Desde el momento que se estableció el desayuno escolar, son frecuentes los conflictos entre las autoridades educativas y los familiares de los estudiantes. Con la llegada de la tanda extendida, la discordia creció. ¿Cuáles son las razones de las protestas?
En efecto, de tiempo en tiempo salta a la opinión pública que un grupo de estudiantes se intoxicó al consumir el desayuno o el almuerzo servido en la escuela correspondiente. En la generalidad de los casos, las autoridades del Ministerio de Educación se apresuran a negar la ocurrencia de los hechos. Como es lógico, la realidad les da en la cara y los hace cambiar de actitud.
Sin posibilidad de seguir negando el malestar, las mismas autoridades se ven precisadas a ordenar una investigación de los hechos. Por lo regular, las indagatorias se convierten en un recurso para hacer que los afectados se olviden de lo ocurrido. Sin dudas, este es un proceder erróneo por parte del MINERD.
Una experiencia positiva
Hace aproximadamente 4 años, fui parte de un equipo de investigación para estudiar la violencia en las escuelas. En el trayecto investigativo, nos tocó almorzar, en días diferentes, en varias escuelas de las provincias Sánchez Ramírez, Montecristi y Dajabón. Éramos, un grupo de 12 personas, incluyendo el investigador principal y el chofer del autobús que nos transportaba.
Confieso, que la primera vez, todos en el grupo sentimos miedo de consumir el almuerzo, como no había otra opción nos vimos obligados a comer el manjar servido para nosotros. Recuerdo, que una de las compañeras, la más joven de todas, se negó rotundamente a comer. Ahora, lo cierto es que el almuerzo estaba delicioso y nadie del grupo sintió el más mínimo malestar.
En lo adelante, los compañeros de investigación se sentían satisfechos al ser invitados a almorzar en las escuelas donde nos correspondía ir.
Tiempo después, el martes 12 de marzo 2019, para más señas, fui invitado a almorzar en el Liceo Carmelo Sandoval de Cienfuegos, Santiago Oeste. Ahí, me sirvieron un moro rojo acompañado de pollo guisado con tayotas y ensalada hervida. ¡Uf!, eso estaba exquisito y a más de 24 horas de la degustación, nada malo ha ocurrido en mi órgano digestivo.
Una pista para el nuevo Ministro
Si mis lectores se preguntan ¿qué tienen en común las escuelas donde almorcé hace cuatro años en Sánchez Ramírez, Montecristi y Dajabón con el del martes pasado en Cienfuegos? Según yo, en todos los casos reseñados los alimentos se preparan muy cerca de los planteles escolares donde están los estudiantes que consumirán las provisiones.
El camión donde transportan esos alimentos está expresamente preparado para conservar alimentos cocidos. Los pertrechos llegan calientitos a la mesa.
Para nadie es secreto, que existen escuelas donde el almuerzo se prepara en empresas que están a distancia lejana del plantel escolar. Una vez cocinados, estas empresas proceden a transportar la mercancía al plantel escolar. En muchos casos, el vehículo de transporte carece de la aclimatación adecuada para transportar alimentos procesados.
De modo, que si el nuevo Ministro de Educación, Antonio Peña Mirabal quisiera evitar la cuota de intoxicación que le corresponde a cada ministro, debe hacerse algunas preguntas.
¿En qué lugar se producen y procesan los alimentos que van a las respectivas escuelas?
¿A qué distancia del plantel escolar se cocinan estos alimentos, o mejor, qué tan lejos están las empresas que sirven los alimentos de quienes van a consumirlos?
¿Qué tiempo tarda en llegar, desde la empresa a la escuela el camión transportador de los alimentos?
¿Cuáles son las condiciones del vehículo donde se transportan los alimentos de la empresa a la escuela?
Si el ministro Peña Mirabal reflexiona estas interrogantes, tendrá amplias posibilidades de evitar el riesgo de las intoxicaciones que son una constante cíclica en las escuelas.