Este pasado martes, el Departamento de Justicia norteamericano anunció la desarticulación de un complot para asesinar al embajador de Arabia Saudita en Washington DC. Valiéndose de informaciones de inteligencia vertidas por el Buró Federal de Investigaciones (FBI) y la Administración Antidroga (DEA), el gobierno norteamericano indicó que Irán estuvo detrás de este complot, argumentando que una unidad élite del Cuerpo Islámico de Guardias Revolucionarios, brazo militar y de inteligencia Iraní, maniobró para llevar a cabo dicha operación bautizada como "Chevrolet". Mientras las acusaciones son por demás serias, involucrando incluso al cártel mexicano de los Zetas, lo que desconcierta son los detalles del complot, pues los mismos mueven a cualquiera a la incredulidad absoluta. Son esos detalles que han causado cierto escepticismo dentro del círculo de expertos de seguridad e inteligencia, forzando a realizar preguntas sobre la estructura este complot, el cerebro tras el mismo y la manera en que se pretendía llevar a cabo.
De acuerdo a la acusación federal, la unidad élite iraní de nombre "Fuerza Quds" contactó, dirigió y ofreció a un miembro de Los Zetas la suma de 1.5 millones de dólares para asesinar al embajador saudita utilizando explosivos en un restaurante de la capital norteamericana. Según documentos oficiales, el contacto operacional con Los Zetas fue realizado a través del vendedor de autos usados Mansour J. Arbabsiar, ciudadano Iraní naturalizado estadounidense y residente en la ciudad de Corpus Cristi, Texas. Numerosas llamadas entre Arbabsiar y sus contactos en Irán, así como transferencias de dinero entre cuentas bancarias fueron monitoreadas durante meses por la inteligencia norteamericana. Luego de su arresto en la ciudad de Nueva York, Arbabsiar fue sometido a intensos interrogatorios donde divulgó información que ha sido descrita por las agencias de seguridad como "valiosa".
Ahora bien, mientras estos alegatos preocupan, la validez de lo que se plantea en torno al planeamiento, operación y objetivos de este intento de asesinato destapa una caja de pandora que ha desconcertado a expertos en la materia. Como indiqué previamente, la "Fuerza Quds" es una unidad élite la cual cuenta con basta experiencia y preparación en operaciones de inteligencia y complots de asesinatos. Esto lo demuestran atentados perpetrados por esta unidad en Alemania en 1992 y en Washington, DC en la década de los 80′. La preparación y entrenamiento de esta unidad la ha hecho experta en este tipo de operaciones, utilizando coyunturas a lo largo y ancho del mundo árabe con el objetivo de afianzar la política exterior Iraní mediante "intermediarios" adeptos a su visión geopolítica.
Si el pedigrí operacional de la "Fuerza Quds" en este tipo de "operaciones" es de tan alta calidad, ¿cómo se explica la manera tan amateur en que planearon y operaron durante este complot? Una unidad de este tipo debió estar consiente de que sus comunicaciones estaban sujetas a ser interceptadas, lo que forzaría a buscar otro tipo de medios para la comunicación con su agente operativo. Además, el movimiento de capital se hubiera hecho de otra manera, minimizando y hasta eliminando la posibilidad de que fuera rastreado por agencias de seguridad. Pero aun más importante es señalar que esta unidad sólo ha actuado históricamente a través de "proxies" establecidas a tono con su retórica religiosa y los planes Iraníes en cuanto al dominio de territorios. Organizaciones terroristas como Hezbolá, Hamas y el Ejercito Iraquí Mahdi han sido utilizadas para diversos atentados con la "huella" Iraní en diferentes puntos del mundo árabe y Europa. La razón: la ideología teológica y la etnia chiita representan un enlace entre estos grupos y la nación Iraní.
Siendo esto cierto, es remota la posibilidad que el aparato de inteligencia Iraní bajo el auspicio de su gobierno comprometiera un operativo alistando en sus servicios a cualquier ente criminal que no lleve la insignia marcada del mencionado enlace étnico-religioso. Por consiguiente, sería improbable que Irán como gobierno tuviera la pésima idea de incluir en planes de esta envergadura a un cártel mexicano, el cual está totalmente ajeno a las creencias y política exterior ejercida por dicha nación musulmana.
A su vez, de ser cierta la participación Iraní en este complot, llama la atención como la Guardia Revolucionaria fallara al no operar tras una cortina de humo como ha sido su práctica a través de su historia. Todas las agencias encargadas de ejecutar acciones encubiertas se permiten un aislamiento sistemático mediante capas, o sea, la fuente o cerebro de la cadena operativa nunca podría ser rastreada, ya que se utilizan decenas de intermediarios que carecen del conocimiento de la jerarquía u organización para la cual están operando. Esto le permite a las agencias de inteligencia lo que se le conoce como "negación plausible", que no es más que poder negar cualquier relación con una operación encubierta ya que no existen evidencias que vinculen los hechos con una nación o gobierno. Dada esta premisa básica de la inteligencia moderna, resulta desconcertante que un cuerpo altamente especializado y experimentado como lo es la "Fuerza Quds" haya faltado a uno de los principios básicos de inteligencia al realizar este tipo de operaciones.
Asimismo, al analizar los objetivos que pudo haber buscado Irán realizando un ataque de este tipo en suelo norteamericano, nos encontramos que esa nación debió estar totalmente consiente de que las pérdidas potenciales a raíz de este complot serían mayores que cualquier beneficio que se pudiese obtener. Como resultado, no tiene lógica que un plan de asesinato dentro de los Estados Unidos apadrinado por Irán pudiera haber sido algo apetecible para ese gobierno. Realizar un atentado de esta magnitud implicaría echarse encima un "gorila de 1,000 kilos", pues el gobierno norteamericana estaría altamente inclinado a investigar y responder equitativamente contra cualquier nación o grupo que haya perpetrado el mismo. En consecuencia, carece de fundamentos lógicos pensar que que Irán, nación que ya esta bajo presión internacional por su programa nuclear y sus conexiones con organizaciones terroristas, haya decidido como estrategia ejecutar un plan tan atrevido en Occidente.
Además, llama la atención que existiendo tantos blancos de importancia en Medio Oriente, Irán haya decidido ejecutar un plan de asesinato en un terreno donde no tiene un alto manejo operativo y logístico. Este es otro punto de importancia, pues siendo la "Fuerza Quds" tan sofisticada, lo primera que hubiera salido a la luz durante la planificación de este atentado serían las deficiencias operacionales que existen para ejecutar un complot de esta envergadura en Occidente. ¿Por qué atacar tan lejos a un miembro del gobierno Saudita cuando existen objetivos atractivos en países cercanos a Irán donde su aparato de inteligencia tiene toda una estructura establecida? Nueva vez, la respuesta sólo arroja más leña a la incredulidad de muchos expertos.
Entonces, ¿quién está detrás de este complot? Existen cuatro posibilidades, todas con diferentes matices y diversos enfoques:
1) El gobierno Iraní enloqueció, aprobando un atentado dentro de los Estados Unidos que les pondría en la mirilla aun cuando este no llegara a realizarse. Irán tiene razones sobradas para desear atacar tanto a Arabia Saudita como a Israel. Desde hace 2 años, al menos cinco científicos iraníes envueltos en el programa de desarrollo nuclear de esa nación han sido asesinados en plena vía pública. Además, los sistemas utilizados en los centros de estudio y desarrollo nuclear iraníes han sido atacados por el gusano Stuxnet, un virus informático que ha detenido en dos ocasiones los trabajos realizados allí. En ambos casos, el gobierno de Teherán ha responsabilidad tanto a Israel como a Estados Unidos como las fuentes de dichos asesinatos y ataques.
Asimismo en lo referente a Arabia Saudita, esa nación esta enfrascada en una lucha geopolítica con Irán, buscando influenciar los territorios en el mundo árabe que han "remeneado la mata" durante la denominada Primavera Árabe. Arabia Saudita, fieles a su etnia musulmán sunita e Irán, cuya población y gobierno son dominados por la etnia musulmana chiita, están librando batallas de influencia a través del Medio Oriente. Irán ha ejercido su dominio en Iraq y el Líbano, mientras Arabia Saudita ha conquistado con su poderío militar a la pequeña pero importante nación de Bahréin, cuya población es en un 70% chiita pero con un gobierno monárquico controlado por los sunitas. A su vez, batallas entre sunitas y chiitas se están registrando en Siria y Yemén, y tanto el gobierno Saudí como el de Irán han estado apoyando tras bambalinas a su determinado grupo étnico. Los elementos arrojados por estos conflictos brindan un motivo real para que el gobierno de Teherán quisiera asestar un golpe estratégico contra sus enemigos. De Iran estar tras este atentado, lo que realmente no encaja es el amateurismo con que pusieron en marcha dicho complot.
2) Elementos internos descentralizados dentro de las "Fuerzas Quds" decidieron realizar este atentado bajo autonomía propia sin la aprobación de la cadena de comando ni del gobierno central Iraní. Los problemas a lo interno del gobierno Iraní le otorga a esta hipótesis una alta probabilidad de ser cierta. El sistema de administración gubernamental iraní esta regido no por el presidente, sino por lo que llaman el Líder Supremo. El Ayatola Ali Khamenei es en la actualidad la figura que ocupa este importante cargo dentro del sistema islámico de esa nación, posición que le permite tener control sobre las funciones gubernamentales más importantes como lo es el sistema de defensa, la milicia, relaciones exteriores, economía, entre otras áreas. El líder Supremo es la mayor autoridad tanto política como religiosa en la Republica Islámica de Irán. En tanto, el presidente Iraní Mahmoud Ahmadinejad ocupa el segundo cargo de importancia dentro de la jerarquía gubernamental de ese país. Después del Líder Supremo, el presidente ejerce la mayor influencia sobre las instituciones del Estado ligadas a la seguridad y la milicia. En los últimos meses, Ahmadinejad ha despedido de sus cargos a varios altos funcionarios de su gobierno, pero luego el Líder Supremo Ayatola Khamenei ha restituido en sus funciones a casi todos los despedidos. Por primera vez desde la Revolución Islámica de 1979, las grietas y disonancia entre el Líder Supremo y el presidente de Irán han llegado hasta los medios de comunicación, enfrentando a las dos cabezas de gobierno en temas sobre seguridad, geopolítica y economía. Siendo este el caso, es factible que adeptos a uno u otro hayan planeado un atentado poco sofisticado para embarrar a una de las partes, forzando bajo la lupa local la posible salida de uno de estos líderes tras reclamos internos por una operación tonta y amateur. En esto, el presidente Iraní Mahmoud Ahmadinejad lleva todas las de perder.
3) La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos "cocinó" este atentado para apoyar los objetivos norteamericanos en Medio Oriente, especialmente creando el ambiente propicio que les permitiese cercar aún más a Irán a través de apoyo internacional a posibles sanciones comerciales y de seguridad. Las operaciones encubiertas dentro de los aparatos de inteligencia de potencias mundiales tienen dos propósitos fundamentales: negación plausible de la fuente o cerebro y el avance de la política exterior del país utilizando dicho método. Una operación de este tipo beneficiaría de manera inequívoca a la nación norteamericana, proveyendo las municiones necesarias para buscar un aislamiento más profundo de la Republica Islámica de Irán. El alegado complot puede ser utilizado para influenciar a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU sobre los peligros que representa la nación iraní de alcanzar un estado de autosuficiencia para enriquecer uranio dentro de su programa nuclear. También sirve de elemento para ejercer presión sobre empresas de la China y Rusia que actualmente realizan intercambios mercantiles con Irán para que cesen este intercambio comercial. Finalmente, los norteamericanos tendrían una facilidad enorme para manipular la opinión pública con relación a Irán a raíz de la desarticulación de dicho complot.
¿Cuáles otros indicadores apuntan a que este atentado pudiera ser una operación encubierta "montada" por la CIA? Esta hipótesis se sustenta bajo dos pilares: el primero, la forma tan simple en que esta operación fue planeada e intentó llevarse a cabo, luego resultando extremadamente fácil para las agencias de seguridad norteamericanas identificar, intervenir, monitorear y desarticularla. Más aun, la relación directa al gobierno Iraní fue fácilmente rastreada, algo que sólo amateurs en este tipo de complots (y los iraníes no lo son) hubieran permitido. Segundo, el supuesto agente Iraní contactó a un miembro del cártel de Los Zetas, pero este miembro de ese poderoso cártel resultó ser un informante empleado por la DEA. Independientemente del número de informantes que tiene Estados Unidos dentro de organizaciones criminales alrededor del mundo, resulta inverosímil, aunque matemáticamente posible, que precisamente el miembro de Los Zetas contactado para realizar este atentado terminase siendo informante de la DEA. Esto sería el equivalente a sacarse la lotería y realmente una quimera en el mundo de operativos de este tipo.
4) Un agente externo planeó este atentado para enfrentar a Estados Unidos, Irán, Israel y Arabia Saudita. Otro modus operandi de agencias de inteligencia es el actuar bajo una personalidad asumida no sólo de manera individual (personal), sino como organismo y/o institución. No sería nada descabellado pensar que existe una nación interesada en una crisis diplomática entre Estados Unidos, Irán, Israel y Arabia Saudita. Incluso, tampoco sería algo nuevo si una de las naciones envueltas como objetivos (Arabia Saudita o Israel) hayan maquinado este plan maquiavélico para que los organismos de seguridad norteamericano lo desarticulasen y endurecieran su postura contra un enemigo cerca de sus territorios: Irán. Esto ha sido utilizado previamente en numerosas ocasiones por diversas agencias de inteligencia, siendo conocida como una operación de "Negación y Engaño" (Denial and Deception). En este juego de inteligencia, naciones han sido engañadas y manipuladas por países aliados, sirviendo de ejemplo histórico la desinformación plantada por la inteligencia inglesa para convencer al presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt de que Hitler planeaba invadir a Centro y Sur América. Esta operación inglesa de "Negación y Engaño" propició en gran medida la entrada de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial, conflicto en el cual Inglaterra estaba siendo sistemáticamente absorbida y destruida por los alemanes.
Es cierto, todas las posibilidades para explicar este atentado, especialmente las dos últimas, parecen sacadas de una novela de espionaje. Pero no olvidemos que las más famosas piezas literarias sobre espionaje en nuestro presente son el resultado de operaciones encubiertas de inteligencia llevadas a cabo por Estados Unidos y la Unión Soviéta durante la Guerra Fría.
Resulta improbable que lleguemos a saber con exactitud lo que realmente sucedió en este caso, quienes estuvieron tras el atentado y los motivos reales del mismo. Independientemente de ello, complots como este usualmente son indicativos de que una nación está alineando sus "cañones" para ejecutar planes estratégicos deseando avanzar su política externa y de seguridad. Lo que aún no está claro es cual nación estuvo finalmente detrás de este complot. De ser Irán, lo único que esto mostraría es que el gobierno de ese país escuetamente enloqueció, o su estructura gubernamental está en un estado implosivo-degenerativo que pudiera carcomer a ese régimen. Solo el tiempo mostrará "las uñas del tigre" detrás de este complot.