El Fondo Monetario Internacional (FMI) registró un incremento de 34%, en promedio, para los meses de noviembre y diciembre del 2010 en los precios de materias primas y de bienes primarios que importa el país (tales como maíz, trigo, soya y combustibles) y continúan en alza en enero y febrero del 2011.

Según los datos publicados por Bloomberg, los contratos para entrega futura de maíz, trigo y soya para entrega se incrementaron en 3.6%, 1.3% y 1.2%, respectivamente. Este comportamiento refleja la caída en los inventarios de esos bienes y el incremento de la demanda de inversionistas de contratos para entrega a futuro de materias primas que garantizan rendimientos atractivos en sus carteras de inversión (Parantap Basu y William T Gavin: What Explains Growth in Commodities Derivatives, Reserva Federal de Saint Louis, 2/2011, 93(3), pp 37-48); estimulando la tendencia alcista en los precios de esos productos.

Este comportamiento de los precios de esos bienes reflejan el impacto que sobre la producción de materias primas han tenido las sequías acontecidas en China, Rusia y Ucrania y otras partes de Europa, el clima adverso que tuvo lugar recientemente en Estados Unidos, Canadá y Australia así como en Argentina (Bloomberg: Grain Prices Rally Toward 2008 Records on Shrinking World Supply, Febrero 9, 2011). Además, se aprecia un comportamiento similar en los precios del petróleo que podría alcanzar los US$100 por barril durante el 2011, según especialistas que siguen esos mercados.

Estos aumentos de precios de materias primas y combustibles afectan los costos internos que, debido al uso generalizado de los mismos, pueden elevar la tasa de inflación doméstica. La inflación sería más aguda teniendo en consideración que la RD es el segundo país de la región centroamericana y EU que menos observa las leyes anti-monopólicas, según el último reporte del Foro Económico Mundial en el 2010. Por lo que se espera que el incremento de costos se traslade totalmente a los precios de venta y, por tanto, reduzca el poder adquisitivo del dinero en circulación (saldos reales).

Recientemente las autoridades monetarias anunciaron que elevarían las tasas de interés para reducir la velocidad a la que crece el producto interno. Según las estimaciones del BC el PIB crecería a una tasa de 6% en 2011; en otras palabras la variación relativa del PIB se colocaría por encima de la tasa de crecimiento del producto potencial calculada en 4.6% por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo o si se quiere superior al 5.5% que el mismo BC estima debe crecer el PIB para evitar que la tasa de desempleo aumente.

La inflación importada quitaría presión a la demanda interna, aumentaría la tasa de interés y contraería el producto, asumiendo se mantenga cierto equilibrio en las cuentas fiscales. Estos efectos serían aun mayores si las firmas dominicanas compensaran el incremento de costos manteniendo la proporción de los beneficios en el precio de venta.

Si en este escenario, las autoridades monetarias aumentan las tasas de interés la economía podría sobre ajustarse, especialmente si lo que finalmente busca la autoridad monetaria es contener la devaluación del tipo de cambio ‒como ha sido su tradición‒ cuya variación se relaciona con el desequilibrio de la cuenta corriente que ha favorecido las importaciones de bienes de consumo, materias primas y de capital.

La situación macroeconómica podría empeorar si, además, el gobierno se inclina a aumentar el gasto durante  las elecciones presidenciales que se avecinan, especialmente durante el segundo y primer semestre del 2011 y 2012. El gasto público ha seguido tradicionalmente el ciclo político, por lo que bastaría esperar que el nuevo grupo económico en el poder apoye financieramente a su candidato oficial cuando éste sea conocido. En ese momento, la armonía casual de la política monetaria y fiscal se quebraría, repitiendo los profundos desequilibrios que tuvieron lugar durante el período 2008-2010.