí un presente que ensaya otros homenajes a un artista y maestro fundador, creador de caminos en la plástica dominicana del siglo XX y también en lo que va de siglo XXI.
La actual directora de la ENAV, artista Iris Pérez Romero, quiso abrir la memoria de quien fuera profesor, formador de artistas que hoy representan la memoria-legado, así como las diversas líneas estéticas del arte dominicano contemporáneo. Las estéticas de Jaime Colson surgieron a partir del intercontacto, la lectura, el presente de una creación que fue también enseñanza influyente en artistas que heredaron ese “poder de las imágenes” presente en la memoria del arte dominicano actual y en otros artistas extranjeros de América y Europa.
Un punto que se hace visible y real en esta Exhibición-Homenaje al artista, es la consistencia visual de una productividad material y raigal que ensancha cada vez más sus horizontes estéticos y culturales. Pues la obra de este artista marca en la República Dominicana los senderos de varias identidades que se leen como entes de subjetividad a todo lo largo y ancho del siglo XX con su práctica y ejemplo. Los artistas que participan en dicha exhibición son: Fernando Peña Defilló, Iván Tovar, José Ramón Rotellini, Elsa Núñez, Cándido Bidó, Amable Sterling, Rosa Tavárez, José Perdomo, Norberto Santana, Vicente Pimentel, Juan Medina, Dionisio Blanco, Said Musa, Roberto Flores, José Rincón Mora, José Ramírez Conde, Fernando Ureña Rib, Virgilio Méndez, Rosa Elina Arias, Martín Santos, Freddy Javier y Clinton López.
Allí, donde sobresalen los viajes, las búsquedas y los ritmos de su obra surgen también los diversos tonos y movimientos de su poderosa paleta, sus usos particulares de un proceso creador que debemos pensar siempre como campo estético y técnico de posibilidades para la creación visual y la enseñanza artística de nuestros días.
El artista Jaime Colson impulsó significativos momentos de la cultura visual en el país. Vemos la presencia de Colson en el dibujo, la pintura, el muralismo, la visualidad formal, metafísica y todo lo que es y ha sido la cultura de los signos artísticos del arte dominicano y del Caribe. Creo de rigor investigar su influencia en algunos artistas europeos, latinoamericanos y caribeños, en los que percibimos su presencia, su lenguaje, su “fábrica” y su fuerza visual.
Lo que puede ofrecer en su caso el coleccionismo de sus obras, es justamente la cardinal estilística de su mundo visual, esto es, dibujístico y pictórico, donde principalmente podemos reconocer su organografía iconográfica incidente como subjetividad y materialidad en los grandes registros de la artisticidad dominicana contemporánea.
Ciertamente, la mano y el ojo del artista se salen de muchos lugares comunes, repetidos por críticos, gestores culturales, periodistas que han hablado de su obra en multánimes ocasiones. Los vuelos de su obra se hacen visibles en creaciones que han surgido producto de la movilidad de su mundo artístico-visual.
Es bueno pensar el caso Jaime Colson a partir de su vocabulario visual (composición, línea, trazo, forma, espacio, color, solución dibujística y otros), pues el mismo influyó en su alumnado desde el lenguaje visual y como extensión de una raíz formal y significante. Lo que incita a investigar su influencia y los diversos caminos de su estética visual.
La caja de dioses y demonios que encontramos en la obra de Jaime Colson, parece no agotarse en su obra y en sus lecturas, tal y como podemos constatar en centenares de obras y bocetos (documentos visibles y sensibles, presencias y fuerzas imaginarias encontradas en la contemporaneidad.
El tejido material, estructural, finalista y épico-lírico de estas obras, constituye el punto y fuerza de una exploración axiológica para concentrar los diversos acentos estéticos, antropológicos, simbólicos, organológicos y mitográficos de su obra.
Centros y derivas estético-visuales revelan en la obra de este artista trashumante, estratos inmanentes y trascendentes de alta significación que invitan a buscar en su registro visual huellas, textualidades y presencias de la más significativa vanguardia y posvanguardia del siglo XX. Lo que ha fascinado a críticos, investigadores, artistas, historiadores de arte y otros estudiosos de la cultura, dominicanos y extranjeros del pasado siglo XX y lo que va de siglo XX1.
Es por eso que ir y volver a Jaime Colson tiene sus ventajas y consecuencias, tanto en la enseñanza-aprendizaje de la pintura, el dibujo, y otras expresiones del arte, tal como se puede observar en la presente colectiva. En sus Memorias de un pintor trashumante (1978), encontramos los principales testimonios, perfiles y líneas de su vida-obra.
Desde allì podemos ver, buscar, interpretar y comprender los pasos de este artista, reconocido por sus claves y modelos. Pero es importante ir al Colson pensador, el que publicó en periódicos sus ideas polémicas acerca de la crítica de arte y otros aspectos de la producción artística y cultura del país.
¿Colson pensador? No sólo sus testimonios escritos y publicados orientan desde su práctica de formador, sino también desde su experiencia de guía que compartió con su alumnado y con artistas que lo escucharon en sus diversos viajes, estadías donde compartió ideas y participó en proyectos y obras de las que poco se habla hoy. Su enseñanza de muralismo tiene en el país sus grandes frutos (José Ramírez Conde, Amable Sterling, Norberto Santana, y otros), un alumnado de probado talento y fábrica de obras que han aportado lo mejor al arte público e institucional dominicano.
El entendimiento de la obra de este artista implica los intentos, ideas, cardinales y trazados intelectuales de historiadores y críticos reconocidos en la República Dominicana. En tal sentido, sobresalen los escritos de María Ugarte España, Manuel Valldeperes, Cándido Gerón, Laura Gil Fiallo, Marianne de Tolentino, Danilo de los Santos, Amable López Meléndez, Abil Peralta Agüero, Virginia Goris, y otros.
En efecto, diversos ejes de la obra de Jaime Colson contribuyen al conocimiento de la cultura artístico-visual dominicana, pero también a una historia crítica de los signos, formas simbólicas y estratos de lectura visibles a partir de su obra. La tentativa estética de su universo imaginario se pronuncia en el intercontacto fluido de su obra con la diversidad y la identidad del arte dominicano y caribeño, en cuyo pronunciamiento encontramos aventuras, raíces, tensiones ontológicas y existenciales, recorridos geovisuales, influencias del arte universal, giros etnopictóricos y asociaciones o soluciones que implican la identidad plural del arte dominicano y caribeño.
De esta suerte, las conjunciones, bifurcaciones, travesías etnoartísticas e intencionalidades estéticas, rituales, iconográficas y geopoéticas que comprenden su obra, nos hacen pensar en ese Colson presente en la historia de las formas artístico-visuales que hacen legibles los mundos posibles del arte y la cultura dominicana.
Por eso, saludamos la propuesta de la actual directora de la ENAV Iris Pérez Romero, de hacer esta Exhibición-Homenaje a la memoria del inmenso Jaime Colson, en un tiempo de desastres de todo tipo y que llamamos “tiempo de pandemia”. La presencia de este maestro y guía en la ENVA nos hará recordar su vida-obra en el cruce de sus interpretaciones.