Hemos sido reducidos descomunalmente. La forma de la industria nos ha limitado a un puñado de opciones. Hablo de la industria actual de servicios web y soluciones informáticas.

Ese inmenso Internet que prometía un mundo interconectado, realmente ha interconectado al mundo y nos ha reducido a cubículos muy pequeños, como celdas de un panal de abejas.

Unas cuantas opciones dominan TODA la vida web de millones. Todo se reduce, en muchos casos, a Facebook, Twitter, Instagram, Whatssapp, Google, diarios locales y visitas a unos cuantos websites internacionales y a algún blog especializado en un tema de nuestro interés.

Google nos ofrece la fantástica y mágica línea que dice, ejemplo: su búsqueda retornó 9,200 resultados; sin embargo, en los hechos el buscador no es una puerta, sino una pared que nos separa del resto de Internet. La misión de esa fantasía es que no pasemos de la tercera página de 10 resultados que nos ofrece.

Internet ha sido diseñado—el Internet actual—para esconder mucho más de lo que muestra. Básicamente, la gran cantidad de la gente que es habitual en la web, entra y todos los días se encuentra con "los mismos muchachos del barrio" y accede a un conjunto de informaciones, aparentemente diversas, pero en realidad similares, monótonas, hasta predecibles, esto todos los días.

Las reticencias de la Unión Europea al dominio de Google, Microsoft, Facebook y a algunos productos Apple parecían, para algunos, resabios de un Viejo Continente ….. Sin embargo, tales reticencias contra el dominio absoluto de esos productos, marcas y servicios, más que adecuado, es debido.

La posición de ciertos, digamos, servicios es escandalosa y descaradamente dominante. Google, Facebook, Whatssapp, YouTube y soluciones de software como Microsoft Windows, Microsoft Office, Photoshop y otras aplicaciones de productividad son de dominio tan absoluto, que es con ellas que se enseña a creativos y diseñadores en la universidad.

Siendo algunos de nosotros personas que vimos el teléfono de disco de marcado y la televisión blanco y negro, no pasa desapercibido—para algunos—la apabullante concentración web en poquísimos actores.

En el mundo análogo, del que muchos venimos, comprar un televisor, un radio, una prenda de vestir, un utensilio de cocina, una herramienta cualquiera, suponía—y aún supone—desde una meditación valorando opciones y marcas, pasando por algunos centros comerciales, hasta francamente una consulta con alguien “que sepa de eso.”

Se puede decir que hoy hay multitud de marcas de celulares, pero la verdad es que todo se reduce a Android y iOS. Se puede decir que hay multitud de marcas de laptops y computadoras de escritorio, pero la verdad es que todo se reduce a Microsoft Windows y a Mac OS X.xx.

No hay diversidad para esta generación, ni en servicios web, ni en soluciones de software.

Y así este puñado de súper poderosos del mundo web están formando una nueva generación. Niños que—en ocasiones—nacen con un tablet en la mano y que lo único que conocerán es "el mercado del puñado" pues en todo son un puñado de actores quienes deciden; y en algunos sectores son tan pocos como solamente dos.

Por mucho tiempo las reticencias de la Unión Europea al dominio de Google, Microsoft, Facebook y a algunos productos Apple parecían, para algunos, resabios de un Viejo Continente que veía en esos productos la evidencia de su falta de creatividad y emprendimiento. Sin embargo, tales reticencias contra el dominio absoluto de esos productos, marcas y servicios, más que adecuado, es debido.

Con todo, este grupo de grandes en la web ha tenido éxito con la generación de análogos como yo, y muchos de nosotros respiramos esta tremenda concentración sin sentir ningún olor; anestesiados con datos y noticias predecibles, sensacionalistas, o faranduleras, ofrecidas por un puñado de agencias.

Todo mientras hablamos con los mismos comensales bajo el engaño de que hemos sido nosotros quienes lo hemos decidido así. Tal es el poder de esta red de pocos pescadores en la que tantos hemos sido enlazados.