Uno de los impactos negativos que en general un sector mayoritario de la opinión pública les atribuye a los inmigrantes en los países receptores es que estos son consumidores netos de servicios públicos en comparación con las contribuciones al fisco que los mismos realizan vía el pago de impuestos. Particularmente se considera a los inmigrantes como beneficiarios netos de los servicios de salud y de protección social, y en su versión más extrema se les acusa de sobrecargar y saturar los sistemas salud y de protección, afectando negativamente a los nativos.
Sin embargo, las evidencias disponibles a nivel internacional indican, contrario a esa creencia común, que el impacto medio de los inmigrantes en los servicios públicos es muy pequeño o igual a cero en relación con el PIB. Los inmigrantes no son beneficiarios netos de los servicios sociales, y por tanto no tienen un impacto fiscal negativo. No ejercen presión sobre el sistema de protección social, al menos en cuanto a las transferencias gubernamentales y el uso de los servicios de salud. Los hogares con inmigrantes no parece que estén beneficiándose en mayor medida de los recursos públicos sociales que los hogares sin inmigrantes, pues los primeros tienen menos probabilidades de recibir transferencias públicas que los segundos.
De acuerdo con la literatura científica internacional sobre el impacto de las inmigraciones en las finanzas públicas, el balance fiscal neto entre los aportes de los inmigrantes y el consumo de servicios públicos va a depender de las característica de los inmigrantes, su grado de calificación y selectividad sociodemográfica y laboral con respecto a la población nativa y de las características de la política de protección social del país receptor (https://www.oecd-ilibrary.org/development/interacciones-entre-politicas-publicas-migracion-y-desarrollo_9789264276710-es).
En el plano local, uno de los “argumentos” y supuestas evidencias sobre el supuesto impacto negativo de la inmigración haitiana es el uso intensivo de los haitianos, sus descendientes nacidos en RD y transeúntes transfronterizos de los servicios públicos de salud, que en su versión más tremendista plantea un efecto de sobrecarga, saturación o desplome de los servicios hospitalarios.
Especialmente algunos medios de comunicación colocan de manera recurrente como tema tendencia en la opinión pública -y por tanto en el imaginario social de la mayoría de los dominicanos- el consumo de servicios de atención al parto por mujeres haitianas en los hospitales públicos, como un problema que desborda las capacidades del sistema sanitario y la generosidad de los dominicanos.
De otro lado, personas y grupos neo nacionalistas anti haitianos que permanentemente alertan sobre la supuesta “invasión pacífica” de haitianos a RD utilizan como caballo de Troya de su discurso xenófobo la supuesta amenaza a la soberanía nacional y a la identidad civil dominicana de las llamadas “parturientas” haitianas, las que estarían drenando el financiamiento de los servicios públicos de salud, produciendo una saturación de los servicios públicos de salud, y poniendo así en peligro de colapso el sistema nacional de atención en salud.
Contrario a esta percepción, como mostraremos con las propias cifras oficiales del Ministerio de Salud Pública en la siguiente entrega de este artículo, el caso de las estadísticas del gasto en salud de los extranjeros es un magnífico ejemplo de manipulación de la magnitud del impacto de la inmigración haitiana -especialmente de la utilización de servicios de atención al parto por haitianas- y de la falta de transparencia en esas estadísticas oficiales.
Si bien en el caso de la República Dominicana, la ausencia de información sobre el aporte de los inmigrantes haitianos al fisco y la carencia de información adecuada de la demanda de servicios sociales no permite estimar con cierta precisión el impacto de la inmigración sobre las finanzas públicas mediante el cálculo del valor presente de la diferencia entre el pago de impuestos y la demanda de servicios públicos, las estadísticas de servicios hospitalarios y gasto en salud del ministerio de Salud Pública y algunos datos recopilados en encuestas permiten una aproximación a la medición del fenómeno.
¿Cuál es la real magnitud del uso de servicios públicos de salud por los inmigrantes haitianos, sus descendientes y los transeúntes haitianos transfronterizos que entran al país a demandar atención? Veamos.
De acuerdo con las estadísticas de servicios del Ministerio de Salud Pública (MSP), en el año 2017 los hospitales del país dieron a pacientes extranjeros un total de 519,897 consultas y 54,607 controles de embarazos, atendieron a 43,026 pacientes internos, 23,260 partos y cesáreas, realizaron 571,882 análisis clínicos, y les aplicaron 77,815 dosis de vacunación. En términos relativos, estos servicios representan apenas el 3.9% del total de consultas a la población general, el 2.4% de los análisis clínicos, el 2.1% de las cirugías y el 17% de los partos y cesáreas.
Si las cifras absolutas anteriores se expresan en términos de tasa relacionándolas con la población, la intensidad en el uso de los servicios de consulta, análisis clínico y cirugías otorgados a los extranjeros es menos de la mitad que la de la población general. Por cada mil extranjeros se dieron en 2017 606 consultas, 594 análisis clínicos, y 7 cirugías, mientras que en la población general esas tasas fueron de 1,209, 1,938, y 26 respectivamente. Sólo los partos a extranjeras superan a los de la población general: 105 versus 42 partos respectivamente por cada mil mujeres en edad fértil.
Una encuesta realizada en 2017 en el marco del estudio Interacciones entre políticas públicas, migración y desarrollo: casos de estudio y recomendaciones políticas (IPPMD) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) encontró que, contrario a la percepción generalizada, los inmigrantes en RD generalmente no utilizan los servicios de salud en mayor medida que los individuos nativos. En términos generales, la población inmigrante y la población nativa utilizan los servicios públicos de salud en la misma medida y los inmigrantes tienen menos probabilidades de disfrutar de beneficios de protección social, de salud y de jubilación (https://www.oecd-ilibrary.org/development/caminos-de-desarrollo_25211552).
Finalmente, la Encuesta Nacional de Inmigrantes (ENI-2012) arrojó que apenas el 7.6% de los inmigrantes haitianos y sólo el 13.2% de los nacidos en el país de padres haitianos disponían de un seguro de salud, mientras que un 57.2% de los inmigrantes de otros países y 53.7% de los dominicanos sí lo tiene, según SENASA.