Pensaba escribir esta semana sobre el desigual trato que los medios de comunicación internacionales dan de un mismo acontecimiento según afecte a países de la periferia o a los del centro. Me iba a referir al huracán Irene que pasó primero por la Isla de St. Croix, después por la de Puerto Rico y, antes de enfilar rumbo a territorio norteamericano, descargó las aguas de su amplia masa nubosa sobre la nuestra, principalmente en las provincias de San Cristóbal y San José de Ocoa.
Pero como no serviría de mucho decir que el mismo huracán que ha inundado las aguas de New York, haciendo menos daño que el previsto en un principio, es el que ha dejado sin hogar a decenas de familias que han perdido sus casas en las riberas del rio Nigüa a su paso por la ciudad de San Cristóbal, mejor me refiero a otro asunto, que es cuando menos, insólito y sorprendente y, por ello, difícil de entender para mi.
De todos modos, pienso que también nuestra desgracia, también llamada Irene, merecía una primera página de periódico o la apertura de un noticiario de la pequeña pantalla en cualquier país europeo o de los que quedan en este lado del océano.
La noticia insólita a la que me refiero es que un grupo de ricos millonarios alemanes, me dicen que también de Francia, Italia y Estados Unidos, han pedido pagar más impuestos para ayudar a salir de la crisis que padecen sus respectivos países. Acusan de flojera a los políticos por no exigir más impuestos a las rentas más altas, algo a lo que todos los gobiernos tienen pánico.
En temas de este tipo tiendo a ser desconfiado y me cuesta creer que semejante petición responda a una súbita sensibilidad de estos ricos millonarios por la precariedad económica de los ciudadanos de a pie de sus países que son los que realmente sufren la crisis.
No lo descarto de todos modos. De uno de estos ricachones alemanes he leído que, al explicar su posición, manifestó sentirse profundamente perturbado porque, mientras él cuida las flores del jardín de su mansión, gana más dinero, muchísimo más dinero, que los trabajadores de sus empresas. Y eso no le parece justo.
Las cifras asustan. La propuesta de estos ricos plantea un cobro del 5% sobre el valor de los patrimonios que superen el medio millón de euros. De aprobarse, el gravamen recaudaría unos 50 mil millones de euros al año, -no sé contar eso en pesos dominicanos, que podrían ayudar a que la economía alemana supere la actual crisis económica mundial.
Uno de los padres de esta iniciativa, llamada "acción de responsabilidad social", es Dieter Lehmkuhl que entre 2000 y el 2007 vio incrementar su fortuna un 25 porciento mientras, por el contrario, sus impuestos se redujeron a la mitad. "Queremos lanzar, dice, una señal política, queremos abrir un debate social sobre la desigualdad".
También en Francia. Un grupo representativo de glamurosas fortunas galas ha firmado una propuesta en la que solicitan al Gobierno que establezca una "contribución excepcional" que grave a las rentas más elevadas y colaborar así en el "esfuerzo solidario" necesario para respaldar el futuro económico del país. "Nosotros, presidentes y directivos de empresas, hombres y mujeres de negocios, financieros, profesionales o ricos, pedimos la instauración de una contribución especial que afectará a los contribuyentes franceses más favorecidos", exponen una carta pública publicada en el semanario galo Le Nouvel Observateur.
Hace unas semanas, el ministro de las finanzas de Italia, para persuadir a los diputados italianos de que era necesario aprobar un plan de ajuste económico que redujera gastos en miles de millones y evitar la quiebra del país, recordó a todos la historia del Titanic. Les dijo que en la actual situación todos viajan en el mismo barco, claro que unos en primera y otros en camarotes compartidos, y que si el barco se hundía todos perecerían porque ya no quedaban lanchas salvavidas para unos pocos.
No sé si esta advertencia de Tremonti puede servir para explicar la insólita propuestas de estos millonarios europeos. Quisiera creer que se trata de una sincera preocupación por los pobres y de un decidido empeño para cooperar en la solución de sus problemas. En todo caso, creo que ellos alcanzan a ver que si "esta vaina" se quiebra, todos, también ellos, saldrán mal parados.