La interacción crítica y la interacción cultural que acogen el discurso del sujeto histórico, revelan en el marco de las poéticas curatoriales de nuestros días, distintos modos de conocer y reconocer la obra como lenguaje o semiosfera. Los diversos caminos expositivos que hacen comunicable la obra de arte se orientan a los ejes claves de la interpretación y la comprensión de los discursos críticos y curatoriales.

Para fines museológicos y museográficos, el curador-crítico y el curador museológico-museográfico completan un trayecto de revisita o replanteamiento del sentido de los productos artísticos.

Por tal motivo los discursos curatoriales caribeños y latinoamericanos, presentan en nuestros días diversas sintomatologías teóricas cuya visión e inscripción remueve el marco de horizonte y lenguaje; proceso este que implica una orientación comprensiva del proceso mismo de análisis, reconocimiento y pensamiento de la obra de arte.

De modo particular el oficio curatorial supone una correspondencia artístico-cultural que induce a hacer ver y motivar los valores de un espacio expositivo en cuanto a la forma- contenido y la forma-sentido del acto mismo significante y estético-productivo; hecho este que hace visible y sensible la apreciación y “preciación” de la obra entendida como significado.

En el caso del Caribe insular y el Caribe continental, la crítica pondrá a prueba todo lo que es el discurso en torno a la obra de arte, de tal manera que todo propósito curatorial y crítico no deja de transformar la mirada en torno al producto y el sentido visuales. Lo que quiere decir que el proceso curatorial es también un proceso artístico, dialógico, cultural, político, económico, social, educativo e institucional.

De mano de la crítica, sus gestos y sus guiños intelectuales están el espectador y sobre todo en la audiencia expositiva, lo que da lugar y razón para que se constituya un abordaje y un modo específico de “curar” el sentido de la obra y sus funciones.

Lo que atraviesa como punto de partida  y punto de llegada el producto y el proceso artístico, es justo su determinación en tiempo, espacio y recepción; el camino interpretado y comparado como trazado y guerras de las imágenes, ha logrado también remover el tejido social, así como el tejido espectatorial; toda vez que los objetivos y superobjetivos de una lectura obedecen a un marco de producción de sentido basado en las diferentes semiosferas artísticas o figurales.

En efecto, lo que precisa una experiencia como ésta es la suma de sus valores, si se sabe por demás que existe la interconexión entre los diversos discursos teóricos y críticos de la obra, tal y como aquella vertiente que se justifica, se reproduce como escena y se acoge como modo de ver en el ámbito de los diversos sistemas de pensamiento que se producen en la modernidad y la tardomodernidad.

La vuelta a los caminos estéticos interdisciplinarios y transdisciplinarios por parte del curador y el crítico de arte puede facilitar o, por ejemplo, impedir un concepto teórico fuerte, trascendente o inmanente. Aquello que se establece como mirada espectatorial resume una conciencia que no pierde su pulso en cuanto a obtener resultados o resolver problemas técnicos y resistentes que permiten reelaborar y reinterpretar la misma huella que le sirve de base a la semiosfera cultural y a la dinámica estética de los signos.

Aquello que produce el creador o el crítico de arte merece ser visto, leído y releído por un intelectual del oficio en cuanto a reorientar los mecanismos de lectura de una obra, participa de una intencionalidad percibida y calificada como  crítica de los fundamentos y las imágenes que parten de una propuesta o dan al traste con cualquier propuesta no ajustada a vínculos  reales y que concentra los niveles de relación de la crítica, tal como lo demuestra la línea orientacional y cardinal caribeña y latinoamericana de nuestros días. Situación ésta  que dará lugar a un estilo curatorial significativo, didáctico, dialéctico, integrador y favorecedor de funciones cognoscitivas, productivas y estético-culturales, tal y como sucede en el mundo del arte actual.