Al igual que muchísimos historiadores de la literatura y la cultura, Max Henríquez Ureña se ha referido a la vasta producción literaria de Maquiavelo, del que solo se subraya El Príncipe como el modelo de obra de este autor. Sin embargo, Max destaca, siguiendo la tradición historiográfica italiana de los siglos XIV y XV, que muchos de sus escritos (mayores y menores), se sustentan en una teoría del Estado y de la patria que plantean, ante todo, la primacía y la defensa de esta última como necesaria voluntad histórico-política.
“La producción literaria de Maquiavelo es bastante variada y la parte más importante la componen sus escritos políticos e históricos. Sus ideas políticas, desarrolladas ampliamente en El Príncipe, se manifiestan en el Arte de la Guerra (1521), donde aboga porque todo el pueblo esté armado para defender el Estado; sus Discursos sobre la primera década de Tito Livio (1513, Publicado en 1531), donde trata de las formas que puede tener el Estado; su Discurso sobre la reforma del Estado de Florencia, donde sostiene que la república es la forma más adecuada para sostener el Estado. Esta misma idea la exponen en El Príncipe”. (Ver, Max… Obra y Apuntes, Vol. XI (2), op. cit. p. 48)
Nicolás Maquiavelo fue, según G. Petronio una persona versátil pero discreta. Como historiador de la ciudad de Florencia y de toda Italia conoció detalles de la vida pública y privada del país y pudo viajar al extranjero y conocer otras cortes o principados, donde el concepto de república variaba según las estrategias de cada Estado. (Ver,G. Petronio: Historia de la literatura italiana, Ed. Cátedra, Madrid, 1990, pp. 298-312)
En cuanto a las ideas de Maquiavelo, el historiador italiano sostiene que:
“Las ideas de Maquiavelo, como hemos visto, se van ordenando en una organismo lógico coherente, en un sistema en el que el escritor analiza la gestión política y la naturaleza del hombre mediante un método que pretende ser científico y que, en buena medida, lo es. Sin embargo, Maquiavelo se caracteriza por la estrecha síntesis que se da en él entre interés especulativo y el práctico, entre su tendencia a crear una ciencia política y su interés por teorías que pueden ponerse en práctica e influir sobre el presente…” (Vid, Historia…, op. cit. p. 310)
MHU destaca que:
“En lo que respecta a la historia Maquiavelo dejó su Istorie fiorentine, escrita por encargo de la ciudad antes de 1525. “Es –dice Vossler- el primer ensayo de tipo moderno, por cuanto hace el estudio de los acontecimientos desde un punto de vista único, y en todos los sucesos señala la conexión causal”. (Ibídem.)
En efecto, Nicolás Maquiavelo escribió y asumió varios géneros, tal y como se hace visible en su producción intelectual (Ver, El Príncipe, Discursos sobre la primera Década de Tito Livio, Diálogos del Arte de la Guerra,Historia de Florencia, La Mandrágora, y otros Discorsi), fue sustanciosa en cuanto a la variedad de tópicos que abarcó. Otros escritos menores de Maquiavelo fueron sus Lettere o Cartas, donde informó a su “comunidad” sobre las ventajas, desventajas de la república, los principados y otros conocimientos sobre la política, la historia y el Estado.
Sin embargo, MHU advierte que el intelectual, “Consejero” y “Secretario” Maquiavelo “…fue autor de una biografía: Vita de Castruccio Castracani, que gobernó con mano fuerte en el ducado de Lucca durante el primer cuarto del siglo XIV. Se ha dicho que más que biografía, es novela, porque los datos fidedignos sobre Castruccio no son abundantes y en muchos casos Maquiavelo llenó algunas lagunas mediante su fantasía”. (Ibídem.)
Una nota importante para la producción literaria de Maquiavelo es la siguiente:
“Maquiavelo dejó también poesías, empezando por el poema fantástico El asno de oro, que nada tiene que ver con la novela de igual título atribuida en la antigüedad griega a Apuleyo. El poemita de Maquiavelo, en 8 cantos, es una sátira contra sus contemporáneos. El autor encuentra algunos florentinos: uno se ha convertido en gato, otros en dragón, o en perro que ladra a la luna, o en zorro que por su astucia escapa a la trampa que le ponen al paso. Otras composiciones de Maquiavelo son sus cantos o Capítulos: sobre la fortuna, la ingratitud o la ambición, sus alegres Cantos de Carnaval”. (Vid. pp. 48-49)
Otro gran intelectual que encontramos en las Lecciones de MHU fue Francesco Guicciardini, notable historiador que quiso seguirle los pasos a Maquiavelo y que Max pone de relieve empezando la “Lección Undécima”:
“La otra gran figura de la prosa italiana de aquel tiempo fue Francesco Guicciardini (1483-1540), historiador eminente, que siguió las huellas de Maquiavelo, de quien fue amigo entrañable, y aplicó el mismo procedimiento moderno en la apreciación del hecho histórico. Su Historia Florentina comienza donde acaba la de Maquiavelo, que sólo llegó al inicio de la preponderancia de los Médicis, o sea, al finalizar el siglo XIV”. (Vid. Op. cit. p. 50)
MHU agrega otro dato de índole contextual y biográfico, señalando que:
“Escribió además, una Historia de Italia, fruto de seria investigación y cuidadoso estudio, que sorprende por la acuciosa compulsa de datos y documentos. La diferencia entre Maquiavelo y Guicciardini como historiadores es que Maquiavelo no podía dejar de poner pasión en la historia que narraba, sea por razón de sus personales preferencias, sea por el empeño de examinar los hechos históricos en forma tal que diera razón a sus teorías políticas. En cambio Guicciardini presume de imparcial y lo es hasta cierto punto, o por lo menos es frío y seco”. (Ibídem. Loc. cit.)
A todo esto refiere Max que:
“Guicciardini también expuso en diversos escritos sus ideas políticas, y hasta comentó las de su insigne amigo en Consideraciones sobre los Discursos de Maquiavelo. Su modo de enfocar las cuestiones de interés público puede aquilatarse también en sus Recuerdos políticos y civiles”. (Ibídem.)
Así pues, Guicciardini fue personalidad intelectual prominente y sobresalió como historiador institucional, político y social. Actuó como consejero interviniendo en la vida política florentina. Tal y como señala MHU:
“Guicciardini tuvo larga actuación en la vida pública de Florencia, como uno de sus ciudadanos más eminentes, llamado frecuentemente al desempeño de difíciles comisiones. Al ocurrir la capitulación de Florencia en 1530 (con la que desapareció de hecho la república y volvió la autoridad de los Médicis), fue junto con Francesco Vettori y otros ciudadanos, el encargado del poder civil hasta que tomó posesión del mando el duque Alejandro de Médici”. (Vid. p. 51)
Guicciardini iba a caer en desgracia por sus aprestos burocráticos y por aconsejar, defender y lograr mantener al duque Alejandro de Médicis, lo que le generó un rechazo hacia su persona política:
“Cuando en 1537 fue muerto Alejandro, logró poner su influencia en juego para exaltar a la primera magistratura al segundo Cosme de Médici, quien ejerció largo reinado; pero ya su estrella había palidecido, y se retiró en sus últimos años, a la quinta que poseía fuera de Florencia, para escribir su más importante obra, su Historia de Italia”. (Ibídem. Loc. cit.)
Como funcionario italiano, Francesco Guicciardini sobresalió como orientador político, estratega de Estado, y aportó un estilo como facilitador táctico de mantenimiento en el poder a personas célebres y de progenie en la Florencia de aquella época. Marcó un camino en tal sentido. Agrega MHU que:
“Guicciardini brilla también como estilista pulcro y elegante, pero no tiene el brillo ni el fuego de Maquiavelo”. (Ibídem.)
Como historiadores y consejeros políticos de Italia y principalmente de Florencia, Nicolás Maquiavelo y Francesco Guicciardini aportaron ideas sobre el concepto de Estado, no solo en Italia, sino también en el mundo europeo y en todos los países regidos por los principios del Estado-nación.