Si algo hacemos bien en la ONGs es hablar de problemas. Somos expertos en hacer reportes e identificar estadísticas impactantes capaces de movilizar a todo un país. A menudo la olvidamos celebrar y reconocer los éxitos. Que muchos de esos proyectos y donaciones cambian la vida de la gente para siempre.

Por eso hoy, el 11 de octubre donde celebramos el Día Nacional de la Niña, quiero enfatizar precisamente los éxitos y sobre todo, qué pasa cuando a las niñas y a las adolescentes se las motiva para que ellas mismas sean protagonistas de sus vidas. Muchas de vosotras están hoy leyendo este artículo y son empresarias, maestras, ingenieras, lo que hayan querido ser.

En Plan International hemos aprendido algo y es que invertir en el empoderamiento de las niñas y las adolescentes es una garantía segura de éxito para toda una comunidad, para todo el país.

Muchas jóvenes como Laura, una adolescente de Azua, que hasta que no participó en le proyecto de Plan de Crecer Contenta, no contaba con información adecuada sobre qué hacer para no quedarse embarazada. Tenía una mezcla de datos, anécdotas y sobre, muchos prejuicios. Al participar en el grupo comunitario, se atrevió a hacer preguntas, a escuchar la información que seguramente debería estar recibiendo en la escuela. Y gracias a eso, hoy tiene 20 años y no es madre, lo cual es prácticamente un milagro para una joven de su comunidad.

Su historia no solo se queda en ella, sino que además, con las herramientas y la motivación que recibió, ahora es también mentora de otras jóvenes, y es encargada de suplir esa falta de información que al día de hoy no la reciben en casa ni tampoco en la escuela. Además, Laura, como muchas de sus compañeras de Crecer Contenta, se ha matriculado en la universidad y algunas han comenzado incluso sus propios negocios.

Son cadenas prodigiosas, de pequeños impulsos que cambian vidas. Cuando un grupo de madres de una comunidad remota se acerca a Plan para pedir que trabajemos con sus hijas, eso es un éxito, porque son las propias comunidades que demandan nuestro trabajo. Había un tiempo donde solo reclamaban lo tangible: una casa, un techo, una comida, un acueducto… ahora piden lo intangible, pero que saben que tiene impacto en el futuro de sus familias y es el empoderamiento de sus hijas. Ellas no quieren para sus hijas la misma vida que ellas han tenido. Eso es tangible.

Pero qué más pasa cuando se generan intervenciones que apuestan por ellas. Por ejemplo, Marinelis de San Juan, no podía continuar sus estudios porque no estaba declarada, estaba destinada a un matrimonio temprano, qué otra cosa sino podría hacer? Pero al estar en uno de los proyectos de Plan, empezó a querer más de ella misma, y se puso el objetivo de volver a estudiar. Lamentablemente, no estaba declarada y eso es una gran barrera. Se la apoyo para hacer su registro de nacimiento y este año comienza una formación técnica en INFOTEP.

¿Qué más magia ocurre? Hemos visto como después de un taller y de un trabajo con los jóvenes sobre temas de abuso y violencia, se atreven a denunciarlo y a tomar acción para que se proteja a la víctima y haya justicia. Para esos jóvenes, el abuso ya no es algo que vayan a tolerar y a quedarse callados. Imaginemos que en cada comunidad o barrio de nuestros países hubiera un grupo de jóvenes así, nuestras calles se verían muy distintas.

Y lo que es realmente fascinante con esos procesos de empoderamiento es que no son nunca individuales y que el impacto de lo que ellas viven se traduce siempre en resultados positivos para toda la comunidad. Por ejemplo, una joven de una comunidad remota de San Juan, empezó a aprender con Plan sobre formulación de proyectos y elaboró una propuesta para conseguir financiamiento para un parque infantil de su comunidad. De ahí, siguió motivándose y fundó su propia organización llamada Dame el Chance de ser niña que hoy se financia con dinero de la embajada de Canadá y están replicando el proceso en otras provincias.

Hay muchos ejemplos más.., en el Este del país, en la zona hotelera estamos viendo los cambios que se dan cuando a madres solteras muy jóvenes se las apoya no solo con formación técnica y con pasantías en los hoteles, sino también con algo tan básico como el cuidado de sus hijos. Son proyectos que se enfocan en ver las barreras que enfrentan las niñas y jóvenes y asegurar que se las apoya en todo el camino hasta lograr salir de la pobreza.

Por eso, desde Plan International proponemos siempre soluciones sencillas y relevantes que nos han funcionado a nivel comunitario para que se conviertan en programas nacionales e incluso servicios públicos implementados desde el estado.

Cuando sumas las voces de las niñas y adolescentes y las complementas con estudios sobre el impacto de hacer o no hacer algo, es cuando surgen los esfuerzos para cambiar leyes y diseñar políticas públicas, como por ejemplo, el éxito de haber logrado que en enero de este año, Dominicana declarara el matrimonio infantil ilegal. Eso es un ejemplo de ese proceso que comienza con ellas.

¿Y si entre todos y todas nos enfocáramos más en lo positivo? ¿En escucharlas a ellas? ¿Y en crear mejores condiciones para que fueran ellas las que lideraran sus vidas?

El reto es enorme. Pero yo, y muchos de los que creemos en ellas, nos atrevemos cada día, ¿y el resto, se atreve?