¿Qué son los sistemas y las infraestructuras de identidad digital y cuáles pueden ser sus potenciales beneficios y riesgos? ¿La República Dominicana necesita adoptar una infraestructura de identidad digital? Esta reflexión busca contestar estas y otras preguntas relacionadas.
Como reconoce un reciente trabajo de investigación de D’Silva, Filkova et al. (The design of digital infrastructure: lessons from India), publicado por el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), “el acceso financiero para los individuos es crítico para que las economías alcancen su máximo potencial”.
La transformación digital financiera y comercial promete generar mayores beneficios para las personas. Sobre todo, para aquellas que no están bancarizadas.
Sin embargo, la digitalización se ve obstaculizada por fallos del mercado y del gobierno. Estos fallos incluyen: altos costos de transacción, leyes anticuadas e inadecuadas, imposición de impuestos con sellos físicos (por ej., como el del Colegio de Abogados), infraestructuras deficientes de registro civil, entre otras trabas que retrancan la digitalización.
En el caso de la República Dominicana, sanear y actualizar los sistemas de registro civil es uno de los retos pendientes. Tenemos un sistema de registro civil anticuado sentado sobre las bases de una estructura legal decimonónica.
Esta anticuada base se ha ido zurciendo con retazos y parches. El resultado son mosaicos diversos que validan el adagio de Jesucristo de que no se debe poner “remiendo viejo a vestido nuevo”.
La próxima gran reforma a nuestro sistema de registro civil debe realizarse para relanzar un verdadero sistema de identidad digital que permita a la ciudadanía transar y acceder a una plétora de servicios digitales – públicos y privados – de manera segura. Esto sentaría la zapata para construir una infraestructura digital para la República Dominicana.
Jurisdicciones como Singapur, Hong Kong y la India han desarrollado sus infraestructuras y sistemas de identidad digital. El citado estudio del BIS le llama stacks o montones. Según el estudio del BIS, los stacks o montones son “conjuntos de plataformas independientes pero interconectadas que funcionan para alcanzar ciertos objetivos”.
Estas infraestructuras se convierten en importantes bienes públicos (ver estudio citado del BIS), generando beneficios que los economistas llaman externalidades positivas, que se derraman sobre múltiples áreas de las vidas cotidianas de las personas. Estas áreas – “carriles” o “rieles” (rails) como le llama el estudio del BIS – incluyen a los sistemas de pago, sistemas de identidad, salud pública, seguridad ciudadana y migratoria, etc.
Por ejemplo, las infraestructuras de identidad digital benefician a los usuarios de los servicios financieros. Con un sistema de identidad biométrico y moderno los usuarios pueden acceder a nuevos productos y servicios de manera remota. Los sistemas también ayudarían a realizar la identificación y verificación de los clientes – y todas las fases de la diligencia debida para transacciones no presenciales (non-face-to-face).
A través de sus infraestructuras de identidad, países como la India han innovado en el desarrollo de las rutinas de diligencia debida digital – o e-KYC – que permiten a las instituciones financieras cumplir con sus deberes de prevención de lavado de activos (PLAFT) sin tener que exigirles a las personas que visiten una sucursal.
El registro de identidad Aadhaar de la India es la base de datos biométrica más grande del mundo. Luego de la implementación del Aadhaar el nivel de bancarización en la India aumentó de 35 % en el 2011, a un 80 % en el año 2017.
En teoría esta infraestructura favorecería alcanzar mayores niveles de bancarización y aumentar el bienestar de los consumidores de todos los servicios financieros, que podrían acceder a productos bancarios, realizar actividades de corretaje de valores o abrir cuentas de custodia de valores de manera remota.
Las infraestructuras de identidad digital también tienen beneficios para los sistemas de pago. Permiten combatir infracciones como el fraude o el robo de identidad, asegurando que quienes realicen instrucciones de pagos en línea o a través de aplicaciones móviles sean realmente los clientes titulares de las cuentas debitadas.
En el ámbito del comercio electrónico, la identidad digital también permite que otras firmas – incluyendo las firmas de servicios financieros tecnológicos (Fintech) – puedan establecer relaciones y transar con clientes de manera segura y totalmente en línea. También permitiría mayor integración entre las Fintech y los proveedores tradicionales que participan en los mercados financieros. Además de que se motiva la innovación permitiendo que las Fintech desarrollen aplicaciones y productos sobre la infraestructura digital común de un país.
Los beneficios de las infraestructuras digitales no se limitan a los ámbitos comercial y bancario. Por ejemplo, pueden ser útiles para tramites con escuelas, universidades y centros de estudio. Los estudiantes y egresados solicitantes podrían recopilar duplicados de los documentos y las certificaciones requeridas, como actas de estado civil, certificaciones de ministerios, récords de nota, etc. También podrían inscribirse, solicitar becas y pagar remotamente, reduciendo los tramites y el fango burocrático asociado con los trámites educativos.
Todo esto beneficiaría incentivar la educación – uno de los bienes públicos más importantes para el desarrollo humano. También aumentaría los niveles de competitividad de la República Dominicana.
Cada ciudadano podría tener un casillero electrónico digital con sus principales documentos públicos y privados – y simplemente autorizar a que se compartan los documentos seleccionados con las instituciones y entidades deseadas de manera rápida y segura. Esto no es ficción: es el casillero digital “DigiLocker” de la India.
La identidad digital también tiene el potencial de mejorar nuestras interacciones con el gobierno y con las instituciones públicas. El gobierno electrónico –GovTech o e-government – tiene mucho que ganar de la transformación digital. Solicitar documentos, legalizaciones, permisos, licencias, subsidios, entre otros actos administrativos, de manera remota y segura aumenta el bienestar de los ciudadanos y ayuda a reducir el costo económico social de la administración pública.
Un sistema robusto de identidad digital también beneficiaría la seguridad ciudadana y migratoria. Contribuiría con cubrir lagunas existentes, como las que existen en la identificación de infractores penales, la lucha contra la migración ilegal, la organización de la población penitenciaria, la prevención de fraudes documentales (pasaportes y cédulas), etc.
Ni mencionar que el desarrollo de una infraestructura como la planteada permitiría también construir aplicaciones o rieles importantes en el ámbito de la digitalización del sistema de justicia.
En suma, hay muchas áreas donde un sistema robusto de identidad digital generaría múltiples beneficios para los dominicanos.
Esto no quiere decir que estos sistemas no tienen riesgos. En la era de los ciberataques, la protección de datos personales y la prevención de fraudes, la integridad y el mantenimiento ininterrumpido de los sistemas digitales de identidad son cuestiones fundamentales. Existe el peligro que los datos caigan en manos de criminales, políticos inescrupulosos o gobiernos extranjeros enemigos.
También hay riesgos que surgen de las nuevas tecnologías. Un ejemplo son los llamados deepfakes que toman su nombre del acrónimo formado por las frases deep learning (aprendizaje profundo) más fake (falso). Utilizando inteligencia artificial los deepfakes permiten crear imágenes falsas – pero que parecen muy reales, permitiendo implantar digitalmente la cara de una persona sobre el cuerpo de otra, o incluso, crear vídeos con fotografías de una persona.
Ciertamente, los deepfakes y el desarrollo de filtros con máscaras digitales retarán la identificación remota de las personas a través de algunas rutinas no presenciales que se han desarrollado en algunos países, como es el caso del KYC por videoconferencia en tiempo real que existe en España y Alemania, o las tecnologías de reconocimiento facial.
República Digital es un primer paso hacia la dirección correcta. Pero resulta necesario continuar mejorando y optimizando los servicios – muchos de los cuales no funcionan, otros no están integrados entre sí (no están amontonados) o requieren de registros adicionales de usuarios que no están vinculados con un único sistema de identidad nacional.
Uno de los retos del próximo gobierno deberá ser desarrollar una verdadera infraestructura de digital que permita aumentar el bienestar general de todos.