En noviembre del pasado año el país tuvo la visita de Antonio Novoa ex rector de la Universidad de Lisboa, ex candidato presidencial de Portugal y actualmente embajador de su país ante la UNESCO; pero lo que más interesa destacar en ocasión de su visita es la intervención que tuvo en el encuentro “Tendencias Internacionales en la Educación Superior y la Profesión Académica” y de manera especial las consideraciones de su ponencia en el sentido de que la humanidad ha vivido tres grandes revoluciones educativas: 1-) La escritura alfabética 2-) La invención de la imprenta de Johannes Gutenberg y 3-) El Internet y todos los factores en curso asociados a la Tecnología de Información y Comunicación y la Inteligencia Artificial.
Se trata de que el invento de la escritura alfabética data de más de 4 mil años; lo de la imprenta de Gutenberg de más de 550 años y de ahí lo más sorprendente de la actualidad y es que se han creado ya las bases para la tercera revolución educativa que llega más de cinco siglos después.
Por lo que hay que comprender que las universidades están llamadas a transformarse profundamente -varias lo han iniciado en el país- en cuanto a las formas en que se desenvuelven sus actividades académicas y especialmente la docencia.
En el mundo se está reduciendo de forma significativa la actividad presencial en el aula y lo cual tiene grandes implicaciones en los costos asociados tanto para las instituciones como para las y los estudiantes; y al mismo tiempo es una gran reducción del tiempo de los docentes que sin afectar sus honorarios y siendo aún más efectivos utilizando plataformas ahora de TIC y de seguro luego hasta de Inteligencia Artificial, puedan liberar tiempo y destinarlo a la investigación e innovación.
Hay que entender que uno de los factores más relevantes en la evaluación internacional de las universidades y lo que las lleva a producir nuevos conocimientos y nuevas y mejores formas de hacer las cosas corresponde a sus actividades de investigación e innovación.
Es muy loable lo que el Estado hace al respecto; pero las propias universidades como una de sus principales funciones y aprovechando el profundo cambio de la estructura organizacional que ya significa la gran revolución educativa actual, sea al mismo tiempo la ocasión para girar hacia la investigación y la innovación lo que contribuiría a dar el salto que reduzca las grandes brechas en los estándares internacionales entre las universidades que son vanguardia en el mundo y las de América Latina y el Caribe de las que formamos parte.