En los últimos años, la ciudad se ha transformado con intensidad y “esplendor”, dirán algunos. Alguien habrá contado las nuevas plazas que se han instalado en Santo Domingo. Algunos memoriosos tienen ese dato (el mes, el día y la hora).

Otros podrán decirnos también cuándo comenzó la Revolución Industrial. Como “todo” está en Wikipedia, no es difícil decirle a la gente cuándo se inventó la cámara oscura, la máquina de vapor y el automóvil.

En días recientes, nos lucía interesante cómo la NASA había colocado a Perseverance en Marte, y cómo salió un helicóptero en miniatura a explorar el planeta. Esperamos –día a día– por las fotos que la máquina dispare para mostrarnos como luce el planeta rojo.

Por su lado, una persona que se come una pizza en un restaurant de moda puede hablarnos de cuáles fueron las palabras de John F. Kennedy cuando Bosch lo visitó a la Casa Blanca. Otros argumentarán cuál es la utilidad de ese dato histórico. Otros –pensando en el proceso de la pandemia–, preferirán la pizza, y ni siquiera eso, porque se trata de algo que, según ellos, desestabiliza su dieta paleolítica. Por otro lado, preguntamos qué tendrá en mente Theresa May, y cómo les fue a Harry y a Meghan luego de levantar todo el avispero de la corona. Y el momento del programa de Oprah fue en tiempo de Brexit. Otros piensan que el pelo de Boris Johnson es como el de Trump: pero necesita grandes cantidades de fijador.

Día a día, nos enfocamos en las políticas macroeconómicas, porque de ahí dependerá mucho de lo que ocurra en la realidad dominicana. Otros se hunden en algunas apreciaciones políticas. Promueven que todo espere la llegada de una Greta Thunberg –ahora con sabor caribeño–, para que nos hable con la dicción perfecta. Pero eso es mucho pedir: nos limitamos a las ejecutorias políticas que tenemos, con la esperanza de que algunas cosas cambien en un escenario económico difícil. La pandemia ha tenido repercusiones económicas.

Hace 6 días, la OMS y 20 países pidieron un pacto mundial sobre pandemias en un mundo que ha perdido 2.8 millones de personas, aunque los integrantes del G-20 no figuran entre los que firmaron.

En las compilaciones estadísticas, lo numeritos nos hablan de dificultades, pero otros quieren que les hablemos de The Crown, la serie en la que trabaja Gillian Anderson en el majestuoso papel de Margaret Thatcher. Por ahora, tengo una pregunta que cae en el fondo de la nada: dónde está el documento que produjo Kelly Craft cuando vino a la vecina nación haitiana? Lo tendrá en su portafolio o en un anaquel de la biblioteca de Naciones Unidas.

Como en otras situaciones, algunos no quieren hablar de situaciones económicas. De lo que se trata ahora es de vacunar al país. En una noticia muy reciente, el Papa hablaba de esto y abogaba por la concertación para que las vacunas lleguen a los países pobres. Sus palabras fueron: “la pandemia todavía está en pleno curso, la crisis social y económica es muy grave, especialmente para los más pobres”. Las palabras de Bergoglio son directas. Tienen la intención de poner a la humanidad en los asuntos reales del hoy. Le dejamos las especulaciones a otros.

Como le dije a alguien: no hay que tener una bola de Merlín para saber que pasaremos de todo esto, como pronostican los más optimistas. Seremos vacunados y la población se sentirá segura ante la pandemia.

Los asuntos macroeconómicos no están lejanos. No habitan un túnel de misterio que resolverá Scully, el otro personaje de Gillian, el más memorable, sino que están a la mano del gobernador del Banco Central. Tenemos que ser optimistas con las políticas implementadas por las autoridades bancentralianas. Muchas variables deben ser manejadas.

A algunos no les gusta el béisbol, pero yo tengo una lejana teoría. La velocidad del béisbol –esa suavidad de un batazo al short stop–, permite un alto nivel de confort que te calma mientras lo miras. Es un juego delicado, que puede hacerte sentir calmado durante toda la noche.

A la larga, la conclusión no se hace esperar: cada quien tiene una agenda. Hay que tener en cuenta que Bill Gates ha comprado unas fincas, no por mera cuestión del azar. Era cierto que Elon Musk intentaría cambiar el mundo, y no se ha detenido en medio de un proceso que lleva años. Ahora todos entendemos a Musk con Tesla, Space X y Solar City como dice el libro de Nicholas Fringe. En ese mismo libro se nos recuerda que el empresario vendió PayPal en 1.5 millones de dólares. Hablan de millones como tú hablas de pequeñas latas de soda.

En la realidad dominicana, tenemos una economía que debemos manejar con toda la sapiencia hermenéutica de un Hayek. Quiero destacar dos libros que fueron escritos en hierro: el del Keynes y el de Krugman, escrito el primero en 1936 y el segundo, La conciencia de un liberal en 2007, el 1 de octubre. Esos libros fueron escritos en otras etapas de la historia.

Como algunos han percibido, la pandemia nos ha enseñado muchas lecciones. Hemos aprendido –ya lo sabíamos–, el valor de la organización.

Lo que dice el Papa está buenazo. Era de esperar que nos hablara en medio de tantas críticas. Ahora, la macroeconomía no luce como una máquina vieja, ni tampoco como una máscara de carnaval. Detectar los silogismos por los que debemos trazar un plan como país –que es lo que se ha hecho en los últimos meses–, tiene que ver con el manejo que hacemos con la capacidad de mirar hacia el futuro en un entorno difícil y de incansables retos.