La innovación ha jugado un papel trascendental a través de los años en todo tipo de industrias relacionadas con los productos y servicios ofrecidos en el mercado. A medida que el mercado va evolucionando, se hace necesaria cada vez más la implementación de medidas por parte del sector público y el sector privado que ayuden a impulsar el desarrollo de la tecnología y la innovación, con la finalidad de obtener resultados que sean beneficiosos para la sociedad en sentido general. Ahora bien, ¿al hablar de innovación hablamos de invención?
Como conceptos, innovación e invención suelen confundirse, pasando a ser sinónimos en el vocablo común. Sin embargo, como en realidad no lo son, resulta viable su aclaración: la innovación supone una renovación de un producto o servicio ya conocido, el cual marca un precedente en la industria. Para que un producto implique innovación, éste debe ser introducido en el mercado y causar una impresión general positiva, que logre redefinir el concepto que tenía la sociedad sobre dicho invento. El éxito comercial que pueda tener una invención va estrechamente vinculado a la innovación, pero que una invención sea exitosa no quiere dejar dicho que sea innovadora.
Una invención es la solución que se le da a un problema técnico aplicando los conocimientos de la mente humana. Cuando una persona crea un invento, se presume que la invención fue diseñada para facilitar una tarea o solucionar un problema. La invención tiene como objetivo solucionar un problema técnico, pero la solución a una controversia no necesariamente tiene que ser innovadora. A pesar de que una invención no resulte innovadora, esto no es obstáculo para que pueda ser protegida mediante patente, pero si es indispensable que cumpla con los requisitos de patentabilidad.
El inventor es el autor de la invención, el cual tiene derecho a ser reconocido como tal por aplicar su intelecto y obtener como resultado la solución a un problema. Sin embargo, solo será reconocido legalmente como inventor si protege su invención mediante los mecanismos que ofrece la ley; ya que de lo contrario, un tercero que tenga conocimiento de la invención podría materializar su idea y realizar un registro antes que el inventor original, quedando éste último fuera de protección jurídica.
Dentro del Derecho Registral existe un principio llamado "prior tempore, potior iure” –primero en el tiempo, mejor en el derecho–, el cual consiste en que los derechos otorgados por registro están sujetos a la fecha exacta de la inscripción y tendrán prioridad aquellas inscripciones anteriores a las que puedan surgir con posterioridad. Este principio se aplica directamente al registro de los derechos de propiedad industrial, ya que el registro de estos derechos es accesible al público y oponible a terceros. En sentido práctico, un titular de derecho (ya sea de una patente, marca, diseño industrial, entre otros) puede oponerse a la concesión de un derecho posterior al suyo siempre y cuando demuestre que existe la posibilidad de que se vulneren sus derechos en caso de que se otorgue el registro.
Entendido esto, una patente es un título de propiedad otorgado por un país y recae sobre una invención para proteger su funcionalidad, concediendo a su titular el derecho de exclusividad para explotar, comercializar y distribuir su invención e impedir por un tiempo determinado la utilización con fines comerciales de la invención a un tercero no autorizado dentro del territorio en el cual se reclame la protección.
A cambio de la concesión de la patente, se divulgará la invención al público en general con la finalidad de fomentar la innovación y aportar esos conocimientos al estado de la técnica, el cual comprende toda la información accesible al público a través de cualquier medio, ya sea de manera oral, escrita, por utilización o comercialización. Igualmente forman parte del estado de la técnica las solicitudes de patentes previas a una solicitud entrante. El tiempo de protección de las patentes no es renovable. Una vez vencido el plazo, la patente entra en dominio público, por lo que la invención puede ser utilizada por cualquier persona, ya que una vez expirado el plazo, se extingue el derecho de exclusividad a favor de un particular.
La patente es uno de los mecanismos legales más efectivos de los que puede disponer una persona física o jurídica para obtener una ventaja competitiva dentro del mercado. Al patentar una invención no solo se obtiene la protección legal de una invención, sino que a la vez limita a los competidores de utilizar esa invención para su propio beneficio. Estas facultades únicas se deben al derecho exclusivo o "ius prohibendi" que otorga la patente a su titular para prohibirle a terceros no autorizados la explotación, comercialización o distribución de la invención, salvo a que el titular otorgue una licencia para dichos fines a cambio de una remuneración. De lo contrario, el titular de la patente podrá tomar acciones legales en contra de quien se encuentre utilizando su invento sin su consentimiento.
Los derechos de propiedad industrial son considerados bienes patrimoniales intangibles de suma importancia para el sector empresarial. Las patentes, modelos de utilidad, diseños industriales, marcas y demás modalidades de protección que ofrece la propiedad industrial constituyen un activo económico valioso, que repercuten directamente en la posición de mercado de los productos ofrecidos por cada empresa. El conjunto de estas modalidades de protección le permiten identificar y diferenciar al consumidor medio un producto de otro.
Mientras más distintivos y originales sean los productos, más fácil les resultará a los consumidores relacionar un producto con la empresa y a la vez disminuye la posibilidad de confusión con los productos parecidos de la competencia. Aunque los derechos de propiedad industrial son compatibles y acumulables entre sí (siempre y cuando cumplan con los requisitos de cada modalidad), las solicitudes para cada una de estas se realizan por separado, y a la vez, deben cumplir con los requisitos de forma y de fondo exigidos por la Ley 20-00 sobre Propiedad Industrial de la República Dominicana.
La importancia de contar con una invención registrada es fundamental, cada avance que constituya un aporte a la industria debe contar con protección. Aunque lo que se pretenda reivindicar sea aparentemente mínimo, los pequeños detalles pueden hacer la diferencia. Cuando se realiza el registro, la invención gana un valor económico superior a cuando se encontraba sin éste, debido a que se asegura que otra persona pueda surgir con el mismo concepto y registrarlo con prioridad.
Lograr que una invención sea innovadora y patentable a la vez, es uno de los mayores retos que tienen los inventores y departamentos de investigación y desarrollo (I+D) de las empresas. No obstante, los beneficios que se obtienen de una invención con estas cualidades son inmensos en sentido tecnológico, económico y social, por lo que resulta relevante invertir en la investigación y desarrollo de las nuevas tecnologías.
El Estado tiene el deber de promover la creatividad, la investigación y la innovación para que exista el desarrollo de la libre competencia entre las empresas dentro del margen de la ley. La implementación de medidas oportunas pueden dar lugar a ingresos económicos sustanciales para un país, así como la creación de nuevos empleos y mercados que puedan satisfacer la oferta y la demanda que exige la sociedad.
Atendiendo a esta realidad, resulta evidente que para el desarrollo tecnológico, económico y social, los conceptos invención e innovación van de la mano. El fomento de la innovación estimula la creatividad del ser humano, permitiendo su crecimiento intelectual y el ejercicio de su derecho al libre desarrollo de la personalidad, con la posibilidad de aportar esos conocimientos para el beneficio de la humanidad.