Hace justo dos años, para Semana Santa, escribí el artículo titulado “Irresponsablemente”. Hoy quiero volver sobre el tema antes de que la avalancha electoralista cope toda la atención pública una vez pase esta semana.

Decía en ese artículo que hay razones suficientes para culpar a los gobiernos de los males dominicanos. La corrupción, la impunidad, el clientelismo, el continuismo y la ineficiencia son graves problemas. Pero el foco de aquel artículo no era el Gobierno, sino la ciudadanía.

El argumento central fue que, si bien es cierto que muchos problemas sociales derivan del mal funcionamiento del Estado, enfocarse siempre en las quejas impide ver la cantidad de problemas que derivan del mismo pueblo, y, además, impide buscar soluciones.

El Gobierno nunca podrá resolver todos los problemas, y en la historia dominicana nunca ha resuelto ni siquiera los prioritarios. Por eso, para mejorar la calidad de vida de la población, la sociedad dominicana tiene que iniciar el cambio.

Ese cambio, individual y colectivo, generará a su vez cambios en el Gobierno, porque una sociedad empoderada sabrá poner mayor presión al Gobierno para que mejore su gestión.

¡Es sentido común!, protección de vida hasta para el conductor. ¿No pueden los dominicanos entender eso?

Cuando la sociedad se ajusta a los males, o los promueve, o se conforma con la queja, se produce un círculo pernicioso de ineficiencias y déficits en distintos ámbitos de la vida. Para progresar hay que generar un círculo virtuoso.

Tomemos dos ejemplos donde abundan las quejas y las repercusiones negativas: la basura y los accidentes de tránsito.

¡Cierto!, muchos gobiernos municipales no ofrecen buenos servicios de recogida de basura, los vertederos son un desastre, y no instalan suficientes zafacones en las calles. Las ciudades se ven feas y falta higiene.

¡Pero ojo!, la gente también tira mucha basura dondequiera, los comercios privados no ponen zafacones en sus frentes, y muchos edificios no tienen tanques suficientes para la cantidad de basura que generan sus residentes.

En estos días de Semana Santa, en las playas y los ríos se acumula muchísima basura, que se quedará ahí hasta que la naturaleza la desintegre (lo que pueda), o generará contaminación por años y años.

Si la gente tirara menos basura y los comercios y edificios tuvieran suficientes zafacones, recogerla sería más fácil. Falta acción ciudadana.

La situación con los accidentes de tránsito es realmente alarmante.

El Gobierno no ejerce su fuerza, los policías y guardias están más interesados en las propinas que en el orden, y la gente maneja como quiera. El soborno siempre arregla.

Las dos causas principales de accidentes de tránsito son la embriaguez y la alta velocidad. Si el gobierno falla en establecer controles, la gente debería por motivación propia no manejar si toma alcohol ni violentar el límite de velocidad. ¡Es sentido común!, protección de vida hasta para el conductor. ¿No pueden los dominicanos entender eso?

En estos días de Semana Santa, las noticias principales en los medios serán sobre el número de accidentes de tránsito, los heridos y muertos.

¿Qué patología caracteriza a muchos hombres dominicanos que no pueden divertirse sin ingerir alcohol en grandes cantidades? Y peor, después de hacerlo manejan irresponsablemente, montan a sus familiares y amigos en sus vehículos, y causan accidentes que afectan también a otras personas.

La situación con los motores es escalofriante: hasta niños sin cascos llevan en la cola montados.

Para que la República Dominicana tenga mejor Gobierno, primero necesita tener mejor ciudadanía. Así logrará mayor capacidad para enfrentar los problemas, y mayor fuerza para presionar a los políticos que se resisten a mejorar.

Artículo publicado en el periódico HOY