En múltiples ocasiones hemos escuchado el reclamo de los Directivos de la Asociación Nacional de Detallistas de Gasolina (Anadegas) denunciando que, en el país los combustibles pagan impuestos en base a una calidad que no tienen, afectando a los sectores productivos, al medio ambiente y provocando daños a las maquinarias, equipos y medios de transporte.
Por ejemplo, se ha señalado que el gasoil que se comercializa en el país, Premium o Regular, contiene niveles de azufre superiores a los exigidos por la Ley 112-00 (0.3%, incluso más del 0.5%), lo que significa que están vendiendo un combustible con una calidad por debajo de la requerida; mientras que en mercados como los Estados Unidos y Europa lo máximo que se permite es que el gasoil contenga 0.04% partes de azufre por millón y, en la República Dominicana, es 0.5% y más; esta situación está causando que los importadores de vehículos están entrando al país jeepetas de gasolina y no de gasoil, debido a que los fabricantes deben ofrecer una garantía por daños que se está venciendo muy rápido. Esto ha llegado al extremo de que algunas marcas han prohibido la exportación de sus vehículos de gasoil al mercado nacional porque la máquina de esos vehículos no soporta la mala calidad de ese combustible que se despacha en el país.
También se ha dicho que en el caso del gas licuado de petróleo (GLP) la mezcla debe ser 70% propano y 30% butano. Pero que la realidad de la República Dominicana es 85% propano y 15% butano, lo que significa un mal rendimiento de ese carburante.
Otro factor irregular que incide en el mercado de hidrocarburos es que, aproximadamente 23 millones de galones al año de gasoil (según estimaciones de Anadegas), se comercializan de manera irregular en República Dominicana. Además de que, el Estado deja de percibir RD$800 millones de impuesto por la importación ilegal de esos combustibles. También han señalado la venta irregular de gasoil, proveniente de combustibles exonerados que salen al mercado ordinario sin pagar impuestos, contrabandos de carburantes y robos. Estos son vendidos a menor precio de lo establecido, en bombas de patio e incluso en estaciones que poseen contratos con importadoras y lo compran irregularmente.
La venta irregular de gasoil no sólo representa una competencia desleal para Anadegas y una violación a las leyes que regulan el mercado de los combustibles, sino que además se convierten en un peligro latente para el medio ambiente y la seguridad ciudadana.
Así mismo, la dirección del Cuerpo Especializado de Control de Combustibles ha denunciado en múltiples ocasiones el arduo trabajo que realiza para reducir los robos a camiones que transportan carburantes y su posterior comercialización.
No menos importante es el fraude en el expendio de los diferentes combustibles, especialmente el que se manifiesta con las continuas quejas de los consumidores de Gas Licuado de Petróleo (GLP) y que además ha sido confirmado por Pro-Consumidor, al punto que se han incautado y clausurado dispensadores de envasadoras de gas e incluso Pro-Consumidor ha empoderado al Ministerio Público, a través de sus fiscales, quienes han llegado a disponer el apresamiento de empleados y propietarios porque los han atrapado de modo flagrante en la comisión de fraude.
Pero quizás, uno de los delitos más frecuentes y menos detectado en la comercialización de hidrocarburos de nuestro país, lo representa la mezcla de estos con otros productos o, los Premium con los Regulares para venderlos como Premium entre otras tantas mezclas.
Consideramos pues que, indispensablemente, nuestras autoridades deben hacer lo que hacen naciones desarrolladas e incluso países de la propia región del caribe, que contratan empresas líderes mundiales en servicios de inspección y pruebas, capaces de garantizar la transparencia, la seguridad y la igualdad de oportunidades para todos los participantes en esta Industria.