El tema migratorio en la República Dominicana levanta pasiones y crea desacuerdos. Lo que no debe entrar en discusión es que nuestra política migratoria, respetando el Derecho Internacional y la buena vecindad, debe poner controles que son vitales para la salvaguarda de nuestro territorio, nuestra cultura, seguridad y soberanía. En la actualidad, la inmensa mayoría los países de la Comunidad Internacional vienen llevando a cabo políticas de contención y controles de la inmigración ilegal.
La mano de seda que el Gobierno Dominicano viene aplicando – o mas bien la inacción – que ha hecho que la cuestión se convierta en prácticamente insalvable, viene ocasionando serios problemas de convivencia en el caso de los inmigrantes haitianos y las comunidades donde se establecen, problemas que si no se ponen a tiempo los controles migratorios necesarios, no auguran buen futuro para la Nación Dominicana. Pero el Gobierno es una tapia en estos asuntos y se muestra temeroso para actuar de acuerdo a nuestras leyes.
La actualidad migratoria, en contraposición a las actitudes comprensivas, solidarias y de amparo que exhibían hasta hace poco tiempo muchos de los países receptores, viene experimentando cambios; tales cambios se dan de manera elocuente y muy sintomática. Demos un vistazo a lo que viene sucediendo en Europa y a cómo se viene cambiado de una considerable receptividad, a la preocupación por la Seguridad Nacional y defensa de la Soberanía.
En Bruselas, se aprobó en septiembre de 2015 un plan para acoger y facilitar un nuevo hogar a 160,000 refugiados llegados por Grecia e Italia. No obstante los integrantes del llamado “Grupo de Visegrado” (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia), de inmediato rechazaron el plan y se declararon en contra, esgrimiendo su derecho a decidir quien pisa territorio, a escoger y a dar la espalda. Lo cierto es que a partir de esta posición de los de Visegrado, las cuotas al parecer han fracasado, y aunque la mayoría de países la aprobaron, en la práctica han hecho poco para cumplirlas. Ahora los países de la UE están contestes en aceptar que más adelante podría volverse sobre el tema migratorio, pero en estos momentos no quieren poner el tema sobre la mesa. Ciertamente es un tema muy engorroso, como ha dicho el corresponsal Pablo Suanzes de El Mundo: “el tema es demasiado grave, demasiado grande, y tiene que haber movimientos entre los 28 o los 27”.[1]
En las pasadas elecciones en Francia, se impuso el centrista Emmanuel Macron, la figura más joven en llegar a la presidencia del país galo. En campaña, se mostraba abiertamente contrario a los planteamientos de su principal oponente, la derechista Marine Le Pen, del sector nacionalista, y que según los seguidores de Macron, impulsaba el “odio racial, la xenofobia y la extrema derecha”. Sin embargo ahora muchos de ellos temen “que lo que ha sido Macron en 2017 se convierta en Le Pen del 2022. Llegan más lejos y le imputan de conspirar contra sus propios ideales.
Actualmente el Gobierno de Francia está aplicando mano dura contra la inmigración ilegal, haciendo poco caso a las críticas que apuntan a supuestos abusos que dejan malparada la reputación de tolerancia del país. Macron, en los últimos meses del pasado año venía exigiendo que se saque de las calles a todos los migrantes antes que terminara el año. Desdiciendo de sus promesas de campaña, contra Marine Le Pen, el presidente lidera las acciones que intensifican y aumentan la presión sobre los inmigrantes ilegales, las condiciones se hacen menos tolerantes, y se incrementan las expulsiones. El pasado 16 de enero, la Dirección General de Extranjería, dependiente del Ministerio del Interior del país galo, informó que en el año pasado se expulsó a un 14.6% más de extranjeros en situación irregular que en el año anterior. Según tales informaciones, también se disparó la cantidad de extranjeros rechazados en la frontera al tratar de entrar a Francia, creciendo este renglón en un 34%.
En Hungría, el gobierno que encabeza Viktor Orbán el pasado día 3 de enero se manifestó sobre la inmigración ilegal de la siguiente manera: “Deberíamos respetar nuestras fronteras. Es importante que las fronteras exteriores sigan cerradas para evitar que entren inmigrantes y refugiados de manera descontrolada”. El Presidente Orbán se muestra claramente en contra de la llegada de inmigrantes, lo que ha puesto de manifiesto en reiteradas ocasiones, especialmente cuando se opone a la cuota -que afirma- le quiere imponer Bruselas a los países de la Unión Europea.
En Austria, el Canciller electo Sebastian Kurz focalizó su campaña en promesas contra la inmigración ilegal, basado en “la ley y el orden” y afirmaba que “La inmigración sin controles destruye el orden en un país”. El Vice-Canciller, que será el líder identitario Heinz-Christian Strache en representación del segundo partido de la coalición, ha dicho que entre sus principales objetivos se encuentra hacer al país, un valladar en cuanto a las alertas contra la inmigración masiva de islámicos. El partido de Strache tendrá bajo su cargo el Ministerio de Interior y Asuntos Exteriores, además de La Defensa del país. El Presidente Kurz viene haciendo promesas de impugnar la cuota de inmigrantes que impone la Unión Europea y ha afirmado: “Trabajaré para cambiar esta equivocada política sobre refugiados”.[2]
En Polonia, el Primer Ministro Mateusz Morawiecki se ha referido a que su política migratoria busca “reafirmar la soberanía” de su país. En ese sentido, afirmó al Diario Wiadomosci, que Polonia no aceptará refugiados provenientes de Oriente Próximo y del Norte de África, pues –según afirma- es necesario que se garantice la seguridad de la población.
En resumidas cuentas, el tema migratorio, es sobremanera espinoso y crea serios problemas para la mayoría de los países recibidores, tanto más si la masa inmigrante sobrepasa la capacidad receptiva, si no cuenta con una cultura factible de integración, si privan a los nacionales de los empleos que ellos pasan a ocupar, si vienen a ser un peso demasiado grande para el sistema sanitario por sus numerosas enfermedades y necesidades de atención a parturientas, si consumen gran parte del presupuesto de educación, si traen consigo costumbres y culturas extrañas, así como una gran delincuencia.
[1] http://www.elmundo.es/internacional/2017/12/14/5a32d89bca47412c2e8b45f2.html
[2] http://www.alertadigital.com/2018/01/09/el-nuevo-gobierno-de-austria-quiere-catapultar-al-pais-a-la- vanguardia-de-la-resistencia-de-europa-frente-a-la-islamizacion/