Las finanzas de mercado han demostrado de forma fehaciente que la eficiencia de los mercados financieros es el impulsor del crecimiento económico. Innumerables países han entrado al desarrollo gracias a sus mercados financieros. Es por esto que el premio Nobel de Economía del año 2013, el Dr. Eugene Fama, logró tal laudo a partir del desarrollo de su teoría de eficiencia de los mercados. Según Fama, la eficiencia es lograda incrementando la rapidez con que las informaciones sobre los diferentes productos y títulos se incorporan a sus precios. La eficiencia se consigue a partir de lo que se conoce como microestructura de mercado, o los mecanismos y reglas utilizados para realizar las transacciones y fijar los precios.
Los mercados financieros son la forma más eficiente de distribución de recursos económicos. Han sido utilizados primordialmente por empresas y gobiernos con la necesidad de conseguir fondos para financiar su crecimiento, solventar sus inversiones en activos fijos para crear valor, e inversionistas o personas físicas que buscan una mejor relación riesgo retorno que la ofrecida por la banca.
Entre las reglas obligatorias a cumplir por estos tipos de mercado se encuentra la publicidad de la información. La publicidad de la información, o el hecho de que la misma información esté disponible para todo el mundo en el mismo momento y en la misma extensión, busca el no aprovechamiento por agentes informados de posiciones extremas o posibles ajustes de mercados posteriores y el no arbitraje u obtención de ganancias extremas sin ningún riesgo. Ambas cosas provocan la defraudación de los que han obtenido la información con dilación o que simplemente no la tienen.
República Dominicana lamentablemente no cuenta con un mercado de valores maduro y eficiente. Es por esto que se reclama desde hace algunos años la modificación de la ley 19 que le rige desde el año 2000. Modificaciones que revivirían el mercado y lo ajustaría a las mejores prácticas y requerimientos de las organizaciones internacionales.
En las últimas semanas hemos visto las oposiciones que han sido externadas por los puestos de bolsa en referencia al nuevo proyecto de ley de los Mercados Financieros presentado por la Superintendencia de Valores (SIV). En revistas especializadas y en periódicos de circulación nacional se tilda de “Atrasado”, “Muy Restrictivo" y hasta “Anti-competitivo” un proyecto de ley, que aunque con posibilidad de mejoras, busca con coherencia tres puntos: la transparencia de las transacciones; la protección de todos los agentes del mercado, principalmente al público en general; e implementar una regulación del mercado basada en los riesgos.
Los argumentos esgrimidos van en contra del principio universal de publicidad de la información y más específicamente de la publicidad de los precios de negociación de los activos. Según los puestos, el hecho de hacer públicas todas las transacciones que realizan, y a sus clientes los precios reales de los activos que transan, representa un cambio de “Modelo de Negocios” de los puestos e intermediarios del mercado. De ser válido este punto, ellos mismos estarían reconociendo que su “Modelo de Negocios” en vez de estar cimentado en ganar comisiones de intermediación justas, se basa en vender títulos a inversionistas no informados para luego comprarlos antes de vencimiento a precios fuera de los que se transan en el sistema centralizado. La oposición a transar por el sistema centralizado y que sean informadas al regulador las transacciones extrabursátiles (Over the Counter), incrementa el riesgo moral y la desprotección en contra de los ahorros y el patrimonio de los inversionistas.
En los escritos se enumeran países del tercer mundo en donde el OTC actúa como la “ley de la Selva” de los mercados; pero no se mencionan países como Cánada, quienes retornan a la exigencia del transado de instrumentos de renta fija (deuda) por medio del sistema centralizado, ya que permite más transparencia en el mercado. La publicidad de las operaciones de los puestos e intermediarios no quita liquidez al mercado, por el contrario, ¡La aumenta!. Lastima que los mismos articulistas utilizan el nombre de la Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO) para defender posiciones contrarias a los principios que les rigen.
¿Por qué se le teme a ser transparentes con los inversionistas y que estos sepan el valor real de lo que compran y venden? Debido a esto y al hecho de que el regulador está maniatado por la ley actual, República Dominicana no es miembro de la IOSCO y es casi considerada un “Paraíso Fiscal” de inversiones financieras.
Existen puntos mejorables en la propuesta de ley, pero el reporte al regulador y la publicidad de la información no es uno de estos. Exigir transparencia no es cambiar un modelo de negocios. Un mercado transparente traerá mayores ingresos a los agentes debido a mayores volumen de negocios; aunque si, en el corto plazo obligará que estos sean más eficientes y que los márgenes de intermediación sean menores, ¡Como debe ser!