Videos, memes, fotos, mensajes, noticias de todo tipo que no sabemos si son ciertas, la mayoría, de hecho, no lo son. Las recibimos a través de los medios de comunicación, de las redes sociales, de whatsapp, por youtube. Estamos saturados. Es tanta la información que nos llega en todo momento sobre el COVID-19 y otros temas relacionados, que nos vamos a volver locos y nos enfermaremos por el miedo y la angustia si nos dejamos llevar de ella.

Escuché sobre el término “infodemia” cuando mi amiga y colega Rosa María Cruz lo mencionó y explicó en nuestro webinar sobre los retos educativos frente al COVID-19 realizado la semana pasada. Había escuchado el término “infoxicación” pero la palabra infodemia es nueva para mi. Busqué información y hoy escribo un poco sobre esto pues soy una de las tantas víctimas de la infodemia, la cual se refiere a la sobreabundancia y propagación rápida de información falsa entre las personas y a través de diversos medios, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)

En la cuarentena estamos usando mucho más las redes y el internet para comunicarnos y para mantenernos informados. Pero hay que tener cuidado. Muchos reciben y reenvían a todos sus contactos lo que les llega sin malas intenciones y, lo peor, sin confirmar la fuente o veracidad de la información, pudiendo generar esto un riesgo para la salud de las personas y para la sociedad. Es necesario ser críticos ante lo que nos envían y lo que compartimos, evitando ser un canal por el cual se propague información falsa o maliciosa.

Mis hijos y yo hemos aprovechado varias oportunidades en las que la abuela reenvía videos o datos falsos para educarla y ayudarla a buscar en fuentes confiables. Si no ponemos un freno, gran cantidad de personas serán manipuladas por las noticias falsas y recurrirán a cumplir con recomendaciones inadecuadas o se sentirán estresados sin necesidad.

Aquellos responsables de las noticias o informaciones falsas están llenando el vacío de información por ser el COVID-19 un nuevo virus del cual no se tiene suficiente conocimiento científico ni validado todavía.  Los simples mortales que no somos científicos nos agarramos de lo que nos llega para sentir cierta tranquilidad y seguridad ante la incertidumbre. Esto lo confirmo con la mayoría de las personas en las redes y grupos en los que estoy. Afortunadamente, ya algunas personas están comenzando a cuidarse y cuidar a otros. Están dando pasos para desintoxicarse y desconectarse, filtrando lo que ven, abren y comparten, pensando antes de actuar para evitar mayores daños y consecuencias de los que ya tenemos y vienen.

Son muchos los mensajes que hemos recibido y que luego son desmentidos por las organizaciones o especialistas a los cuales se atribuyen. Es preocupante. Pero no ganamos nada con preocuparnos, sino con enfrentar y asegurar que la gente tenga información correcta para tomar medidas apropiadas y decisiones que ayuden a prevenir y actuar de manera efectiva frente a esta situación que hoy vivimos todos.

Antes de enviar o compartir algo por cualquier vía, evaluemos si realmente aporta y si es confiable. No contribuyamos con la confusión y el pánico sin necesidad. Aportemos a la solución. Y si para esto es mejor quedarnos tranquilos, pues lo hacemos. No tratemos ahora de ser los expertos ni los que sabemos de algo que muy pocos manejan. Sigamos las orientaciones de la Organización Mundial de la Salud y CDC, entre otras instituciones confiables.

Hago un llamado a todos a actuar ante la infodemia. Nos seguirá llegando todo tipo de noticia, información y recomendación. Está en nosotros lo que hacemos con ellas.