Una vez presentado el informe de la gestión llevada a cabo durante el año 2019, comprometidos con el Sistema de Justicia, los jueces y juezas del Departamento Judicial Inmobiliario del Este, del Distrito Judicial de El Seibo, y los Registros de Títulos que están vinculados a esta jurisdicción, por intermediación de quien os dirige la palabra, procedemos a emitir el discurso central de esta audiencia solemne, el cual tratará en esta ocasión, sobre la visión justicia 20/24, en su eje INTEGRIDAD PARA UNA JUSTICIA CONFIABLE.
Para todos es conocido el hecho de que, a raíz de la nueva convocatoria del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) en fecha 4 de abril del año 2019, fue designado nuestro actual presidente de la Suprema Corte de Justicia, el magistrado Luis Henry Molina Peña, quien conjuntamente con el Pleno de la Suprema Corte de Justicia y el Consejo del Poder Judicial, así como con la colaboración de los jueces y personal administrativo que componen el Poder Judicial de la República Dominicana, se encuentra en plena fase de desarrollo y puesta en funcionamiento de la visión justicia 20/24, con miras a lograr una transformación integral de la justicia, promoviendo acciones que impacten en los jueces y juezas, en los usuarios y el público en general.
Dicha visión justicia 20/24, detalla o desarrolla tres ejes específicos, a saber: 1. Justicia para todas y todos, mediante el cual se persigue una justicia más digna e inclusiva. 2. Servicio Judicial oportuno y eficiente, que se sustenta en la aspiración de una mayor certeza, diligencia y rapidez. 3. Integridad para una justicia confiable, que se sustenta en los criterios de confiabilidad, cumplimiento de las reglas, rendición de cuentas y empoderamiento, eje sobre el cual versará el discurso central de este año, por tratarse de un tema que ha estado en la palestra pública por diversas razones, por tanto, es de nuestro interés profundizar en él.
Bíblicamente, la palabra integridad significa: intachable, íntegro, perfección, sinceridad, sensatez, rectitud, moralidad, honestidad, adhesión a un patrón de buena conducta y buenas obras. Jesús es nuestro modelo perfecto, el cual siendo 100% Dios y 100% hombre fue tentado en todo, pero nunca pecó, según declara la Biblia en el libro de Hebreos 4:15, fue perfecto, totalmente veraz y modelo de buenas obras y nos preguntamos: ¿Quién pudiera imitarlo? Todos nosotros estamos llamados a imitarlo.
Sabemos que la integridad hoy día implica un ideal de incorruptibilidad en todo ámbito de la vida pública y privada, pero en el Poder Judicial es un valor indispensable para su correcto funcionamiento, porque se espera que los jueces estén apartados de toda práctica que debilite su buen nombre, su integridad y la confianza en su persona y en el sistema de justicia al cual sirve.
Parece ser un desafío vivir y actuar con integridad, dada nuestra naturaleza débil, en un mundo donde muchos piensan que la corrupción es favorecida y que los antivalores son premiados; no obstante, a pesar de todo, los jueces ejercemos una labor sacerdotal instituida primeramente por Dios y después por los hombres, afianzada en la Constitución y en las leyes, la cual debemos cumplir fielmente, por tanto, los principios éticos nunca deben apartarse de nuestro comportamiento, tanto público como privado. Deben ser nuestro estandarte.
El Código de Comportamiento Ético del Poder Judicial dominicano sostiene que “A fin de garantizar el cumplimiento de la misión Institucional, su fortalecimiento, renovación y efectividad, los integrantes del Poder Judicial debemos orientarnos por el camino de la integridad, la transparencia y la conciencia funcional e Institucional”.
En ese sentido, el principio de Integridad es definido en dicho código como la disposición de actuar con responsabilidad y respeto, tanto en la gestión jurisdiccional, como en la administrativa, en estricta observancia de los valores y principios éticos de la Institución, en consecuencia, los jueces y demás servidores administrativos estamos llamados a:
- Exhibir y promover altos estándares de conducta, para reforzar la credibilidad y confianza del público en el Poder Judicial.
- Cuidar que nuestra conducta esté por encima de cualquier crítica a los ojos de un observador razonable.
- Ser conscientes de que el ejercicio de la función judicial y administrativa supone exigencias en respuesta a los usuarios, cuyo incumplimiento afecta la imagen y la confianza en el Poder Judicial.
- El juez debe ser consciente de que el ejercicio de la función jurisdiccional supone exigencias que no rigen para el resto de los ciudadanos y demás servidores públicos, por tanto, el cuidado en nuestro comportamiento debe ser estricto.
En efecto, un juez íntegro también es transparente, entendida la transparencia como una garantía de justicia en sus decisiones, las cuales deben estar sustentadas primeramente en la Constitución, el derecho vigente, la información útil, pertinente, comprensible, fiable, y, sobre todo, en prueba suficiente, mediante sentencias correctamente motivadas.
El juez debe observar un comportamiento prudente, cuidándose de no perjudicar los derechos e intereses de las partes y de los abogados injustificadamente, a sabiendas de que, siempre en un litigio una parte perderá y la otra ganará, pero la satisfacción de los jueces ha de estar sustentada en la ley, la justicia, su independencia y su imparcialidad, todo lo cual le aportará la paz necesaria para enfrentar las críticas que pudieran sobrevenir en función de sus decisiones.
El cumplimiento de las reglas es un imperativo de la función judicial y administrativa en el Poder Judicial de la República Dominicana, lo cual quiere decir, que ningún servidor está por encima de la ley y las normas internas que nos rigen, por lo que, ante la violación a las normas sobrevienen las consecuencias que correspondan.
El sistema de integridad judicial conlleva igualmente la rendición de cuentas, por tanto, los tribunales deben llevar un estricto control de los asuntos de su apoderamiento y reportar las incidencias al órgano superior de supervisión cada vez que le sea requerido. Igualmente, los jueces deben estar prestos para estos requerimientos, pero, sobre todo, empoderados del sistema en general, ya que, un juez empoderado cumple a cabalidad con los principios que rigen el Código de Comportamiento Ético del Poder Judicial, la Constitución y las leyes, afianzando la confianza en la justicia dominicana, comenzando cada uno en sus respectivas localidades, a fin de lograr la cohesión deseada a nivel nacional.
En este año que inicia, tenemos un llamado especial a la unidad para la transformación de la justicia dominicana. ¡¡Marchemos sin miedo!! Porque, como dice la palabra de Dios: ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? Más también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo”. (1ra. De Pedro 3:13-17).
¡Mostremos el orgullo de ser juezas y jueces, servidores judiciales, de pertenecer al Poder Judicial de la República Dominicana! ¡Seamos parte de esta transformación y de la nueva visión de justicia con ímpetu, dedicación, amor e integridad! ¡Enhorabuena!