Talvez te resulte extraño el término, pero ya comprenderás su importancia.
La indefensión aprendida es un estado psicológico que se produce cuando llegas a asumir que no tienes el control de la situación y que hagas lo que hagas, no podrás mejorar tu realidad. Te resignas a tu suerte y te crees sin esperanzas.
Para que lo entiendas mejor, te mencionaré el cuento El Elefante Encadenado, de Jorge Bucay: Un niño al salir del circo observó que el elefante estaba atado con una gruesa cadena, a una pequeña estaca clavada en el piso. El niño comprendió que la pequeña estaca no tenía la resistencia para contrarrestar la fuerza del animal. Aunque se le dijo que estaba amaestrado, el niño insistió en comprenderlo mejor. Se le explicó que cuando pequeño, al elefante se le ataba así. Al ser pequeñito se pasaba los días tirando de la cadena para liberarse, hasta que finalmente dejó de luchar comprendiendo que era inútil. El elefante creció y con la corpulencia que desarrolló, podía arrancar decenas de estacas como la que le aprisionaba, pero no lo hacía. Se rindió y cree que no puede. Es una especie de prisión psicológica. No lo sabes, pero eso también podría estarte ocurriendo a ti.
Niños pequeños que lloran durante largo tiempo sin ser atendidos, llega un momento en que ya no lloran, sin importar las necesidades que tengan. La indefensión aprendida hace que las personas se mantengan pasivas, deprimidas, sin esperanzas y limita su aprendizaje. Los psicólogos suelen utilizar la terapia cognitiva-conductual para tratar este bloqueo.
Pero también a nivel social estamos viendo un proceso de indefensión aprendida. Percibimos tendencias a enfocarse en aspectos negativos de la existencia. Se tiende a decir que somos malos, que la maldad supera al bien, que ya no hay amor, que los políticos son todos corruptos, que la muerte es lo único seguro, que sólo algunos pueden progresar, que no podemos detener el cambio climático, etc. A todas estas expresiones fatalistas, agregan: no hay nada que podamos hacer.
Tú y yo podemos hacer poco. Pero es importante que hagamos ese poco. Porque actualmente la población mundial consiste en 7 mil millones y casi todos están diciendo que nada puede hacerse. Se pierde la esperanza, porque otro no toma la iniciativa. Todos los días esperas que aparezca el héroe que arregle lo que entiendes que debe arreglarse. Pero lo que estés viendo mal, es posible que a ti te corresponda arreglarlo o gestionar que lo arreglen. No debes sentirte víctima.
Cuando estés en la etapa final de tu vida, más que atormentarte por no haber logrado algo, lo que realmente lamentarías es decir: no lo intenté. Si Dios te pide que empujes a una montaña, empújala. Si no se mueve, ese no es tu problema. Pero cuando una simple persona intenta empujar una montaña, de alguna manera, alguien que no ves lo ve, y pasan maravillas. Los seres espiritualmente más evolucionados se conmueven profundamente cuando te ven sin recursos ni posibilidades, intentando hacer lo necesario.
Hay algunas expresiones que deben desaparecer de nuestro vocabulario. Si aseguras que no hay personas honestas, estás diciendo claramente que tú no lo eres. Cuando dices no hay nada que hacer, significa: yo no haré nada.
Los humanos no son malos, aunque a veces hagan cosas malas. Si crees que todo es maldad, lamentablemente sólo estás mirando el lado obscuro. Cierto, existe la noche, pero siempre amanece. Algunos escogen la luz, muchos las sombras y otros las tinieblas. Si analizas la Historia, notarás que ahora somos mucho menos violentos.
Para actuar, normalmente observamos lo que hacen los demás. Pero si tu vecino no cambia, ese no es tu problema. Si quieres un mundo mejor, mejora tú. Tú también eres parte del Mundo, si hoy decides realmente cambiar, en verdad el mundo comenzará a cambiar contigo. Las sombras no resisten la luz.
Haz un ejercicio. Piensa en todos los: no puedo que te limitan y visualízalos mentalmente intercambiándolos por: yo puedo. Muchas veces son realmente “pequeñas estacas”. El problema no es que te digan que eres un fracaso, sino el que llegues a creerlo. Siempre existirán las estacas, lo importante es que descubras que no pueden quitarte tu libertad.
Hay dos tipos de personas, las que esperan que pase y las que hacen que pase. El sueño infantil de que alguien venga a liberarte de tus pruebas, debe cambiar por la decisión adulta de superarlas. Ya no te quejes de los pasivos, simplemente actívate tú. Cuando descubras tu libertad, otros notarán que sus cadenas no son tan fuertes como creían. Muchos esperan ver para caminar, pero si caminas, verás.