Sí, desde dentro, porque lo que voy a compartir es lo que estoy observando, sin intermediarios y que estoy experimentando con los 5 sentidos en estos momentos en India, en Nueva Delhi, la capital política, donde estuve entre el 14 y el 18 y en Mumbai, capital económica y financiera, donde estuve desde el 19 hasta ayer 22 de octubre.
Pero todo comenzó antes y fue cuando desde el Consulado Honorario de India en la República Dominicana, que tiene al frente al Vicepresidente Corporativo de Comunicaciones y Relaciones Institucionales del Grupo Vicini, Campos de Moya Fernández, me contactaron por correo electrónico, estando todavía en China.
El objetivo era comunicarme que el Embajador, concurrente desde Cuba, de India en la República Dominicana, Chinthapally Rajasekhar, quería concederme una visa de cortesía para que visitara su país.
Comencé a entender a India y el desarrollo que ha logrado, sobre todo en la última década, en la actitud del Embajador. Primero su accesibilidad, me recibió sin intermediarios.
Segundo la claridad de objetivos, me habló sin rodeos del interés del nuevo Gobierno de India, de abrirse más al mundo, de que personas interesadas, que estudien su país, puedan visitarlo, para que luego hablen y escriban con una base que no la dan los libros, los videos, ni siquiera las conversaciones, sino, la experiencia de lo vivido.
Comencé a entender a India y el desarrollo que ha logrado, sobre todo en la última década, en la actitud del Embajador. Primero su accesibilidad, me recibió sin intermediarios
Tercero, la toma de decisiones y la palabra cumplida, o sea, dicho y hecho, nada de promesas que no se cumplirán. A la semana se nos comunicó que seríamos parte de en un programa titulado “Visita de Familiarización”, esta vez para periodistas y analistas de asuntos internacionales, que residan en “América Latina y Caribe”, que es la región de mayor interés para los países asiáticos en ascenso, léase China e India.
Tres lecciones y todavía no había llegado a India. Como la visita estaba programada para realizarse entre los días 15 y 21 de octubre, yo debía llegar 14 a India. Air India, la línea bandera nacional, fue mi primera experiencia directa y aunque se presentaron algunos inconvenientes, entiendo que esta línea aérea está compelida a revisarse y relanzarse para unirse al grupo de las primeras aerolíneas del mundo, como son Cathay Pacific Airways, Qatar Airways, Singapore Airlines y Emirates, que como se observa son asiáticas.
No obstante, ahí comencé a ver a India, desde los colores de los asientos del avión que me llevó de New Jersey a Mumbai, las comidas, compañeros de vuelo y atenciones recibidas. En las revistas de negocios producidas en India y acerca de India que consulté en el avión, pude tener una idea de cómo va este país en ese renglón, sin lugar a dudas los indios están en la cresta de la ola y en muchos casos, son los que crean la nueva ola en el mar de las oportunidades.
Pude ver como todas las revistas de negocios se enfocaron en la nueva campaña del Primer Ministro Narendra Modi, titulada “Make in India”, que con esa frase escrita en un gran león lo dice todo: promover la producción, convirtiendo a India en un centro manufacturero, o sea, ser la nueva fábrica del mundo; abrir la inversión extranjera directa en los importantes y hasta estratégicos sectores de defensa, ferrocarriles y construcción; en fin, mejorar el ambiente de negocios.
Como habrán notado, antes de llegar a India estaba constatando porqué es hoy una de las economías de mayor crecimiento del mundo, la tercera en PIB medido a Paridad de Poder Adquisitivo (PPA). Pero la impresión de estos días aquí en India, compartida con delegados de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Guatemala, Haití, México, Panamá, Perú, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela, la contaré con detalles en la próxima entrega.